Astronauta

Todavía me acuerdo del canguelo que pudo llegar a pasar el intrépido aventurero nadando en un mar supuestamente infestado de tiburones blancos... Iba armado con un larguísimo tridente y casi se lo clava él mismo de las vueltas que dio y los nervios que pasó. No es que yo le siga a todas partes, pero cada vez que me asomo a verlo se encuentra en un lugar distinto (y distante) del globo, a veces acompañado por un famoso del corazón al que somete a un tipo de preguntas que en otro contexto (un plató) jamás contestaría sin haber pasado antes por caja.

Calleja, en lugar de comprarles la exclusiva, los lleva de excursión a lugares remotos y allí los somete a inclemencias extremas para hacerlos soltar hasta la primera papilla. Por lo visto ha descubierto que a 5.000 metros de altitud, con treinta grados bajo cero y cierta aprensión a perder la vida, el ser humano, y especialmente el personaje público, te canta hasta 'La Traviata'. Ahora Calleja, que en el fondo de su alma nunca salió de su pueblo, va a perderse por esos andurriales siderales como quien se va de acampada. Jamás tuvo ni tendrá el espacio un cronista más locuaz ni la Tierra un embajador más castizo. Yo solo digo que si hay vida en otro planeta, Calleja la encuentra. Y como esos extraterrestres piensen que aquí somos todos tan majos como él... Nos invaden fijo.