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Sin Trancas y Barrancas ni proezas científicas, Pablo Motos dejó que Arturo Pérez Reverte dominara al cien por cien 'El Hormiguero'. El escritor presentaba 'Revolución', «una novela eminentemente de aventuras», anunciaba su autor que definía al protagonista: «Es un ingeniero de minas español ... que está en México en 1911 y se ve envuelto sin quererlo en la revolución mexicana». Un relato que le inspiró un amigo de su abuelo. «Soy escritor cazador. Está el escritor que se queda en casa creando un mundo interior y el cazador, que es el que sale fuera a cazar piezas para su zurrón. Y un día todo eso toma forma en torno a una novela», explicaba.
El presentador puso las cartas sobre la mesa al preguntar por un atraco a un banco en el que Reverte se vio involucrado. «Ocurrió el 4 de abril del 77, yo tenía 25 años. En un lugar que se llama Teseney, en Eritrea. Yo estaba con los guerrilleros eritreos que tomaron la ciudad. Y después de eso atracaron el Banco Comercial de Etiopía y fui con ellos. Volaron la caja, mataron a todo el mundo y sacaron el dinero», recordaba. Motos quedó impactado al escucharle. «Me he quedado en shock cuando has dicho que mataron a todo el mundo», apreció el comunicador. «Es que en la guerra matan a la gente», apuntó el aludido.
💬 @perezreverte: "El mundo es un lugar peligroso en el que cuanto más precavido y formado estás para hacer frente a lo peligroso, tendrás más posibilidades tienes de sobrevivir" #ReverteEH pic.twitter.com/tBShvu6VOR
El Hormiguero (@El_Hormiguero) October 18, 2022
«La guerra huele a plástico quemado y a gente que se pudre. Además, es un olor que se te queda, no se va», contaba el literato cuyas experiencias sobre el terreno alimentan sus novelas. «Después hubo una ofensiva etíope y había que huir hacia Sudán. Me dieron un kalashnikov y me dijeron que me buscara la vida. Fuimos hacia la frontera y ahí nos dieron, pero bien. Y cuando la crucé me confundieron con un mercenario y me metieron a la cárcel. Estuve una noche y un día con disentería. Creía que me quedaba ahí», evocaba.
«Estábamos adiestrados para eso, era nuestro trabajo y éramos profesionales», argumentaba el autor refiriéndose a su trayectoria como reportero de guerra. Reverte tiene claro que aquello fue un aprendizaje. «El mundo es un lugar peligroso en el que cuanto más formado estas, más posibilidades tienes de sobrevivir. Cuando te quitas la máscara, te quitas el barniz civilizado y te enfrentas a la ambición, a la crueldad, el salvajismo, la venganza o la lujuria, el ser humano se comporta en lo bueno y en lo malo de una forma fascinante. Nosotros también podemos ser el monstruo debidamente condicionados», aleccionaba.
“Los jóvenes no están preparados para el iceberg del Titanic” - @perezreverte #ReverteEH pic.twitter.com/NDsGZObtyd
El Hormiguero (@El_Hormiguero) October 18, 2022
Reverte aprovechó la charla para reivindicar el trabajo de sus compañeros. «A un periodista lo matan en la guerra trabajando, no le asesinan. Ellos sabían lo que hacían allí», denunciaba. Y atacaba entonces al sistema educativo. «Estamos criando generaciones de jóvenes que no están preparados para cuando venga el iceberg del Titánic. Los criamos sobreprotegidos y es un error porque les hemos quitado los mecanismos defensivos. Están confortablemente instalados en un mundo ideal. Eso nos hace muy vulnerables», criticaba. Y profundizaba: «Estamos en un final de época y este mundo tal y como lo conocemos se muere. Ahora vienen otros imperios diferentes. Lo que hizo occidente se está acabando. Nuestro concepto de la ética, la moral y la solidaridad está siendo desplazado por otros conceptos diferentes. Nos hemos dormido en el buenismo y en el confort. Y no hay solución», decretaba.
«Si hubiese un juicio de Nuremberg cultural para castigar a los culpables de que en España se haya desmantelado la cultura y la educación, faltarían cuerdas para colgar ministros. Y hablo de los últimos cuarenta años. Si uno es mal estudiante, que suspenda. Yo repetí tres cursos en bachillerato. Hay niños que son inteligentes y niños que no lo son. Al estudiante brillante, prémialo, y al que no es brillante, ayúdalo. Pero no intentes rebajar al brillante a la altura del mediocre porque entonces te los estás cargando a todos», afeaba el escritor que matizaba que no se estaba metiendo con ningún político en concreto. «No tengo manía a ningún partido, les tengo manía a todos», zanjaba.
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