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Así están las cosas. Antonio Canales ha pasado del barco encallado a la playa, de la arena al destierro y del destierro, a su casa. El bailarín fue el primer expulsado de esta edición de 'Supervivientes'. La semana pasada lo deportaban a una cala junto ... a Lola y esta semana llegaba Palito, la nominada peor parada del cuarteto inicial. Gianmarco se salvó el martes y en la palapa sortearon el castigo Alejandro y Tom. De manera que la sobrina de Miguel Bosé acababa en Playa Destierro y tres son demasiados para un rincón tan pequeño, así que el público debía decidir quién abandonaba definitivamente el concurso. Y fue Canales el condenado.
«Me voy como un gran superviviente», se despedía el artista dejando a Lola llorando desconsolada. Y eso que minutos antes el público había decidido regalarle un juego de calzoncillos porque los que tenía estaban llenos de agujeros. A petición de Jorge Javier Vázquez, el Premio Nacional de Danza no tuvo reparos en probárselos en directo, desnudándose ante la audiencia. Luego le vino la vuelta. Lara Álvarez se mostraba apenada por la marcha del bailaor y el presentador le dijo a ver cómo podía animarla. «Haz un Canales», le propuso la comunicadora. Y Vázquez cerró la jornada con humor enseñando el culo al público.
Antes, Marta, Melyssa y Omar eran nominados por sus compañeros y Alejandro Albalá, que había logrado el collar de líder, sumó a la lista negra a Tom. Todos tienen cuitas pendientes a tenor de cómo transcurrió la última velada. Marta, que durante las primeras semanas estaba ausente, ha resucitado metiendo cizaña entre sus compañeros y cargando duramente contra Melyssa. «Parece que aquí yo voy a ser la mala porque cada vez que le digo algo se pone a llorar», vaticinaba la veterana 'gran hermana'. Pero Melyssa no se arredró y le plantó cara provocando más discusiones.
Tom también tiene varios frentes abiertos. Además de lidiar con su ex -con la que a veces congenia y otras, no- ha chocado con Olga por una broma que le gastó la mujer de Antonio David y él no supo encajar. El marroquí la llamó «sinvergüenza» y se armó la de san Quintín. Nada grave, las aguas volvieron a su cauce tras unos perdones mutuos. Los que están peor avenidos son los habitantes del barco encallado. Allí los hombres van por su lado, hartos de que Lara y Alexia los pongan a caldo cada vez que pueden. Sajén sostiene que Carlos tiene muy mal perder y eso le pone de los nervios. El chef, por su parte, reconoce que siempre pelea para ganar, pero procura llevarse bien con todo el mundo. Agustín Bravo apoyaba sus palabras, pero se ve que las chicas no están cómodas con ellos. Y luego está Sylvia Pantoja que es la quinta en discordia y vaga perdida por la embarcación sin rumbo fijo.
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