Amaia Aberasturi cuenta en 'El Hormiguero' cómo vivió el rodaje de un trío en 'La edad de la ira'

A pesar de su juventud, la pareja no dudó en confesar sus preocupaciones adolescentes. «Yo me desarrollé un poco tarde y eso me preocupaba, luego di el estirón completo», contaba Manu. Su compañera reconocía que no había tenido ese problema. «He sido muy chiquitita siempre», revelaba entre risas la intérprete que compagina la actuación con los estudios porque su gran ilusión es ser profesora. «Me encanta. Ya he hecho prácticas. Me gusta el hecho de poder ayudarles en un camino que creo que es importante», declaraba.

Manu y Amaia encarnan a Marcos y Sandra en la serie, dos amigos que comparten clases en el instituto con un tercero, Raúl, con el que acaban haciendo un trío. La pareja no dudó en comentar cómo fue para ellos rodar esa secuencia. «Estaba muy nerviosa porque no sabía cómo gestionarla, pero como los tres nos llevamos genial desde el primer momento, salió todo por sí solo», explicaba Aberasturi. Y Ríos añadía: «La primera vez que ruedas algo así te cuesta porque estás muy expuesto, te está viendo mucha gente. Lo importante es normalizarlo y ya está», resolvía haciendo hincapié en que cuando hay escenas de sexo en el cine, «es todo muy mecánico, como si fuera una coreografía», desvelaron.

Tecnicismos aparte, Amaia se sonrojaba al narrar algo que le sucedió al comienzo del rodaje. «Esta anécdota es terrible. Para las secuencias de desnudo, si no quieres que se te vea nada y también para sentirte más protegida, hay trucos. Por ejemplo, si no quieres que se te vea el pezón, te pones unas pezoneras. Y hay una especie de pegatina que se pone abajo. Es como una especie de tanga de color carne que ni se ve ni se nota. Yo tenía una secuencia en la que llevaba bikini, pero me la puse por si acaso. El caso es que estábamos grabando y me estaba meando muchísimo. Me dijeron que fuera a una caravana cercana que no tenía luz. Me bajé el bikini y se me olvidó lo que llevaba y me puse a mear encima de esa cosa. Acabé pringada. ¡Y era solo el segundo día de rodaje! Con qué cara volvía yo al plató. Llamé a la chica de vestuario y se lo conté. No me preguntes ni por qué ni como, pero me he meado encima de esto», tuvo que confesar la joven. Menos mal que la profesional que la atendió estaba de vuelta de todo y la atendió con suma amabilidad quitando hierro al asunto.