Almeida, alcalde de Madrid, desvela sus técnicas de ligue y cómo vivió la final de la Champions entre el Real Madrid y el Atlético

«Ser alcalde y soltero puede llamar la atención y más con mi físico», reconocía el alcalde entre risas, que desveló sus técnicas «tradicionales» de ligue. Eso sí, nada de Tinder. «Nunca lo he utilizado, tampoco antes de ser alcalde». Lo que sí dejó claro es que su vida está marcada por el caos. «Me dicen que mi cocina se asemeja más a la de un estudiante que a la de un alcalde: cervezas, huevos...»

El actual portavoz del PP a nivel nacional es un hincha rojiblanco confeso. El Atlético de Madrid es su pasión, y tal y como dice la canción de Sabina... sufre de lo lindo. Su peor recuerdo data de la final de Champions de 2014. Real Madrid y Atlético se jugaron en Lisboa el título más importante del fútbol europeo con final fatídico para los colchoneros. «Viví la final en el coche. Me fui desde Madrid hasta Guadalix de la Sierra por los nervios. Ni lo escuché por la radio. Viví los últimos 5 minutos con mi madre en casa. Cuando vi el cartel del tiempo de descuento le dije a mi madre: 'No nos va a pasar como en Bruselas hace 40 años...' -el Bayern marcó en el último segundo- y de repente, gol de Ramos». Pablo Motos, entre risas, no pudo aguantarse la pregunta: «¿Qué tal te cae Ramos?». El alcalde continuó con la broma: «Mmmm... Solo borraría diez segundos de su vida».

Precisamente quiso comparar el cambio de estadio del Atlético con la mudanza de su partido de Génova 13: «Soy muy poco sentimental. Mira el Atleti, ahora estamos en el Wanda, y en el Calderón he llorado, ganado...». El portavoz del PP coincide con Pablo Casado en dar «un puñetazo en la mesa» para romper con el pasado que atormenta al partido. «Me parece buena idea cambiar de sede. Los españoles nos piden ejemplaridad y nosotros estamos cansados de todo esto. Entendemos el cabreo de la gente», afirmó.

No tardó en salir el nombre de Bárcenas a la palestra y por supuesto, el de su «amiga» Esperanza Aguirre, quién le introdujo en las listas electorales de 2015 que le condujeron al Ayuntamiento de Madrid por primera vez. «Confío en ella absolutamente. No tengo nada que decir sobre el juicio pero espero que acabe de la mejor manera para Esperanza». Para recuperar el ambiente jocoso, Almeida desveló como se toma la expresidenta madrileña el perder una apuesta: «Nos apostamos 5 euros y le gané. En el bar después del partido me sacó el billete y me escribió: 'Para pepito el cabrón'».

La borrasca Filomena que sacudió a Madrid con una de las nevadas más grandes jamás registradas en el último siglo causó importantes estragos de los que aún la capital no se ha recuperado. «Madrid no está acostumbrada a grandes nevadas. Cuando veía a la gente esquiar en y pasándoselo bien pensaba 'esta gente no sabe lo que hay ahí debajo...'».

El frío le trajo a la memoria otra anécdota. Precisamente con el Rey. Era un día de mucho frío y Almeida por no perder elegancia acudió al acto que se celebraba en plena calle sin abrigo. «Me imaginaba que el Rey iba a llegar sin abrigo, y de repente se bajó del coche con un gran chaquetón, y me preguntó 'alcalde, ¿su abrigo?'».

Un divertido juego en el que Almeida tenía que describir a siete políticos de la actualidad dejaron uno de los momentos más graciosos del programa. El alcalde se iría de fiesta con Isabel Díaz Ayuso, compartiría piso con Pablo Casado, se deshaogaría con Inés Arrimadas y confiaría en Cayetana Álvarez de Toledo para que le sostuviese la cuerda con la que haría puenting. Los negocios los compartiría con Abascal porque «es de fiar», no tanto como Sánchez, al que «no le dejaría las llaves de casa» y en caso de planificar un atraco «escogería a Pablo Iglesias».

El juego sirvió para tender puentes con Ciudadanos. «El votante de centro-derecha tiene demasiados partidos a elegir», respondió al reiterar de nuevo su «admiración» por Arrimadas. Incluso para el alcalde es más fácil tender puentes en el trabajo que en la familia. «Tengo un hermano que se presentó por Vox en Soria y espero que vuelva...», reconoció bromeando. No es el único miembro familiar que ha cambiado de chaqueta. «Mi sobrino me dijo que prefería a Ortega Smith a mí porque era un acomplejado».