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Ainhoa Arteta recuerda la agresión sexual que sufrió en Nueva York

La cantante vasca protagonizó el programa de Samanta Villar en el que realizó un viaje nostálgico para repasar los buenos y malos momentos de su vida

Martes, 6 de octubre 2020, 01:46

Empezaron en Tolosa, en su casa natal, un lugar en el que no es capaz de dormir por la cantidad de recuerdos que le trae. Allí Ainhoa Arteta desveló que el primer disco que escuchó era 'Carmen', «me lo regaló mi padre», puntualizó. ... Y es que desde muy pequeña la música le acompaña. «Yo no creo que a mí me gustó la música, pienso que a la música le gusté yo», le decía a Samanta Villar, anfitriona del singular periplo que la llevó a rememorar la férrea disciplina con la que su aita, José Ramón, la educó en la música. «Todos los días hacía media hora de vocalización y otra media de canto junto a sus compañeras», describía el progenitor que ni en sueños pensaba que su hija iba a llegar tan alto. «No me quiero morir para seguir escuchándola», afirmaba.

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«Cuando era severo lo odiaba con profundidad», aseveraba la diva sobre su padre, pero el tiempo le llevó a entender sus métodos y su rigor. «Las 50.000 pesetas que ganaba al mes eran para su educación musical», explicaba el padre orgulloso de la inversión. Las lágrimas afloraron al recordar a su madre, «el ángel de la casa», sostenían a dúo. Uno de los momentos más difíciles para Arteta fue su despedida. «Canté en su funeral porque ella me lo pidió», evocaba emocionada.

Tras sus primeros pasos en su tierra, la artista se mudó a Nueva York para consolidar allí su carrera. «Trabajaba cosiendo para ganar el dinero que me costaban las clases», ilustraba. Luego se colocó como cuidadora de la hija de su maestro americano, Melinda. Y la niña, ya adulta, quiso mandarle un vídeo dedicándoles unas bonitas palabras. «Aprendí inglés viendo las películas de Disney con ella», descubría la cantante. Pero la ciudad de los rascacielos también supuso un duro golpe para la intérprete. «Un día volvía de cuidar a Melinda y alguien me siguió desde el metro y se coló en mi apartamento», comenzaba a describir. La dura secuencia marcó negativamente a la entrevistada. «Fue muy duro y desagradable. Me quedé paralizada. Luego la policía me dijo que tuve suerte porque no me habían matado», zanjó. La agresión le ha dejado graves secuelas a la artista. «Nunca salgo a pasear por la noche en los viajes que hago», narraba, «y con la sexualidad mis parejas han tenido que tener mucha paciencia».

Pasado el mal trago, la travesía continuó acercándose hasta Tolosa, donde Arteta exhibió sus dotes con las tijeras. «De no haber sido cantante, sería peluquera», manifestó orgullosa tras peinar a varias clientas. Su tía Conchu Ibarrolaburu y sus amigas Nekane, Matxalen y Asun compartieron anécdotas. «Siempre ha sido una cabeza loca», definían sus colegas de juventud. «Una vez acabamos colgadas de un barranco por seguir a unos tíos», decían entre risas. La aventura sirvió para destapar la afición de la soprano por Eurovisión. «Me sabía todas las canciones antes de que empezara el certamen», declaraba una mujer que se ha casado cuatro veces y tiene dos hijos. «Cuando me quedé sin voz pensé en hacer un programa de televisión sobre óperas», anunciaba, «afortunadamente la recuperé».

En su oficio, muchos la llamaban 'la Top Model de la lírica', mote que a ella no le gustaba nada. «A veces se banalizaba con eso, pero yo tenía muy claro que no estaba ahí por mona», sostenía. Y agregaba: «Ahora se premia más el físico porque ha entrado el cine, y a mí eso me perjudica porque soy mayor». No pasa nada porque si de algo puede presumir Artea es de tesón y audacia. «Me llaman Lady Corcho porque a mí no me hunde ni Dios», resolvió con arte.

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