«Vascos y andaluces creo yo que tenemos mucho en común», opinaba Ainhoa Arteta nada más llegar a la finca sevillana de Bertín Osborne. La soprano repasaba en 'Mi casa es la tuya' su trayectoria, arrancando con los últimos sucesos que casi le cuestan la ... vida. «A mí me salvó Andalucía, concretamente el Hospital Virgen del Rocío. No tengo palabras para agradecérselo», contaba la artista. Un cólico nefrítico se complicó y terminó en un fallo multiorgánico y seis días en coma inducido. «Me daban tres horas de vida», manifestaba Arteta ante un impactado Bertín.
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«Desde entonces celebro la vida», dictaminaba la entrevistada que sufrió varias amputaciones y se quedó sin voz a raíz de las intubaciones a las que la sometieron para salvarle la vida. Luego la volvieron a operar –«a cuerda abierta», declaraba- y recuperó la voz. «Aunque todavía estoy en recuperación, hay tres notas que se me resisten», confesaba. Alegre y resolutiva, la diva centró entonces la conversación en el amor. «Mis amigas me tienen prohibido enamorarme. Tengo el corazón muy abajo. Hasta que no tenga el corazón en la cabeza no puede ser», comentaba dejándole claro al presentador que no era su tipo.
«No soy nada ligona, he sido más bien arisca. Soy de bufar», puntualizaba. Ese modo de actuar tiene explicación porque la vida de la artista vasca no ha sido fácil. A los seis años trataron de abusar de ella. «Me salvaron los gritos que daba. Llegué a casa y me había defecado encima», recordaba emocionada. Tiempo después, en Nueva York, la violaron. «Esos dos episodios han hecho que sea todavía más reticente en el amor. Soy yo la que escojo, pero escojo fatal», admitía en referencia a sus cuatro matrimonios fallidos. Y quería dejar claro: «Jamás he sido infiel».
Arteta presumía de sus raíces en el programa. «Contabilizados tengo 32 apellidos vascos. Soy vasca por los cuatro costados. Ser vasco es una actitud, pero lo mismo que soy vasca soy andaluza», aseguraba una estrella de la ópera que destila energía por sus poros. «Me llaman Lady Corcho porque no me hunde nadie», sostenía con salero.
La música ha ocupado gran parte de su vida, privándola de muchas cosas. «Mi padre iba para cura y yo me quedé sin hacer la Confirmación porque no podía faltar a los ensayos», ponía como ejemplo. Aunque uno de los momentos más desgarradores fue cuando relató un episodio con su hija. «Cuando murió mi madre, que cuidaba mucho de ella, la trajeron conmigo. Yo tenía que salir al escenario y ella se agarró a mi falda porque no quería separarse de mí. Arrancar a tu hija de tu pierna y salir a cantar fue algo que se me ha quedado grabado para siempre. Y ella jamás me lo ha reprochado», evocó.
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«Me he dejado muchos amantes en el tintero», bromeaba la de Tolosa, que desvelaba que se llevaba bien con todos sus exmaridos. «Ahora se llevan los follamigos, pero yo aún no estoy lista», apuntaba con guasa provocando una carcajada a Osborne que le decía: «Tienes que pegarte un desfogue en algún sitio. Luego te haré alguna proposición». Y la soprano respondía tirando de humor: «No, tú no, que no me pones nada».
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