Entró para calentar el 'reality' y fue expulsada a las pocas semanas, siendo repescada inmediatamente. Adara Molinero aterrizó en 'La casa de los secretos' tras verter unas duras declaraciones contra Mediaset. Cuando se anunció su ingreso en el concurso muchos se quedaron de piedra ... pómez, ¿ese era el premio a llamar «canal de mierda» a Mtmad y cargar contra otros programas de la cadena? Quizá lo que imperó fueron los bajos registros que cosechaba el programa al principio y ella apartó sus prejuicios a cambio de un buen cheque. El caso es que la joven volvió a su lugar de confort, solo que esta vez le falló la estrategia.
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Para salsear un poco, la organización decidió, antes de saberse si Adara era o no la expulsada, meter dentro a su padre. Llevaban dos años sin verse y el encuentro fue otro culebrón. «¡Qué fuerte! Estoy temblando», se expresaba ella al ver a su progenitor. Él, sin excesiva efusividad, animaba a olvidar el pasado y empezar de cero. «Eres lo que más quiero», manifestaba por fin Jesús Molinero. Y ella recurría, una vez más, a esa risa nerviosa o fingida -quién sabe- que le caracteriza.
Luego llegó el momento del duelo. Como si de una final se tratara, Cristina Porta y Adara contemplaban las imágenes sobre sus cabreos más sonados, debatían sobre ellos apoyados por Miguel Frigenti y Luca Onestini y exteriorizaban su desasosiego ante la decisión final. Antes, esa misma madrugada, Cristina y Luca habían dado rienda suelta a su pasión. Muy conveniente todo. «Ha sucedido. Se han hecho de rogar, pero se han besado. Se han besado muchísimo», manifestaba exaltado Jorge Javier Vázquez. Y efectivamente veíamos cómo la parejita, después de 76 días de tonteo, cruzaban la frontera unas horas antes de la posible expulsión de la reportera. Lo dicho, oportuno.
Todo estaba sembrado, ahora había que recoger la cosecha. El arma de Adara era cuestionar la relación de su competencia. «Es totalmente falsa, están haciendo una carpeta», clamaba una y otra vez. Pero esta vez no le funcionó la fórmula. En el careo entre ambas, Adara volvió a tirar de victimismo, de esa sonora carcajada que crispa a cualquiera y de ironía repetitiva. A la experta en 'realities' le han fallado sus planes. Siempre ha actuado apoyándose en alguien y aquí solo ha encontrado a Frigenti, que es de su mismo perfil y acaban anulándose el uno al otro. Es como el payaso tonto y el listo. El que hace gracia es el torpe, pero necesita al 'cara blanca' para que reboten sus chistes. Aquí han ido los dos de listos y se esfumó la chispa.
Adara ya no sabe dominar el personaje que ha creado o, lo que es peor, el personaje la ha devorado. «Qué asco y que semana de mierda me espera», vaticinaba Frigenti al despedir a su amiga. No le falta razón, sobre todo porque unos minutos antes llamaba «pandilleros cargados de divismo» a Luca y Cristina. «Yo lo que quiero es no ser un payaso como tú», replicaba el italiano. Y poco más. ¡Ah, sí! También hubo una actuación en el último minuto que extrañó al personal. Cristina, Luca, Frigenti y Sandra Pica eran los nominados del grupo. Julen tenía la opción de liberar a alguno de los condenados a cambio de incluir en la lista negra a los Gemeliers o a Luis Rollán. Todos, hasta los Gemeliers, estaban convencidos de que Julen salvaría a su chica, a Sandra, a costa de castigar a los cantantes, pero el muchacho prefirió dejar las cosas como estaban. Sandra sigue nominada. ¿Otra traición?
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