Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Recuperar sin apenas cambios un formato con dos décadas de antigüedad y cuya última edición, hace siete años, fue un estrepitoso fracaso -hasta el punto de tener que adelantar varias semanas su final-, no parecían elementos que permitiesen anticipar un pelotazo televisivo. Pero, contra ... todo pronóstico, Operación Triunfo se ha convertido en el éxito de la temporada, la gran revelación de la parrilla que algunos ya comparan con el fenómeno social que supuso aquel primer programa que lanzó al panorama musical a Rosa López, David Bisbal, Chenoa o Bustamante. Mientras otro ‘reality’ exitoso en su día como Gran Hermano boquea patéticamente por el universo catódico, OT ha resucitado de sus cenizas con una generación de 'triunfitos' que arrasan en redes sociales y han despertado el fenómeno fan entre los veinteañeros.
El programa arrancó el pasado 23 de octubre y, tras una desastrosa primera gala trufada de fallos técnicos y otros derivados de la inexperiencia de los aspirantes, todo parecía que la vuelta del idolatrado ‘talent show' iba a pasar sin pena ni gloria. Telecinco hizo una fuerte estrategia de contraprogramación con 'La que se avecina' para ponerles aún más difíciles las cosas a los de Gestmusic Endemol. La jugada dio sus frutos y la serie se consolidó en el 'prime time' durante todo el primer mes tras el estreno. Pero poco a poco, los chavales empezaron a conquistar adeptos y con el final de 'La que se avecina...', el programa disparó su audiencia. La última gala, la número 11, en la que se dieron a conocer los cuatro finalistas, consiguió revalidar su récord de audiencia con un 19,5% de share, es decir 2.513.000 espectadores, datos que avalan sin lugar a dudas que el momento de revivir el formato había llegado. En Euskadi, consiguió un más que digno 18,5% de cuota pese a competir con 'El conquistador del fin del mundo', la gran apuesta de telerrealidad de ETB.
Aunque la expectación creada invite a establecer comparaciones con aquella mítica primera edición, un somero repaso a las audiencias, al menos las estrictamente televisivas, permite concluir que las diferencias son muchas. La gala 11 de aquel concurso, en la que fue expulsado Naím, cosechó nada menos que un 54% de cuota de pantalla, una cifra estratosférica casi impensable de conseguir hoy en día. La apoteósica victoria de Rosa fue seguida por 12,8 millones de espectadores, un 68% de share. Un auténtico fenómeno de masas y un momento histórico para los anales de la historia reciente de la televisión.
Pero han pasado casi 17 años y el impacto mediático se mide ahora de otra forma. Los coqueteos de Chenoa y Bisbal o las meteduras de pata de Rosa no fueron entonces momentos sometidos al juicio viperino de Twitter, ni fue posible inteactuar con los concursantes en Instagram, ni ver sus ensayos en YouTube porque, sencillamente, no existían las redes sociales, que que son las que verdaderamente están empujando el programa a una cota de éxito y popularidad que nadie esperaba. Javier Llano, director de Cadena 100 y jurado del talent show en tres ediciones (de 2005 a 2008) y Rosa Belmonte, columnista y experta en TV, coinciden al señalar el canal 24 horas en YouTube es uno de los elementos que ha hecho programa, que ha permitido recuperar la «audiencia juvenil, que no ve la televisión con fruición y menos un lunes de madrugada, cuando al día siguiente tienen clase. El canal de YouTube es abierto, muy accesible y les permite conectarse desde su móvil a cualquier momento y en cualquier lugar. Al final, todo suma para la audiencia», reflexiona el bilbaíno, que participó en una de las galas de esta edición como miembro invitado del jurado.
El espacio online tiene una fiel audiencia diaria (ha llegado a congregar 3 millones de espectadores en una semana) que a la vez comentan la jugada en Twitter, donde cuentan con todos los días consiguen ser trending topic. «TVE se ha encontrado un caramelo con esta edición, y buena parte es gracias a este extraordinario canal», coincide Belmonte. Una ventana abierta a la academia que, al mismo tiempo, se encarga de generar expectación de cara a la emisión de la gala. «El día que Amaia y Alfred interpretaron ‘City of Stars’ la mayoría de los seguidores ya la habían visto en los ensayos y estaban esperando ansiosos la actuación».
Esa interpretación a la que se refiere Belmonte, el tema principal de la oscarizada 'La, La, Land', ya es uno de los hitos de esta edición. Amaia Romero, la gran favorita para ganar el concurso, apenas tenía 9 meses cuando Chenoa coqueteaba con Bisbal; ahora es ella la que protagoniza el momento romático del concurso con Alfred. El dúo que protagonizaron no tiene mucho que ver con aquel tórrido ‘Escondidos’: con 4,2 millones de reproducciones en YouTube, la interpretación de la canción de Ryan Gosling emociona no solo por la sensibilidad y complicidad que demuestran, sino también por la profesional ejecución que realizan al piano a cuatro manos.
Esa es otra de las grandes diferencias: la preparación de los aspirantes. Los que han logrado encarar la recta final del concurso tienen formación academica y musical, un bagaje que marca distancias con anteriores ediciones. «El nivel de Amaia, por ejemplo, no se había visto hasta ahora en este tipo de concursos. Pero además de ese importante background, es una persona que es imposible que no te enamore por su carácter, por su simpatía y dulzura... No se había visto un encanto así desde Rosa».
Pero, como bien matiza Belmonte, es «otro tipo de encanto»; las diferencias entre ambas son abismales. Rosa López, por ejemplo, dejo los estudios a los 14 años y ayudaba en la pollería de sus padres cuando entró en el concurso. Amaia Romero, que ha admirado al jurado por sus sobresalientes interpretaciones desde la primera gala, ha finalizado a sus 19 años recién cumplidos los estudios de Bachillerato y está en el último curso del Grado Profesional de piano, ha recibido clases de canto, también toca la guitarra, el ukelele... «Ha cambiado el perfil del concursante porque en estos 17 años también ha cambiado mucho el país», reflexiona Javier Llano. «Tienen formación y una amplia cultura musical, dedicarse a ser cantantes es una opción que barajan pero bien podrían plantearse otras porque tienen preparación para ello». Destaca el detalle de que los 'triunfitos' de la primera edición tenían profesor de inglés y «a estos no les han puesto porque no lo necesitan».
Nadie duda que la selección de concursantes está «muy bien hecha» y no es algo casual: detrás está el olfato de la responsable de casting de Gestmusic Endemol y actual directora de la academia, Noemí Galera, «la mejor del país en estas lides y que ha desarrollado la habilidad de detectar al momento quién tiene talento y telegenia» para este tipo de concursos, alaba Llano. Los aspirantes han conectado con el público por su carácter natural y su espontaneidad. No han llegado resabiados, como ocurre en 'realitys' con cierta trayectoria, y hacen gala de una humildad y compañerismo que emociona y sorprende, por contraste con los perfiles insustanciales de 'grandeshermanos' y 'viceversos' que pueblan otros concursos. A diferencia de estos, transmiten su entusiasmo por aprender y superarse, su disciplina, inocencia, educación, lealtad... a una generación de 'millenials' «que se sienten muy identificados con ellos por su manera de ser y porque hablan de cuestiones como la bisexualidad o el 'bullying' sin prejuicios y con naturalidad», señala Belmonte.
A juicio de Javier Llano, esta es otra de las claves del éxito del programa: haber recuperado la promoción de los valores que cimentaban las primeras ediciones, en las que «se premiaba el talento, el esfuerzo, la constancia, el trabajo en equipo...» La llegada de Risto al jurado, cuando el concurso pasó a emitirse en Telecinco, «distorsionó todo aquello al convertirse él en la estrella del programa en detrimento de los concursantes. Mucha gente veía OT solo para ver qué barbaridad soltaba. Sin duda, Risto se cargó el formato», considera el bilbaíno, que se alegra de que ahora «de nuevo los concursantes sean los protagonistas absolutos».
Que el formato reviva ahora las mieles del éxito quizas sea simplemente porque, parafraseando a Jesús Vázquez, «la audiencia es soberana y se hace el moño donde le da la gana». Por cierto, que pocos echan en falta al presentador gallego, que se hizo cargo de cuatro ediciones del concurso: Roberto Leal es, para Rosa Belmonte, el «gran descubrimiento» de esta edición, por su espontaneidad, simpatía y la «calidez» que demuestra con los concursantes. Leal, que se forjó en España Directo y llegaba a probar fortuna desde un 'reality' fracasado (Hotel Romántico), ha logrado hacerse con el formato hasta parecer hecho a medida para él, algo que en la primera gala ya le vaticinó Rosa López que ocurríaría cuando «se sacase el palito del....» Aquel envaramiento ha desaparecido y ahora se mueve como pez en el agua por el plató, logrando dar dinamismo a las eternas galas que, a estas alturas del concurso, con menos concursantes, empiezan a hacerse un poco tediosas.
Representar a España es otro de los ganchos de audiencia que recupera el formato con su vuelta a TVE, responsabilidad que recaerá en uno de los tres finalistas. «Pero en este tema no podemos dejarnos llevar por el entusiasmo, la decepción de Eurovisión tiene que estar presente», advierte Belmonte, sobre lo no demasiado bien parados que ha salido los 'triunfitos' que han cumplido con este cometido. Después, llegará su lanzamiento comercial: «que tengan exito o no es algo de decidirá el público», apunta Llano. «Tendrán que trabajar mucho, hacer probablemente su travesía del desierto y demostrar que no solo saben interpretar canciones de otros sino que saben forjar su propia carrera». El bilbaíno vio ganar desde su posición de jurado a Sergio Rivero, Lorena Gómez y Virginia Maestro, la gran favorita de Risto, a la que encumbró a fuerza de machacar al segundo clasificado Pablo López. Ahora, Llano pone al malagurño como ejemplo de cantante que «logrado sacar su carrera adelante con mucho trabajo y que no solo ha ido a rebufo de OT». De la pupila de Risto, ¿quién se acuerda?
De momento, los concursantes desatan la locura en las firmas de discos, han recibido uno de oro por las ventas de su primer trabajo discográfico y se preparan para llenar estadios en la multitudinaria gira que protagonizarán cuando acabe el programa y que los organizadores han tenido que ampliar a más ciudades que Barcelona y Madrid; para la cita de Vista Alegre, ya no hay entradas.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.