Venecia, cuatro nacionalidades en tres suburbios

Los alemanes levantan en 1528 la primera sinagoga del Ghetto Novo, la Alemana o Tedesca, a la que sigue la de Cantón, que está en una azotea por la escasez de suelo. Prestan dinero y venden ropa de segunda mano. Cohabitan con los italianos menos acomodados. Gestionan tres casas de empeño, los bancos rojo, verde y negro, llamados así por el color de los recibos que entregan al cliente. Son negocios que no reportan grandes beneficios a la República. Sí lo hacen los de los levantinos, judíos otomanos ricos y sofisticados que dominan el mercado marítimo, a quienes la Serenísima otorga en 1541 el Gheto Vecchio. En 1589 se les suman los ponentinos, comerciantes sefardíes conversos huidos de España en 1492, a quienes se permite practicar el judaísmo con inmunidad ante la Inquisición. Su nivel económico y cultural se refleja en la dotación del barrio, que cuenta con las sinagogas Levantina y Española, un teatro, una escuela de música, librerías, tiendas y un hotel. En 1633, se añade el Gheto Novísimo para los polacos que escapan de las matanzas tras la revuelta de los cosacos de 1648. Debido a la peste negra y a la presión fiscal, la Giudecca languidece. En 1797 Napoleón conquista Venecia y derriba sus muros.