luisa idoate
Viernes, 24 de julio 2020, 21:03
La máquina de Babbage no se construye; no logra financiación. Lovelace quiere conseguirla ganando apuestas hípicas con modelos matemáticos. Fracasa. Se arruina y su algoritmo se olvida. Su método de tarjetas perforadas se incorpora un siglo después a las computadoras. Con él, Alan Turing ... crea en 1940 el ordenador que desentraña el código de la máquina Enigma con que los nazis cifran sus mensajes. Para ello, revisa y usa sus cálculos y reivindica su figura.
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Ada Byron salta de la calculadora a la computadora. Prevé el futuro. «La máquina analítica puede actuar sobre otras cosas además de números. Suponiendo, por ejemplo, que las relaciones fundamentales de los sonidos de la armonía y de la composición musical fueran susceptibles de adaptaciones a otros valores, la máquina podría componer piezas de música elaboradas en cualquier grado de complejidad o extensión». En 1843, anticipa procesamientos informáticos. La avalan los ordenadores que hoy generan música, cine, foto, texto, dibujo, pintura, planos de ingeniería y arquitectura, redes, videollamadas…
En su reconocimiento, el Departamento de Defensa de Estados Unidos llama Ada a un programa informático de aeronáutica y tráfico aéreo; la British Computer Society otorga la Lovelace Medal; Reino Unido convoca anualmente el BCS Women Lovelace Colloquium; el segundo martes de octubre se celebra el Ada Lovelace Day. Y hasta la cabecera de Google recuerda su nacimiento.
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