El valor de Milena
El latido cultural ·
Monika Zgustova ha novelado la intensa vida de Milena Jesenská en 'Soy Milena de Praga'Secciones
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El latido cultural ·
Monika Zgustova ha novelado la intensa vida de Milena Jesenská en 'Soy Milena de Praga'Al igual que Milena Jesenská (y que Kafka), la autora, Monika Zgustova, es checa y de Praga. Pero vive desde los años ochenta en Barcelona y su novela no es una traducción, la versión original está escrita en español y ha sido publicada por Galaxia ... Gutenberg. 'Soy Milena de Praga' (me gusta el título en el sentido de modesta declaración de identidad y puede que de principios), que era como ella misma se presentaba, es una narración diáfana que incurre un tanto en la linealidad, pero a cambio esa composición sencilla sirve bien al objetivo de hacer un retrato de Milena y contar su vida, cuyo interés y riqueza va más allá de la relación con Kafka. La novela está escrita en primera persona; Zgustova da voz a Milena para que cuente desde la subjetividad sus vicisitudes, conflictos y reflexiones. La estructura se completa con la inclusión de fragmentos de cartas y artículos escritos por Milena y pertenecientes a la intensa correspondencia de Kafka con ella: las famosas 'Cartas a Milena' que se pueden leer por ejemplo en la edición de Alianza.
Milena Jesenská era articulista, reportera y traductora literaria. Inició contacto con Kafka para que le permitiera traducir al checo su cuento 'El fogonero', que ya había sido publicado en alemán, el idioma en que escribía el autor de 'La metamorfosis' y del que Borges decía que más que una lengua era un universo completo. El hipersensible Kafka quedó satisfecho de la traducción y de la voz de aquella mujer especial. Entre 1920 y 1922 transcurrió la relación epistolar y el desarrollo de su historia de amor sobre todo por ese medio (Kafka murió en 1924, arrasado por la tuberculosis, con solo 41 años). Kafka seguía viviendo en Praga y su amada traductora en Viena, donde estaba infelizmente casada. Solo se vieron en persona dos veces, por reticencias y dudas de él, y durante escasos días. Parece que en una de ellas mantuvieron relaciones íntimas, pero tampoco el sexo era sencillo con Franz, o Frank, como ella le llamaba. Tras la muerte de Kafka, en su artículo de obituario Milena escribió que era un hombre bueno, sabio y solitario, y que estaba aterrorizado por la vida.
Milena era una mujer rubia, atractiva intelectual y físicamente, con distinción natural. Frecuentaba las tertulias literarias de los cafés de Viena, donde trataba con Karl Kraus o Robert Musil. Llama la atención su modernidad y las ideas claras. Era una convencida feminista 'avant la lettre' que creía en la necesaria igualdad entre hombres y mujeres. Y un espíritu libre. Su bisexualidad es importante para mitigar el oscuro periodo final en el campo de concentración de Ravensbrück con su confortadora relación con Margarete Buber-Neumann (que escribió 'Milena', una biografía de su amiga y amante). Margareta, que sufrió el gulag soviético, hizo caer la venda de Milena hacia Stalin y muchos años después escribiría 'Prisionera de Stalin y Hitler'.
He titulado el artículo 'El valor de Milena'. No me refiero a su valor intrínseco, que doy por descontado, sino al físico: Milena era valiente y una de esas personas que saben estar a la altura de las difíciles circunstancias. Durante la ocupación nazi en Praga formó parte de la Resistencia y ayudó activamente a la huida del país de ciudadanos judíos. Aunque ella no era judía, llegó a llevar por la calle la estrella de David amarilla como muestra de solidaridad con los perseguidos. Debido a sus artículos, sufrió condena de cárcel y terminó confinada en el campo de mujeres de Ravensbrück, donde trabajó en la enfermería. Allí veló por sus compañeras, fue generosa y útil. Enfermó de los riñones y murió en 1944, a los 48 años. Su cuerpo fue arrojado al horno crematorio y convertido en ceniza. Margarete sobrevivió y guardó su espíritu.
Uno se puede preguntar si Milena Jesenská habría alcanzado la posteridad sin las cartas de Kafka (que ella guardó hasta que pudo darlas a manos seguras). Si su compromiso y valía profesional habrían bastado para dejar una huella autónoma fuera de la larga sombra de Franz. Quién sabe. En todo caso, sea como sea, es para congratularse que podamos saber hoy de su existencia, que merece un justificado lugar en el acervo colectivo. Dijo de ella uno de sus allegados que pagó un alto precio por ser una persona extraordinaria. 'Milena' de Margarete Buber-Neumann y la novela de Monika Zgustova 'Soy Milena de Praga' resultan importantes para preservar su valiosa memoria.
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