La trinchera pacifista
Compromiso cívico ·
Terminó militando en la vanguardia cultural más activa en la denuncia de ETASecciones
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Compromiso cívico ·
Terminó militando en la vanguardia cultural más activa en la denuncia de ETAAquel Eduardo Chillida que conoció a Ricardo Ugarte en la galería Espelunca de la calle Bergara de San Sebastián, frente a la entonces librería Ramos, era ya el artista con la conciencia del compromiso. El escenario no era fácil al inicio de la Transición. En ... el contexto, las aguas convulsas de una Euskadi que comenzaba a institucionalizar su sistema de autogobierno y a disfrutar de las libertades democráticas tras el largo 'tiempo de silencio' del franquismo, pero con una violencia que quería precisamente hacer descarrilar el proceso democrático desde su defensa de una ruptura. El proceso fue complejo y las élites culturales vivieron ese momento difícil no exentas de contradicciones. Una parte de las mismas empezaba a comprometerse de forma activa en el compromiso. De aquella época se recuerda la implicación del escultor en la campaña contra el proyecto de la central nuclear en Deba y en la creación de las primeras Gestoras pro amnistía, de cuyo emblema fue artífice y de cuya puesta en marcha fue protagonista.
Pero Chillida representa como pocos el cambio de percepción que provocó la persistencia del terrorismo en esa parte de la sociedad vasca que había construido un imaginario de resistencia en el proceso de Burgos, y que envolvió a ETA en el mito antifranquista. ETA se convirtió en un fin en sí mismo ftuto de su esencialismo y de su apuesta por imponer un proyecto totalitario al conjunto de la sociedad vasca. Chillida se resistió a esa pretensión y terminó por convertirse en un referente del rechazo social a la violencia, participando en los primeros movimientos que, ligados a Gesto por la Paz, denunciaron a ETA y criticaron su deriva. Uno de los primeros fue precisamente el llamado 'Manifiesto de los 33', firmado el 27 de mayo de 1980 por escritores, pensadores y artistas vascos y pionero en la lucha contra la violencia. Entre los firmantes se encontraban, además de Chillida, Aita Barandiaran, Koldo Mitxelena, Julio Caro Baroja, Juan San Martín, José Ramón Recalde, Gabriel Celaya, Idoia Estornés, Ibarrola y Néstor Basterretxea. Otro manifiesto es 'Isiltasuna ez da aterpe/El silencio no es cobijo', publicado por diversos agentes de la cultura vasca en septiembre de 2000.
Chillida tuvo un papel clave en la campaña del lazo azul, el símbolo más conocido de los movimientos sociales (creado por Ibarrola a partir de la letra 'a' de la palabra 'askatasuna-libertad'). Aquella dinámica tuvo gran repercusión para exigir la liberación de Julio Iglesias Zamora, de José Antonio Ortega Lara y de José María Aldaia. Chillida fue el autor del cartel de la manifestación 'Paz ahora y para siempre'. Estuvo involucrado desde el principio en el movimiento contra la violencia, y aquella manifestación multitudinaria -convocada por el Pacto de Ajuria Enea en marzo de 1989- fue un salto cualitativo en la conciencia cívica. Sus mensajes por la paz en la radio marcaron todo un testimonio en la lucha cultural contra ETA. «Demostradnos que sois capaces de una buena acción. Soltad a Aldaia», señaló en una alocución grabada en todas las emisoras vascas que supuso un antes y un después en su compromiso. El escultor se implicó, además, de forma activa en la organización del concierto por la paz en Anoeta en 1995, para el que se pidieron trabajos a Chillida, Basterretxea y Ugarte.
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