
Tras la pesadilla balear de Frédéric Chopin
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Jean-Yves Clement construye en 'Le retour de Majorque' un falso relato en primera persona sobre el fin de su estancia en la isla y la composición de los Preludiosabraham de amézaga
Viernes, 21 de mayo 2021, 23:15
Quienes conocen la trayectoria de Frédéric Chopin (1810-1849), y en concreto su estancia en las Baleares, saben que no guardaba un recuerdo dulce de su época allí -el invierno de 1838-, sino todo lo contrario. «El músico sufrió mucho porque durante su estancia no paró de llover y él estaba acostumbrado al clima frío del norte de Europa», señala la psicóloga gala Laurence Augier, quien menciona la obra 'Un hiver à Majorque' (Un invierno en Mallorca), escrita por George Sand; y subraya además que a pesar de que en la Cartuja de Valldemosa, donde residieron, había un piano, «el compositor nunca tocaría en él», con lo que la estancia resultó aún más larga y frustrante.
Allí había recalado junto a su amante, Aurore Dupin (1804-1876), más conocida por su seudónimo de George Sand, y las dos hijas de esta. Él, 28 años; ella, seis más. El polaco Chopin ya había alcanzado popularidad en París, y descubierto el amor femenino. Dos años antes de llegar a las Baleares había conocido a aquella mujer que se vestía de hombre, porque además de ser más cómodo, según ella misma, le permitía acceder a lugares reservados solo para los caballeros. La relación entre ambos duró nueve años. Al poco tiempo de que llegara a su fin, aquel hombre de salud débil, un tanto consentido y tocado del «encanto de los genios», como lo define Ève Ruggieri, autora de 'Chopin, l'impossible amour', se apagaría.
Pues bien, tras aquel invierno de angustia, que no hizo más que minar la salud del pianista y compositor, y porque toda estancia tiene un final, tocaba retornar a Francia, con lo que nada mejor que imaginarlo por medio de otro libro: 'Le retour de Majorque' (El regreso de Mallorca), donde la pluma de Jean-Yves Clément se meterá en la piel del artista, construyendo un «falso diario, compuesto de hechos exactos» y que «traza de nuevo el viaje de Chopin y George Sand de Mallorca a Nohant, entre febrero y junio de 1839». Un relato en primera persona o «crimen literario, por amor», como figura en la dedicatoria; donde el estado de ánimo del protagonista y su producción irán creciendo conforme pasan los días y se aleja cada vez más de la isla, rumbo a Nohant, en el centro de Francia y en la que se halla la casa de Sand. Será de algún modo «el diario de mis Preludios». Nuestro Chopin estará feliz de llegar a Marsella, de reencontrar el verano «tras la fría montaña de Valldemosa», a pesar de que confiesa sentir que se consume «poco a poco».
George Sand está en un segundo plano, porque el protagonismo, además del sentimiento de Chopin y sus reflexiones en torno a la música, lo tendrán sus Preludios, que no serán, dice, «más que veinticuatro variaciones de mi soledad». Él, que está muy de acuerdo con la idea de Victor Hugo de que «la forma no es más que el fondo que remonta a la superficie», compondrá su segundo Preludio inspirándose en «las horas más oscuras vividas en la isla». La primavera marsellesa no tendrá «el exotismo de la de Palma», pero eso no le impide sentirse mejor. El tiempo es sin duda mucho más clemente, lejos de la insoportable humedad de sus días en la isla española, cuyos habitantes son «rudos y salvajes», mientras que los genoveses, en cuya ciudad recalan, son «acogedores, cálidos y cantarines».
Nuestro Chopin-Clément tildará de incultos a los editores, de simples tenderos, convencido de que el deber del artista auténtico será el de «reinventar todo, a veces hasta el origen de las cosas». ¿Y dónde estará la auténtica música, esa que no es más que «una forma de amor puro» y «nos protege de la fría soledad»? En las óperas. Leyendo el diario imaginario 'Le retour de Majorque', cada día somos testigos de un mayor alejamiento espacial y psíquico de la pesadilla balear, acercándolo a ese paraíso llamado Nohant, a ese pueblo que llega a llamar su Venecia campestre, al tiempo que van naciendo sus Preludios: «Mi corazón ha sangrado en numerosas ocasiones en mis Preludios, pero también ha vibrado de plena satisfacción». ¿A qué se podría parecer la vida ideal? A, según leemos, «una improvisación, pero perfecta», caso de su décimo Preludio.
Entre la larga decena de obras publicadas por Jean-Yves Clément, hay otras tres relacionadas con el compositor polaco: 'Variations Chopin. Quarante-huit préludes' (2005), 'Nuits de l'âme, 21 poèmes d'après les 21 Nocturnes de Frédéric Chopin' (2010) y 'Les deux âmes de Frédéric Chopin' (2010). Esta, 'Le retour de Majorque', ve la luz de la mano de un editor independiente, Pierre-Guillaume de Roux, que ha muerto recientemente.
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