En 'Cut Piece' (1964) permanecía inmóvil mientras voluntarios cortaban con unas tijeras trozos de su ropa. Minoru Niizuma
Arte

Tragedia, resiliencia y arte de un icono del siglo XX

Begoña Gómez Moral

Sábado, 6 de julio 2024, 00:12

Cuando hace un año se empezó a rumorear que Yoko Ono había abandonado el ultra neoyorquino edificio de apartamentos Dakota, los comentarios coincidieron en afirmar que ese fenómeno migratorio, aun siendo de una sola persona, suponía el fin de una era. Aunque durante los peores ... momentos de la pandemia de 2020 ya se había trasladado a su actual residencia, la finca de casi 250 hectáreas que, junto a John Lennon adquirió en Franklin, un pueblo de 400 habitantes en una zona rural al norte del estado de Nueva York, parecía impensable que oficialmente dejase la urbe.

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Más aún, abandonar el Dakota Building era como dejar caer el telón y apagar las luces sobre una época en que el edificio había condensado misterio y tragedia. Primero fue el rodaje de exteriores para la película 'La semilla del diablo' (Rosemary's baby) poco antes de que Sharon Tate, la mujer de Polanski, embarazada de ocho meses, fuese asesinada por la 'familia' Manson. Pero desde el 8 de diciembre de 1980, cuando Mark David Chapman -bajo un cielo mucho más gris que el del Cielo Drive californiano- disparó sobre el exBeatle, la silueta neogótica del edificio junto a Central Park se había convertido en destino de turistas, atraídos por la posibilidad -remota, sí, pero real- de ver durante unos segundos a Yoko Ono, la nueva viuda de América, entrando o saliendo del edificio por la misma puerta decimonónica para coches de caballos a escasos metros de donde fue asesinado su marido.

La planta séptima del Dakota fue su santuario desde que la pareja empezó a comprar un apartamento tras otro en 1973 y allí mismo, en Manhattan, nació su único hijo en común, Sean. Excentricidades como donar sushi a un banco de alimentos y acciones inauditas hasta entonces, como quedarse en la cama por la paz mundial, conforman la biografía de una mujer que había nacido al otro lado del mundo, en Tokio, cuando su país se estremecía bajo las bombas y a la que aún le quedó tiempo de participar en corrientes artísticas que han trascendido el siglo XX.

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