La temporada de la normalidad

Hay una obra que puede simbolizar el nuevo tiempo que se abre ante el mundo musical en su conjunto. Es la Sinfonía Nº 2 de Mahler 'Resurrección'. Una partitura de grandes dimensiones en todos los sentidos (requiere de una muy poblada orquesta y un coro más soprano y contralto, y su duración habitual ronda los 85 minutos). Pues bien, esta obra está presente en los programas de ambas formaciones. Leonard Slatkin la dirigirá al frente de la BOS justo en el concierto del centenario, en marzo. Robert Treviño lo hará con Euskadiko Orkestra a finales de abril y comienzos de mayo.

Más allá de esa propuesta reiterada, el ciclo sinfónico de la orquesta bilbaína hace algunos guiños a su historia y se plantea ante el futuro con una apuesta de diversidad. Las referencias a la trayectoria de la formación están claras. Hay un concierto inaugural formado íntegramente por obras de compositores vascos, en un abanico que tiene a Arriaga en un estremo y a Urrutia en el otro, con una obra de estreno: 'Utopías'. Un programa casi completo dedicado a Ravel, que dirigió a la formación. Un par de programas muy germánicos (uno íntegro con Schumann y una dosis de Wagner en versión concierto). Una pizca de barroco. Y unas páginas de música rusa, siempre querida por la formación: las dos últimas sinfonías de Chaikovski, más piezas de Shostakovich, Glazunov, Rachmaninov y Mussorgski.

La mirada hacia el futuro está representada por las obras que simbolizan la modernidad: ahí están el 'Cantus Arcticus', el singular concierto para pájaros y orquesta de Rautavaara; otro estreno de Quislant ('Tiempo silente') e incluso el 'Cántico espiritual' de Amancio Prada orquestado por Fernando Velázquez y la función dedicada a fragmentos de bandas sonoras cinematográficas escritas por John Williams. Con este concierto, además, la formación continúa su vinculación al séptimo arte, después de haber interpretado en directo -mientras se proyectaban- las bandas sonoras de 'West Side Story' y 'Cantando bajo la lluvia'. El porvenir está representado también en la parte artística. El símbolo es la pianista Alexandra Dovgan. Cuando el 13 de enero se siente al teclado para interpretar el Concierto Nº 2 de Chopin, tendrá 14 años.

La diversidad está en la variedad de procedencias de las obras programadas, pero sobre todo en la notable presencia de mujeres. Ya no llama la atención que abunden como solistas y cada vez más como directoras. La novedad está en la composición. Hasta seis autoras figuran en la temporada sinfónica y otras tres más en la de cámara. Nueve compositoras en un ciclo así es un número muy elevado. Y también es hacer justicia.

Justamente en la parte de solistas y directores invitados, la BOS teje lazos de complicidad con los artistas que la han frecuentado en las últimas décadas. Joaquín Achúcarro cerrará la temporada y en ella estarán también Asier Polo (que repite en Euskadiko Orkestra), Christian Zacharias, Frank Peter Zimmermann, Leonard Slatkin y Víctor Pablo Pérez. Y mención especial para su anterior director titular, Günter Neuhold, que dirigirá un programa popular con la pianista Martina Filjak.

El eje de la temporada de Euskadiko Orkestra está en Brahms, que abre el ciclo. A lo largo de diez días y en las cuatro sedes habituales de la formación, ejecutarán las cuatro sinfonías, los dos conciertos para piano y el de violín y violonchelo. En todos los casos, con Treviño a la batuta. Luego, al comienzo de la primavera, el 'Réquiem alemán' completa este festival brahmsiano en coincidencia con el 125 aniversario de su muerte.

Hay un infrecuente emparejamiento de obras (aunque para escuchar las dos habría que asistir a la doble función completa) con las sinfonías Nos. 1 y 3 de Chaikovski. Y no son muy habituales en nuestros escenarios Zhou Tian, un músico chino de 40 años, ni los más próximos (geográfica y culturalmente) Dutilleux, Glière o Smetana, de quien interpretarán fragmentos de 'La novia vendida'. Incluso Bernstein, mucho más interpretado, irrumpe en el programa con su Sinfonía Nº 2 'La edad de la ansiedad', una partitura que no es muy habitual fuera de EE UU.

A lo largo del ciclo, la formación estrenará cuatro obras (de Teresa Catalán y Joël Merah, dentro del Proyecto Elkano, y dos de Pascal Gaigné). Con estas piezas como con las infrecuentes de las que se habla más arriba, Euskadiko Orkestra pretende mostrar al público obras diferentes. Piezas de las que, en palabras del director general de la orquesta, Oriol Roch, los aficionados salgan pensando cómo es posible que no las hayan escuchado antes.

Entre los artistas invitados destacan la soprano Ainhoa Arteta, las pianistas Varvara y Yulianna Avdeeva, el violinista Pinchas Zukerman (que en esta ocasión tocará la viola) y el director Pinchas Steinberg, además del ya citado Asier Polo. La temporada sinfónica se presenta con sus mejores galas. Sus responsables cruzan los dedos para que nada se estropee.