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'No me gusta mi cuello y otras reflexiones sobre el hecho de ser mujer' recopila divertidos ensayos breves de Nora Ephron

Viernes, 13 de octubre 2023, 23:35

Si un elemento destaca en la escritura de Nora Ephron (1941-2012) es su sentido del humor como marca de la casa. Se trata de una comicidad cáustica y con ironía (sin cinismo), eficaz, con mucha gracia y cuyo punto de mira pone con frecuencia sobre ella; Nora se ríe de verdad de sí misma, de su personaje social y del ridículo cotidiano en el que incurrimos en tantas situaciones. Ese decidido humor la lleva también a una mirada crítica sobre la sociedad y la propia condición humana, pero siempre con un fondo de indulgencia comprensiva. Antes de 'No me gusta mi cuello', Libros del Asteroide, publicó el año pasado 'No me acuerdo de nada y otras reflexiones', que Ephron dio a la imprenta en 2010, solo dos años antes de su muerte debida a un cáncer que afrontó con dignidad, entereza y estilo (reunió a sus allegados para una última cena), como todo en su vida. En esos ensayos, con formato de artículo, evocaba hechos y personas importantes en su biografía. Reconocía que había lagunas de olvido en aspectos de lo que rememoraba, y que en lo que le parecía que se recuerda bien, estaba segura de que trampas de la memoria lo convertía en algo cercano a la ficción. Respecto a su prisma como escritora y persona que atraviesa la vida del mejor y más decente modo que es capaz, considera que con cinismo y desapego emocional no se llega demasiado lejos y que la ineptitud es una forma de conspiración (esto último me encanta). El libro me gustó mucho; tiene piezas brillantes que despiertan la hilaridad y poseen una admirable ligereza que armoniza con la profundidad de las reflexiones. Una de las mejores es la titulada 'Mi vida como heredera', una variante del cuento de la lechera que es en sí misma una comedia completa y una alegoría de las ilusiones frustradas.

Con mi lectura de 'No me acuerdo de nada' coincidió que en TCM se estrenó 'Todo es una copia' (frase que le repetía la madre de Nora cuando era niña), un estupendo documental sobre la vida de Nora Ephron codirigido por su hijo Jacob Bernstein años después de la muerte de su madre. En el documental se disfruta de la sucesión de personas con talento que hablan con cariño y respeto de ella. Alguien dice de Nora que tenía una sonrisa luminosa y una navaja en el bolsillo. Era una dura chica judía que escribía guiones edulcorados (recordemos por ejemplo el éxito de 'Cuando Harry encontró a Sally') y poseía el don del encanto seductor.

'No me gusta mi cuello', publicado ahora, también por Libros del Asteroide, lo escribió en 2006, cuatro años antes de 'No me acuerdo de nada'. También me ha gustado mucho. Aquí se centra en la perplejidad y servidumbres con uno mismo que conlleva adentrarse en la sesentena. Pasa revista a la decadencia física, desde el pelo o la piel, o el cuello del título («Cualquier cosa que no te guste de tu cuerpo a los 35 años te producirá nostalgia a los 45»), hasta la dificultad para leer la letra pequeña. Así como de la pérdida paulatina del atractivo sexual: cuando se percibe que de repente te has vuelto invisible a la mirada apreciativa de los hombres. Habla de su caro enamoramiento por un piso ideal en Nueva York y de que no podría vivir en otra ciudad que no fuera su amada Gran Manzana. De su afición por la cocina con sus pinitos por la alta gastronomía y de los restaurantes que fueron una prolongación de su casa. Y del trauma del divorcio tras la destrucción del amor. Aunque, con su proverbial inteligencia humorística aconseja: «Nunca te cases con un hombre del que no te gustaría divorciarte».

Ephron consigna el momento en el que se le encendió una bombilla que señaló el punto final de su largo idilio con el periodismo y el principio del descubrimiento de que casi todo es un cuento, en el mejor sentido (que todo es mentira es otra copla, aunque puede que tenga encaje en lo del cuento). Al hilo de esto último, cita al gran escritor norteamericano E.L. Doctorow, que dijo: «Me acerco poco a poco a la tesis de que no existe la ficción o la no ficción tal como las entendemos normalmente: solo existe la narrativa». No puedo estar más de acuerdo. Solo hay buenos y malos cuentos. Si cuentan algo inventado o extraído de la realidad es lo de menos. Estos dos libros de Nora Ephron, cuya lectura desde luego les recomiendo, son buena prueba de esa adecuada amplitud de miras hacia un concepto narrativo libre y sin ataduras convencionales, pero exigente en la calidad del resultado.

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