«Los seres humanos, en nuestra fragilidad, tendemos al fracaso»
Eduardo Sacheri | Novelista ·
En 'El funcionamiento general del mundo' establece un paralelismo entre un colegio y una dictaduraEduardo Sacheri | Novelista ·
En 'El funcionamiento general del mundo' establece un paralelismo entre un colegio y una dictaduraA Eduardo Sacheri (Buenos Aires, 1967) lo conoce medio mundo lector por ser el autor de 'El secreto de sus ojos', cuya adaptación al cine por Juan José Campanella ganó el Oscar a la mejor película extranjera. Ha publicado muchas novelas y cuentos con el ... fútbol -una de sus pasiones- como trasfondo. 'El funcionamiento general del mundo' (Alfaguara), la última, repite; y lo hace con un paralelismo entre un colegio y una dictadura, el mundo de los niños como reflejo de la selva de los adultos.
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- La profesora le explica a Federico, el protagonista, el título de la novela: los juegos buenos simplifican la vida. ¿Ordenan el mundo?
- Al menos son un intento, un intento útil e imperfecto y sobre todo fugaz porque en la vida real no hay orden ni sentido. La simbolización que los seres humanso depositamos en los juegos actúa en esa dirección.
- Aficionado al fútbol, escritor sobre fútbol, ¿qué reglas extrae de él para la vida?
- Esto de la dimensión de ganar y la de perder, la de compartir, la de disciplinar tus impulsos, la de valorar el sacrificio propio y el de tus compañeros. Me parece que son enseñanzas extremadamente útiles para poner en juego en escenarios muchos más importantes.
- ¿Jugaba mucho de niño?
- Y lo sigo haciendo. Con Federico compartimos eso. En mi niñez y adolescencia el fútbol fue una herramienta clave de socialización, para compartir con otros, hacerme un sitio, sentirme bien recibido en un grupo de amigos, sentirme visto; no sé si era tan así, pero lo importante era sentirlo.
- Eso se necesita en la adolescencia. Y Federico más.
- Es clave. De hecho, yo comparto con Federico esto de ser portero porque era bueno, no porque te gustaba. Lo que te gustaba era lo que venía por ser bueno en el puesto: el reconocimiento, la valoración, algo que te servía para todo el resto de tu tiempo, cuando no estabas jugando.
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- La profesora es importantísima para Federico porque lo ve y valora.
- Es necesario en cualquier ámbito, también en la familia, y muy importante en la escuela. Creo que una de las tareas de los docentes es que veamos, lo digo en primera persona porque yo lo soy, notar, distinguir tu especificidad, la que sea. Hacerles sentir a tus alumnos que los estás viendo y valorando es imprescindible para enseñar, para que aprendan. Sin un puente afectivo no funciona, no alcanza tampoco con ese puente -es necesario estudio y esfuerzo- pero es condición necesaria.
- Supongo que más en esa época tan complicada que retrata, el fin de la dictadura militar, con tantas dudas.
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- Nadie sabía cómo reaccionar y ese es uno de mis recuerdos más fuertes de la adolescencia, esa confusión que abarcaba principalmente a los adultos; adultos que en la dictadura habían estado muy seguros y convencidos y coherentes, sin ese marco perdían ese sustento y quedaban absolutamente perdidos. Ese abrupto derrumbe de certezas y figuras tan aparentemente sólidas era muy interesante.
- El colegio funciona aquí como metáfora: reproduce todo eso.
- Es que un colegio es una sociedad en pequeño. Hay poderosos y desposeídos, famosos y anónimos, víctimas y victimarios, y hay relaciones de poder no solo con los adultos. A mí me interesa, más allá de la novela, ver cómo los comportamientos autoritarios penetran en todas las relaciones, también en el cole. Es una ley de la selva: o devoras o eres devorado. Una peligrosa jauría. Es necesario revisar el pasado haciéndose cargo de los propios errores, de las propias conductas. La sociedad es muy autoindulgente y no eran solo los militares, que no eran extraterrestres que habían bajado de una nave.
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- «Ejercicio rabioso del poder» que aplicaba a los dictadores, a los abusones del colegio y al profesorado, escribe.
- Te pasaba en el aula y en el aseo, y tenías la tentación de hacer lo mismo con los más chicos. Y esa difícil decisión moral de hacer o no lo mismo. Ahora que puedo, ahora que soy de los más grandes, ¿los voy a tratar igual o no? ¿Me voy con el que tiene alguna idea clara y no es de los peores?
- Esta novela habla mucho de democracia, de ética, de preguntarse siempre por la decisión correcta.
- La posibilidad de ejercer de mal modo el poder siempre la tenemos a lo largo de la vida. Cualquiera. Hablamos de la base del autoritarismo. El ejercicio del poder siempre es un dilema. Y el autocontrol.
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- Eso en cuanto a una de las partes de la novela. La otra es cómo Federico, ya adulto y padre, es incapaz de contarles a sus hijos todo lo que vivió y aprendió.
- Es que nuestros aprendizajes no son definitivos, lamentablemente, ni cuando aprendemos algo bueno estamos seguros de que lo vamos a seguir aplicando. Los seres humanos, en nuestra fragilidad e imperfección, tendemos al fracaso. Y a veces en el nombre de lo más noble, como puede ser que tus hijos no se asomen a esta realidad tan dolorosa, triste o violenta, en esos cuidados hay omisiones que nos vuelven ininteligibles.
- Los hijos de Federico ignoran casi todo de él.
- Es uno de los mayores desafíos de la paternidad este de narrarte y narrar tu mundo y hacerlo inteligible a quienes no lo han vivido. Es difícil y siempre es imperfecto, como lo es nuestra comprensión del mundo de los jóvenes. Y es parcial.
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- ¿Tampoco los derechos son seguros, llevando de nuevo lo individual a lo colectivo?
- Vamos llegando a sitios pero nunca son definitivos y, esto es una apreciación personal, nuestras mejoras son imperfectas porque somos imperfectos. Y está bueno que lo sepamos, sobre todo para ser menos solemnes incluso con aquello de lo que estamos más convencidos. «Creo firmemente en algo pero puedo estar equivocado, hay algo que seguro que no estoy viendo», es importante introducir esos matices siempre. Ninguna dictadura se asume ruin, sino que se basa en la pureza de valores, en algunos valores exquisitos; y por eso tiendo a huir de las solemnes perfecciones, las que sean.
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