Jardín interior del MoMA, en el corazón de Nueva York.
Artes plásticas

La segunda juventud del MoMA

Reportaje ·

El museo neoyorquino cumple 90 años, amplía su superficie expositiva y quiere repensar la experiencia artística

ITXASO ELORDUY

Viernes, 18 de octubre 2019

El nuevo MoMA, como han querido denominar en la propia entidad a esta incipiente etapa que comienza el 21 de octubre, se funde con el verde que lo rodea y da protagonismo al jardín escultórico, vínculo del museo con el pulmón de la ciudad, Central ... Park. El edificio, remodelado por los arquitectos Diller Scofidio + Renfro, en colaboración con Gensler, albergará un 30% más de área expositiva, enlazada por la escalera Bauhaus, nexo de las cuatro plantas del lozano centro de arte contemporáneo. Un museo que custodia 200.000 obras, una de las mayores colecciones de arte contemporáneo del mundo y que el próximo mes de noviembre cumple 90 años.

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Marina Abramovic, que presentó en 2010 en el MoMA su inolvidable 'performance' 'The artist is present', afirma que cada proyecto presenta siete pasos consecutivos. 1) conciencia, 2) resistencia, 3) sumisión, 4) trabajo, 5) reflexión, 6) valor, y 7) el regalo. Generar nuevos espacios para vivir 'performances', como las de Abramovic, arte y conversaciones, donde el premio gane a la resistencia. El objetivo es «reubicar la colección permanente, que será coreografiada de nuevo en 2022», en palabras de su director, Glenn D. Lowry. Este templo del arte contemporáneo nació en 1929 con el mismo espíritu que abandera Lowry: «Abrir el arte al corazón de la ciudad y desea ser un museo experimental, reforzando su área educativa». El valor real de esta ampliación no es tanto aumentar el espacio, como repensar la experiencia artística, como un laboratorio para el estudio y la presentación del arte de nuestro tiempo, a través de todas las artes visuales».

El museo se creó para dar a la ciudad una alternativa al arte clásico

Primeras exposiciones

Las muestras que inaugurarán esta nueva etapa proceden de la colección permanente del museo y tienen el carácter cosmopolita que desprende Nueva York. 'Sur moderno, viajes a la abstracción' a través de la colección de Patricia Phelps de Cisneros, ofrece una profunda mirada dentro del arte latinoamericano de esta coleccionista, a través de pinturas, esculturas y trabajos sobre papel, donados por Phelps de Cisneros entre 1997 y 2016 al MoMA neoyorquino. La exposición celebra el arte abstracto y geométrico realizado por creadores procedentes de Brasil, Venezuela, Argentina y Uruguay.

«Hace casi cinco décadas mi marido Gustavo y yo emprendimos un viaje porque queríamos que el mundo comprendiera que América Latina es un polo cultural tan importante y vibrante como cualquier otro». La exposición destaca la obra de Lygia Clark, Gego, Raúl Lozza, Hélio Oiticica, Jesús Rafael Soto y Rhod Rothfuss. Abrirá también esta nueva etapa del museo la muestra de Betye Saar, que ha coordinado personalmente la artista. 'Leyendas de una chica negra en la ventana' es una profunda exposición monográfica que explora la obra temprana, más íntima, de la célebre artista afroamericana y profundiza en temas como la familia, la historia y el misticismo.

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Por otro lado, el MoMa presenta en su nueva puesta de largo, al artista multidisciplinar Pope.L., cuya práctica incluye 'performance', pintura, dibujo, instalación, escultura, teatro y vídeo.

Lygia Clark. 'Contra relevo Nº 1' (1958).

Fuera de lo normal

Lillie P. Bliss, Mary Quinn Sullivan y Abby Aldrich Rockefeller, casada con un adinerado descendiente de la saga del motor, tuvieron «una idea sorprendente», como fue calificada la iniciativa en 1928. Las tres amigas tomaron las riendas de sus vidas para sacar adelante un proyecto único en la ciudad. Amantes del arte y coleccionistas, decidieron crear un museo de arte contemporáneo por la sencilla razón de proporcionar a la ciudad una alternativa artística que no existía en la 'gran manzana', donde se ponía el foco en exceso sobre el arte clásico, relegando al ostracismo a los artistas que empezaban a despuntar. A finales de 1929, el Museum of Modern Art (MoMA) se situaría en la Quinta Avenida de Nueva York.

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La historia del museo incluye distintas obras de ampliación. Philip L.Goodwin, Edward Durell, Joe Taguschi, Philip Johnson, César Pelli, o más recientemente Yoshio Tagunichi, lo han transformado a lo largo de los años. En la actualidad, la pinacoteca custodia 200.000 obras de arte moderno y contemporáneo. Algunas míticas como 'La noche estrellada' de Van Gogh, 'Las señoritas de Aviñón', de Picasso y una extensa colección de Diego Rivera y Frida Kahlo. Rivera pintó bajo encargo un mural en el lobby del recién estrenado Rockefeller Center que finalmente fue prohibido por representar a Lenin y caricaturizar las figuras de los patronos de la institución.

Abby Aldrich-Rockefeller desarrolló su amor por el arte vanguardista y contemporáneo durante una visita a Europa durante su juventud. Cuando volvió a Nueva York, retomó su pasión y siguió rodeándose de arte y artistas. Cenaba con Matisse, se hizo amiga de bohemios como Marguerite Zorach e invitó a Rivera para que realizara el polémico mural en el edificio Rockefeller Center de su marido. Ella convenció a su marido para que cediese un espacio para crear un jardín con esculturas y donó 181 obras al museo, de Seurat o Van Gogh, entre otros.

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Lillie P. Bliss, impulsora de la idea MoMA, no cumplió con ninguna de las expectativas que se tenía sobre las mujeres de finales del s. XIX. Nunca se casó y era una apasionada del arte. Bliss fue una de las primeras grandes coleccionistas de arte en Nueva York, tenía piezas de Cézanne, Daumier, Redon, Seurat, Gauguin, Modigliani, Monet y su colección sentó las bases de las colecciones públicas de Estados Unidos. Bliss donó, los últimos años de su vida, 150 obras de su colección personal a la nueva institución.

'No habrá un solo día sin arte', fue el lema de Bliss, Aldrich-Rockefeller y Quinn Sullivan, «tres aventureras osadas», como fueron conocidas en el Nueva York de principios de siglo. Una obsesión artística que les sirvió de aliciente para animar la vida de una ciudad recién caída en la Gran Depresión, diez días más tarde del crac del 29. Noventa años después, la pinacoteca recibe savia fresca, sin olvidar el ideal de aquellas singulares emprendedoras.

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