Voz secreta y amor oscuro
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Aparece una nueva edición de los 'Sonetos' de García Lorca, una colección poética que no se conoció en su integridad hasta 1980 y de la que aún hoy se ignora a quién iba dedicadaSecciones
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Aparece una nueva edición de los 'Sonetos' de García Lorca, una colección poética que no se conoció en su integridad hasta 1980 y de la que aún hoy se ignora a quién iba dedicadacarlos aganzo
Sábado, 10 de diciembre 2022, 00:03
Amor prohibido. Amor doliente. Amor rebelde por causa de amor. También amor más allá del amor. Para no pocos críticos y lectores, los 'Sonetos del amor oscuro' de Federico García Lorca son su obra culminante. El cénit de su creación. Un libro, o más bien ... un proyecto de libro, con su propia mitología. Su secreto. Y su peripecia editorial.
Fue Vicente Aleixandre quien los desveló por primera vez. En su elegía 'Federico', dedicada a la muerte del poeta de Granada y publicada por la revista 'El Mono Azul' en 1937, recordaba la lectura que Lorca hizo para él de sus «sonetos del amor oscuro». Así los llamó. «Si esa obra no se ha perdido -decía-; si, para honor de la poesía española y deleite de las generaciones hasta la consumación de la lengua, se conservan en alguna parte los originales, cuántos habrá que sepan, que aprendan y conozcan la capacidad extraordinaria, la hondura y la capacidad sin par del corazón de su poeta».
No. Los sonetos no se habían perdido. Estaban a buen recaudo en poder de la familia de Federico: once poemas escritos en papel de carta, con membrete del hotel Victoria de Valencia, donde el poeta comenzó la serie en 1935. Pero el pudor por su contenido, que dejaba definitivamente clara su condición homosexual, y el propio respeto a la familia del joven (o de los jóvenes) que había sido objeto de aquel amor clandestino, propiciaron que se mantuvieran largo tiempo escondidos.
Aún no existe una versión cien por cien aceptada sobre quién o quiénes fueron esos muchachos que encendieron en el poeta la «oscura» llama de la pasión. Según Ian Gibson, «el más hondo amor de Lorca», y el destinatario absoluto de estas preces literarias, fue Rafael Rodríguez Rapún, secretario de la compañía teatral La Barraca; un joven heterosexual al que no le fue fácil resistirse al atractivo de Lorca, y que murió en 1937, durante la batalla de Santander, llevándose con él su secreto. Según Francisco Reina, tal como lo cuenta en su novela 'Los amores oscuros', publicada en 2012, el inspirador de los sonetos lorquianos no fue otro que el periodista y crítico de arte Juan Ramírez de Lucas, ya que su relación con Rodríguez Rapún se habría roto antes del mítico viaje de Federico a Nueva York.
Solo en 1940, como apéndice de la edición de la también obra póstuma de Lorca 'Diván de Tamarit', publicada por Rolfe Humphries, aparecieron por primera vez dos de estos sonetos. Tres más esperaron aún cuarenta años, hasta 1980, para acompañar a una carpeta de grabados de Miguel Rodríguez Acosta sobre poemas inéditos de Federico. Al año siguiente, en 1981, André Belamich publicó por primera vez los once sonetos… pero en francés. Hasta que en ese mismo año Mario Hernández publicó, por primera vez en español, los once 'Sonetos del amor oscuro', junto al 'Diván de Tamarit' y el 'Llanto por Ignacio Sánchez Mejías'.
La primera publicación de los sonetos como libro exento no se produjo, sin embargo, hasta 1983. Una edición no venal de 250 copias, impresas en Ocaña, promovida por el poeta Luis Alberto de Cuenca a partir de una copia de los poemas, «quizá procedente de una mano concreta, la de Daniel Eisenberg, experto en libros de caballerías y por aquel entonces ya ferviente lorcólogo», obtenida por Víctor Infantes. Ese mismo año, unos meses después, aparecería una nueva versión, esta vez de la mano de Miguel García-Posada, hasta que finalmente la familia permitió que el diario ABC fotografiara y publicara los once sonetos escritos de puño y letra por Federico García Lorca.
Aquella edición mítica de 1983, considerada hoy pieza de bibliófilo, es ahora objeto de una nueva publicación, de la mano de Reino de Cordelia, formando un solo volumen junto con el 'Diván de Tamarit'. El impulsor de aquella aventura editorial, Luis Alberto de Cuenca, es el responsable de la nueva reunión de estos dos libros «póstumos y malditos», escritos entre 1931 y 1936, en un momento de casi plena dedicación del escritor al teatro. Los once 'Sonetos del amor oscuro', en el más puro centro de la poesía lorquiana, pero además a zaga de la huella de los versos de la 'Noche oscura' de San Juan de la Cruz, magistralmente traídos a su vivencia y a su testimonio personal. Y las once gacelas y las nueve casidas que componen el 'Diván de Tamarit', cuyo título -recuerda Luis Alberto de Cuenca- tomó Lorca del caprichoso nombre de un huerto propiedad de un tío suyo en Granada. Gacelas, que fueron una forma clásica de la poesía árabe del siglo VII, y casidas, que formaron parte de la expresión más elegante y refinada de la literatura árabe preislámica. Descubiertas y recuperadas por Federico tras la lectura de los 'Poemas arabigoandaluces' de su contemporáneo Emilio García Gómez, y «acaso influidas también» por las decimonónicas 'Poesías asiáticas' del conde de Noroña, publicadas en París, en las que se incluían las deslumbrantes gacelas amorosas del poeta persa tardomedieval Hasif. Y todos ellos, sonetos, gacelas y casidas, reinterpretados por las pinturas de Javier de Juan, una de las grandes referencias plásticas de la Movida madrileña y la nueva figuración de los ochenta: un poema visual en sí mismas.
Profundamente modernos y, al mismo tiempo, firmemente arraigados en la tradición española y andaluza. El testamento poético de Federico y, tal vez, sus poesía más bella, más elevada, más lorquiana. «Amor de mis entrañas, viva muerte,/ en vano espero tu palabra escrita/ y pienso, con la flor que se marchita,/ que si vivo sin mí quiero perderte». «Balido sin lanas», «herida», «aguja de hiel, camelia hundida», «corriente sin mar, ciudad sin muro»: la «voz secreta del amor oscuro». Tal como la recordaba Aleixandre. Tal como lo escribió Federico García Lorca.
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