Sacarle punta a la normalidad

La novela, o tal vez habría que decir la crónica, contaba la historia real de un tipo que había dedicado su vida a plantar orquídeas, y si hacía falta a robar especies protegidas saltándose todas las leyes y teniendo un grupito de ayudantes que se las sabían todas. Lo curioso es que la aventura vital de John Laroche, que así se llamaba el protagonista, no era un caso aislado, pues resulta que a lo largo de la Historia han sido unos cuantos los que se han obsesionado con esta flor. Eso contaba también, allá por 1998, Orlean, que en esto de detectar un tema digamos que rarito y perseguirlo tiene experiencia de sobra. Como periodista, en los años ochenta se recorrió Estados Unidos de arriba abajo y de una costa a otra para poder escribir títulos como este 'Sábado noche' que publicaba hace unos meses en castellano la editorial Temas de Hoy.

Al libro, que fue publicado en 1990, le faltan móviles y entretenimientos a la carta, por supuesto, pero toda su teoría sobre la importancia del sábado noche sigue vigente. No sabemos por cuánto tiempo, con esto del teletrabajo -que hace que la semana tal y como la conocemos mute, y las horas del día también-, pero desde hace mucho el sábado significa la ruptura de la normalidad y del deber, son unas horas para hacer lo que se quiera y sobre todo para pasarlo bien; para la mayoría sigue siendo la noche antes y después de la cual no se trabaja, y por lo tanto no importa si se bebe de más, se come de más, se duerme de menos.

En un restaurante con miles de personas, en una base de misiles con dos militares, en una casa con una niñera adolescente, en una iglesia que es albergue para personas sin hogar, en una de esas ciudades en las que el ocio pasa por subirse a un coche y dar vueltas por la calle principal, en un local con sesión de polka... Orlean se apunta a distintas experiencias para narrar la importancia del sábado noche. Y no se olvida de las estadísticas, algunas bastante terribles: el 20% de todas las llamadas semanales a la Policía debidas a un homicidio, el 19% de las referidas a conflictos dentro de casa, un tercio de las que denunciaban ruidos por fiestas, el incremento de violaciones, agresiones, vandalismo... Sí, todo eso era, y es de suponer que seguirá siendo, cosa de la noche del sábado.

Hay mucha sociología en el libro. Y muchos retazos de Historia. Es algo que a la autora se le da bien, como lo de interesarse por temas que a otros no les llaman la atención. 'La biblioteca en llamas', de 2018, continuaba en esa línea. Más de treinta años antes se había quemado la Biblioteca Central de Los Ángeles, dejando 50 bomberos heridos y cerca del millón de libros afectados por el fuego.

Rescatar aquellos momentos, desde el retrato de quien pudo haber iniciado la quema al trabajo de los bibliotecarios, era el núcleo de la novela. Susan Orlean habla con quien haga falta para darle forma al texto, algo en lo que esta mujer nacida en Cleveland en 1955, que empezó estudiando Literatura e Historia para pasarse después a Derecho, se curtió gracias al periodismo de los ochenta. A comienzos de la década estaba ya trabajando para la revista 'The New Yorker 'y ha colaborado con 'Vogue', 'Rolling Stone', 'Esquire' y 'Outside'.