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JOSEBA MARTíN
Sábado, 26 de agosto 2017
El año 1967 fue irreptible en la Historia del Rock. El elepé se consolidó como formato musical, estalló la contracultura, llegaron los hippies y el verano del amor y arrancaron los grandes festivales de rock. Fue también un año de primeras veces y de noticias ... terribles. Todo eso ocurría en Estados Unidos y en Gran Bretaña sobre todo, mientras que en casa poco o nada cambiaba. California era, de nuevo, el paraíso, y San Francisco el imán para los más jóvenes. Ya en enero, se celebra el Human Be-In en los campos de polo del parque del Golden Gate. Era una celebración de la nueva filosofía: la autonomía personal, la descentralización cultural y política, la vida en comunas, la conciencia ecológica, el uso de las drogas lisérgicas para una conciencia superior y las posturas políticas más radicales. El rock psicodélico era la banda sonora perfecta. Abundaban los universitarios desencantados de Berkeley y San Francisco y los hípsteres que venían de la ‘beat generation’. Se reunieron más de 20.000 personas, pero no era aún un festival de rock al uso; allí tocaron Jefferson Airplane, The Grateful Dead, Big Brother and The Holding Company con Janis Joplin o Blue Cheer. El LSD, prohibido tres meses antes, se unió a la fiesta de la mano de Owsley Stanley, el químico del underground.
El primer festival como tal fue la Feria de la Fantasía y Festival Musical de la Montaña Mágica, en el monte Tamalpais, al otro lado del Golden Gate, en un anfiteatro con 4.000 asientos de piedra. Situado a unos 2.000 metros de altura, el precio de la entrada, dos dólares, incluía el traslado al monte en los autobuses escolares de las líneas Trans-love (ahí se adelantaron a Kobetamendi), las actuaciones en dos escenarios de Doors, Jefferson Airplane, The Who, Janis con The Big Brother, The Byrds o Jimi Hendrix, entre los 36 grupos, drogas gratis y asistencia médica en caso de un mal viaje con el ácido. Organizado para el 3 y 4 de junio, el festival se aplazó una semana por el mal tiempo, pero aun así reunió a unas 36.000 personas.
El festival de la Montaña Mágica fue como un ensayo general del de Monterey, el que pasaría a la historia el fin de semana siguiente. Curiosamente, nace a más de 4.000 kilómetros, en Nueva York. De allí proceden The Mamas & The Papas, cuarteto vocal que prueba suerte en Los Ángeles. Tras instalarse, su líder, John Phillips, prestó una canción a su paisano de Virginia Scott McKenzie, quien publicó ‘San Francisco (be sure to wear flowers in your hair)’ el 13 de mayo de 1967 para convertirse rápidamente en el himno generacional de los hippies. De hecho, fue la canción promocional del festival de Monterey, que se celebraría un mes después durante tres intensas jornadas a menos de dos horas de San Francisco. Allí estaban Jimi Hendrix (con Brian Jones como invitado), The Who, el indio Ravi Shankar, Janis Joplin y Otis Redding; y también las bandas emergentes del rock ácido, como The Grateful Dead o Jefferson Airplane, que compartieron escenario con The Byrds, Simon & Garfunkel, Eric Burdon and The Animals, y The Mamas & The Papas, quienes, por supuesto, invitaron a Scott McKenzie a comprobar si todos llevaban flores en el pelo.
Los Beatles, Dylan y The Mothers of Invention de Zappa declinaron la invitación, mientras que The Kinks, Donovan y The Beach Boys se encontraron con diversos problemas que les dejaron fuera. No fueron invitados Love, los Monkees (en el mejor momento de su carrera) ni los Doors. Aquel festival era el ‘who’s who’ de la época, como mostraba el documental de D. A. Pennebaker, al frente de un equipo de quince técnicos. El cineasta, que ya había rodado ‘Don’t look back’ sobre la gira inglesa de Dylan en 1965, ha supervisado la reedición ampliada del 50º aniversario, con 3 DVDs y cuatro horas y media de imágenes, incluido el momento icónico en que Hendrix quema su Stratocaster. Acudieron más de 50.000 personas, los músicos no cobraron y los beneficios se destinaron a fines benéficos.
Aquel año fue también el del estreno discográfico para grandes artistas a ambos lados del Atlántico. Los más madrugadores fueron The Doors, con Jim Morrison al frente. Ahí están sus primeros clásicos: ‘Light my fire’, ‘Break on trough (to the other side)’, ‘Alabama song’… En mayo llega ‘Are You Experienced’, de The Jimi Hendrix Experience, el trío montado en Londres por el guitarrista americano. El arranque del álbum es impresionante: ‘Foxy Lady’, ‘Manic depression’, ‘Red house’… 1967 fue, sobre todo, el año de las primeras veces. Pink Floyd ofreció el primer concierto de rock con sonido cuadrafónico en el Queen Elizabeth Hall de Londres. También fue la primera vez que The Who saltaba el Atlántico para destrozar allí sus guitarras ante un público eufórico. Y fue el primer año en que el Reino Unido ganó el festival de Eurovision con Sandie Shaw y su ‘Marionetas en la cuerda’.
En Estados Unidos el movimiento se expande en diferentes ediciones. Frente a la tradicional revista ‘Billboard’, siempre al servicio de la industria, nace ‘Rolling Stone’. Su primer número, en noviembre, ofrece un amplio reportaje sobre el festival de Monterey. Son dos neoyorquinos los que abren la redacción en San Francisco: Jann Wenner, editor de 21 años que consigue el dinero entre sus familiares y sus futuros suegros, y Ralph Gleason, afamado crítico de jazz de 50 años. Además, los grupos de rock encuentran su plataforma radiofónica ideal: la ‘freeform radio’, un formato nacido en el circuito universitario donde el disc jockey pone lo que quiere, lejos de listas y compromisos comerciales. En San Francisco destacó rápidamente la KMPX, donde un orondo dj, Tom Donahue, lideró la nueva filosofía de la emisora en sus turnos nocturnos de cuatro horas: «Sin anuncios ni interrupciones, sin dar la hora ni la temperatura, sin singles de música pop», o sea, al grano. Ocurría el 7 de abril. ‘Bid Daddy’ Donahue, que se autodenominaba ‘135 kilos de sonidos sólidos’, no inventó el formato, pero lo llevó a su madurez. El álbum de rock era la nueva materia prima y así lo escribió en ‘Rolling Stone’: «La radio en onda media está muerta y su podrido cadáver está apestando las ondas». En el Reino Unido fue la BBC quien lideró los cambios: fichó a conocidos djs de las emisoras piratas, como Radio Caroline o Radio City, mientras el Gobierno utilizaba leyes y triquiñuelas de todo tipo para neutralizarlas. La historia se cuenta en la película ‘Radio encubierta’(desafortunada traducción de ‘The boat that rocked’), donde Kenneth Branagh encarna al ministro perseguidor. La primera canción en sonar en la flamante Radio One BBC fue ‘Flowers in the rain’, de The Move, otra banda aspirante a la corona psicodélica.
The Monkees era el grupo de moda en Estados Unidos, con tres álbumes en 1967 que coparon las listas. ‘Headquarters’, publicado en mayo, contenía por primera vez composiciones del grupo donde ellos mismos tocaban los instrumentos, algo inédito hasta entonces. Los Monkees era un grupo de casting, creado para plantar cara a los Beatles vía serie televisiva. El disco llegó rápidamente al Nº 1, pero el destino fue muy cruel: a la semana siguiente fueron los Beatles y el ‘Sargento Pimienta’ quienes les quitaron de en medio. Eso sí, siguieron durante once semanas más en el Nº 2 a la espera del milagro. Mientras tanto, les llegó otra mala noticia: no estarían en Monterey. John Phillips y el productor Lou Adler dijeron que no daban el perfil.
En fin, 1967 es el año histórico de los debuts discográficos: Doors, Hendrix, Pink Floyd, The Greatful Dead, The Electric Prunes, Country Joe and the Fish, The 5th Dimension, The Lovin’ Spoonful, David Bowie, Moby Grape, Bee Gees, Canned Heat, Vanilla Fudge, Procol Harum, Captain Beefheart and His Magic Band, Ten Years After, Nico, Frank Zappa, Scott Walker, Leonard Cohen, Gene Clark, Van Dyke Parks, The Youngbloods, Velvet Underground, Traffic y Van Morrison, entre muchos otros. Y también de la ‘one hit wonder’ Bobby Gentry, la joven de 22 años que desplazó del Nº 1 al ‘Sgt. Pepper’s’ con una canción donde un chico se suicidaba.
También fue un año donde el rock se trasladó a la sección de sucesos. La detención de Mick Jagger y Keith Richards por posesión de drogas encumbró a los rockeros entre su público, al que se lo agradecieron en el single ‘We love you’. Más impactantes fueron las muertes por suicidio de Brian Epstein, descubridor y manager de los Beatles, con 32 años, y de Joe Meek, el genial productor británico independiente, que acabó con su casera antes de pegarse un tiro en su propio estudio, a los 37. La muerte en accidente de avión de Otis Redding y de seis músicos de su grupo, The Bar-Kays, a finales de año fue un baño de trágica realidad para los fans de la música.
Pero antes de acabar el año las movilizaciones contra la guerra de Vietnam, donde comenzaban las matanzas a gran escala y había casi medio millón de jóvenes estadounidenses, se multiplicaron, los disturbios por problemas raciales se cobraron numerosas víctimas y la presión sobre los hippies y los que rechazaban ingresar en el Ejército aumentó significativamente. Un musical de off-Broadway, ‘Hair’, estrenado en octubre, narra el cambio ocurrido en unos pocos meses: tras el verano del amor, llegaba el duro invierno de la guerra.
En el panorama ibérico 1967 fue un año curioso; permanecía lo ‘typical spanish’ con Luis Aguilé (‘Cuando salí de Cuba’), Karina (‘Romeo y Julieta”), Raphael (‘Digan lo que digan’), Los Brincos (‘El pasaporte’, ‘Lola’) o Los Bravos (‘Los chicos con las chicas’); no faltaban momentos frikis, como ‘Vaqueros de Oklahoma’, con Palito Ortega y Rocío Dúrcal; ‘Estoy de Rodríguez’, con Los Tamara; el ‘Beatnik’ de Conchita Velasco o Georgie Dann y su primer single, ‘Contraprotesta’. Era el año de los debuts territoriales: en Galicia reinaba Ana Kiro; en Asturias, Los Archiduques (‘Lamento de gaitas’, con Tino Casal), en Navarra, María Ostiz; en Granada, Los Ángeles; y en Madrid, Luis Eduardo Aute, Mari Trini, los Pop Tops y Juan y Junior (‘La caza’). También se estrenaban Los Canarios, con Teddy Bautista. Solo unas pocas canciones reflejan la cultura juvenil emergente: ‘El problema de mis pelos’ de Micky y Los Tonys, y ‘Faldas cortas, piernas largas’ de Los Sirex.
Cataluña era un caso aparte: se publican los primeros singles y elepés de María del Mar Bonet, Núria Feliu (‘En San Francisco’, todo un canto hippie), Lluis Llach, Guillermina Motta, Francesc Pi de la Serra y Joan Manuel Serrat, todos en catalán, mientras una londinense de 16 años, afincada en Barcelona, arrasa con una adaptación de una nana estadounidense, ‘Hush little baby’ convertida en ‘Cállate niña’: es Jeanette al frente de los Pic-Nic, con el pianista Jordi Sabatés y el guitarrista Toti Soler.
En Euskadi apenas ocurre nada. En Bilbao, debutan con éxito Los Mitos ( ‘Es muy fácil’, ‘Cantemos así . Aleluya’) con grandes arreglos vocales y el carisma de Tony Landa. La música en euskera hiberna, ya que el colectivo Ez Dok Amairu apenas tiene producción discográfica. Solo el labortano Mixel Labeguerie, el sacerdote de Oiartzun Julen Lekuona y el donostiarra Mikel Laboa habían editado algunos singles en los años anteriores. En 1967 se estrenó Benito Lertxundi con dos ‘eps’, grabados en Barcelona con músicos catalanes y portadas de Néstor Basterretxea; entre las ocho canciones se incluye ‘Zenbat gera’. Y por esas mismas fechas los ondarrutarras hermanos Argoitia, Irune y Andoni, sacaron un ‘ep’ de cinco canciones, con la versión en euskera de ‘Marionetas en la cuerda’, la adaptación de ‘Paraules d’amor’ de Serrat y la conversión del hit italiano ‘Cuore matto’ en ‘Gaurko gazteak’. Estitxu grabaría en 1968 y Pantxoa eta Peio, Antton Valverde e Imanol se estrenarían en 1969.
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