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Jean François Revel, con el traje que le acredita como miembro de la Academia francesa. AFP
Revel y la saga de los agitadores
Pensamiento

Revel y la saga de los agitadores

Pensador iconoclasta ·

Nacido hace cien años, fue una figura excepcional en el panorama intelectual europeo, un humanista moderno que denunció mentiras con una prosa limpia y brillante

Sábado, 27 de enero 2024, 00:05

Los enfrentamientos de intereses políticos, económicos y culturales en el mundo actual son una constante y han hecho del mismo un lugar más inhabitable, caracterizado por un pesimismo que se nutre de la falta de pensamiento útil y no alineado con las corrientes oficialmente aceptadas frente a las cuales cualquier disensión se paga con el ostracismo. La quimera de la globalización nos ofrece un mundo más interconectado que nunca, con unas posibilidades informativas infinitas, donde la posibilidad de estudiar y pensar es una realidad manifiesta, la tecnología y la Inteligencia Artificial avanzan a pasos agigantados y nos 'ampara' políticamente un sistema, la democracia, cuyo compromiso tácito es que incluye a todos los ciudadanos. Y, sin embargo, el vacío ideológico y la manipulación de conceptos e ideales es tal que podemos aplicarnos lo señalado en el libro del filósofo, escritor y periodista francés Jean François Revel, 'El conocimiento inútil' (1988).

En el centenario de su nacimiento, merece la pena recuperar al pensador y 'bon vivant' francés porque la vigencia de dicha obra en la actualidad es incuestionable. En el mundo de la insustancialidad, la posverdad y la preminencia de la mentira en la vida pública y política, la validez de su mensaje acerca de cómo la ideología enturbia y ensucia la verdad, los intelectuales tergiversan los hechos para adecuarlos a su visión del mundo y los gobiernos y los medios confunden sistemáticamente a la opinión pública tiene plena actualidad.

Las obras esenciales

Revel apuntaba alto desde sus inicios porque tenía el perfil de aquellos que en Francia están predestinados a ocupar la más alta representación del país: una carrera académica prominente y de altura con cinco idiomas como presentación; militancia en la Resistencia durante la ocupación nazi; docencia en su país, en Argelia, Italia y México; periodista (colaborador en 'Le Nouvel Observateur', director del semanario 'L´Express', columnista hasta su muerte en 'Le Point', etc.), asesor literario y director de colecciones en editoriales como Laffont, Julliard y Pauvert ('Libertés' recogía el pensamiento de Breton, Diderot, Hume, Marx, Rousseau, Voltaire, Zola y muchos otros); miembro de la Academia Francesa en 1997 y con premios como el 'Konrad Adenauer' (1986), el 'Chateaubriand' (1988) y el 'Jean-Jacques Rousseau' (1989).

A la saga de los agitadores, polemistas y rebeldes anteriormente citados de la colección 'Libertés' pertenecía Revel y así se manifestó cuando abandonó su carrera universitaria en 1963, dedicándose a escribir ensayos y al periodismo. Su primer libro fue una novela, 'Historia de Flora', aunque siempre se parte de '¿Para qué los filósofos?' (1957) y de 'La Cábala de los devotos' (1962). En ellos se plasma el nacimiento de un polemista y panfletario culto, cortante, sarcástico y sobrio cuyas ideas se vertían en catarata utilizando una prosa limpia y brillante. Denunciaba el marxismo y el totalitarismo soviético a la par que cuestionaba a gigantes como Martin Heidegger o Jacques Lacan.

Su mensaje sobre cómo la ideología enturbia la verdad tiene plena vigencia

Crítica al comunismo

En la década de los años setenta del pasado siglo, el filósofo francés apostató de la sugestión seductora que la izquierda democrática occidental seguía experimentando por el comunismo y así lo fue plasmando en sus libros más célebres: 'La tentación totalitaria' (1976), 'Cómo terminan las democracias' (1983) y el ya citado 'El conocimiento inútil' (1988). En el primero señalaba, después de criticar duramente a los partidos comunistas del planeta, que el principal obstáculo para el triunfo del socialismo no era el capitalismo sino el comunismo y que solo la socialdemocracia, como sistema que ha probado en los hechos ser capaz de desarrollar simultáneamente la justicia social y económica y la democracia política, encarnaba la alternativa real a la utopía criminal estalinista.

Se manifestaba de esta forma el Revel socialdemócrata, liberal y próximo al anarquismo que ya encontrábamos en 'Ni Marx ni Jesús' (1970) y que cuaja en 'Cómo terminan las democracias'. Tachado de conservador e incluso de fascista, el autor francés fue siempre un republicano ateo y anticlerical, un defensor del laicismo y el racionalismo del Siglo de las Luces. Así se manifiesta en otros escritos de quien vendió ingentes ejemplares de libros como los ya citados y 'Ensayo sobre Proust' (1960), 'El ladrón en la casa vacía' (1997), 'El monje y el filósofo' (1997), 'El fin del siglo de las sombras' (1999), 'Diario de fin de siglo' (2000), 'La obsesión antiamericana' (2002), etc.

Cuando murió, en 2006, Francia perdió a un pensador coherente, irónico, independiente y provocador, un raro excepcional en el panorama intelectual europeo de los últimos 75 años, un denunciante de mentiras y de falacias culturales y políticas, un hombre de izquierdas liberal, un humanista moderno que nunca dejó de hacer filosofía en la línea de Diderot, Rousseau o Voltaire.

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