Un ranking sin españoles

No hallamos autores españoles entre los más cotizados. «Se trata de un mal endémico, pero como ocurre con el aceite, el vino o el queso, nos vendemos mal», lamenta Elisa Hernando. En el apartado histórico, Pablo Picasso, Salvador Dalí o Joan Miró concitan un gran interés, y en el actual, destacan Jaume Plensa, Cristina Iglesias o Eduardo Chillida. «Tenemos artistas de gran calidad, pero, en muchos casos, han carecido de canales de distribución que permitan su conocimiento, el deseo de los coleccionistas y la subida de precios. No hay una Gagosian española».

A pesar de esas carencias empresariales, algunos creadores están bien situados y pueden aspirar a la cumbre. A ese respecto, cita a Secundino Hernández, representado por la galería londinense Victoria Miro y situado en colecciones tan importantes como las de la Fundación Masaveu o la del hispanoamericano Jorge Pérez.

El origen influye decisivamente. «Eso explica que Lucio Fontana esté diez veces más cotizado que Antoni Tàpies, por ejemplo», afirma Ignacio Múgica. Según su experiencia, los aficionados buscan los grandes nombres y también aquellos mejor posicionados en su país. «Es una manera de evitar que los fondos de unos y otros sean intercambiables y aludir a las raíces», indica. «De ahí que los alemanes, con sus grandes recursos, busquen a Anselm Kiefer o Gerhard Richter, y alcancen precios extraordinarios».