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Mis quince minutos de fama con Andy Warhol
The Factory. ·
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La actriz Mary Woronov construye un relato surrealista en torno a su experiencia con el maestro del arte popMary Woronov atribuye el interés que Andy Warhol mostraba por ella a su origen católico y apariencia eslava. «Le resultaba familiar y, por tanto, de confianza». El artista era venerado por sus acólitos. «Nos gustaba a todos y sentíamos una extraña necesidad de protegerlo», explica ... en 'Swimming Underground. Mis años en la fábrica Warhol' (Reservoir Books), libro basado en los tres años que esta actriz y pintora permaneció en The Factory, el centro de creación de la calle 47 Este de Nueva York. En la quinta planta del número 231 el maestro del pop desarrollaba su obra gráfica y rodaba películas. No era un espacio de creación al uso con solícitos ayudantes. Nada más lejos de su cotidiana y convulsa realidad a finales de los sesenta.
Las fiestas y excesos eran la seña de identidad de un lugar sin horarios donde la gente se arremolinaba cuando llegaba aquel individuo de piel extraordinariamente pálida y enormes facultades para dar cuenta de la cultura popular de su tiempo. «Nunca tomaba unas vacaciones o se divertía y miraba con suspicacia cualquier cambio», recuerda Woronov. Su carácter resultaba, a menudo, desconcertante. «Andy siempre decía las cosas más anodinas. La gente se rompía la cabeza extrayendo sentido a sus palabras», señala y culpa de esa aparente vacuidad a su personalidad disléxica. Además, «era tímido hasta la parálisis y evitaba a muerte la confrontación».
Las memorias son un relato brillante y alucinado, una revisión surrealista de aquel periodo en el que se pergeñó un mito de la plástica contemporánea. Escenas delirantes, estimuladas por el uso y abuso de drogas, se mezclan con apuntes de aquella fauna humana, formada por las 'Warhol superstars', sujetos que, como ella, aspiraban a los preceptivos quince minutos de fama que el artista asignaba a cada individuo. Aunque el libro rescata varias figuras que superaron esa efímera gloria.
La participación de la escritora en producciones de Warhol como 'Exploding Plastic Inevitable' o 'Chelsea Girls' la alejó definitivamente de sus estudios de escultura en la Universidad de Cornell. Pero aquella joven veinteañera que bailaba embutida en pantalones de cuero negro y blandía un látigo no era exactamente un ser inocente. Ella reconoce que una rata que llamaba Violet, por su intrínseca violencia, y un perro rabioso sacudían su cerebro ávido de experiencias sádicas y todo tipo de estupefacientes.
La inmortalidad, a su juicio, se atisbaba en los 'Screen Tests', su primer contacto con la cámara, 'Mary en el puente de Tridhammer', 'Venus in furs' y se desarrolló en las siguientes obras, más conocidas. Su belleza la condujo hasta la academia de modelos Ford, pero poseía una extraña personalidad que provocaba efectos contrapuestos en The Factory. Según explica, los compañeros sospechaban que era un travesti. «Medía más de 1,80, era plana como una tabla y malhablada, además de tremendamente grosera». Aquella agresiva pose tenía que ver con sus deseos sexuales. «Me gustaban los rockeros y como no podía tenerlos la mejor alternativa era ser como ellos».
Tras su estancia en The Factory, ingresó en el Teatro del Ridículo promovido por Roland Tavel, guionista de Warhol, y, posteriormente, desarrolló una extensa trayectoria en e cine serie B. Woronov, que admite gozar de un diploma en drogología, se describe como una «gran actriz que estaba trabajando en un nuevo método interpretativo que entrañaba improvisaciones increíbles acompañadas de dosis descomunales de 'speed'».
La belleza femenina fascinaba a Andy Warhol. Las modelos abundaban en la quinta planta, a menudo como protagonistas de las películas que se rodaban en su interior. Además, acompañaban al autor a fiestas y discotecas. Primero destacó Edie Sedgwick, luego Velvet International, apodo de Susan Bottomly, y, más tarde, Nico, cantante de la banda The Velvet Underground. «Era tan bella que esperaba que todo el mundo quisiera follársela, y hasta los muebles gemían cuando entraba en una habitación. Vi sillas arrastrándose por la alfombra con la esperanza de que les hiciera el honor de sentarse», escribe Woronov.
Esta cantautora y actriz se llamaba en realidad Christa Päffgen y había nacido en Colonia (Alemania) en 1938. Cantó tres canciones en el primer álbum de The Velvet Underground cuya famosa portada, un plátano de estética pop, fue diseñado por el artista. La banda rockera fue un fenómeno minoritario que destacaba por sus ácidas letras sobre prostitución y perversiones sexuales, y hoy está considerada por la crítica como una de las más importantes de la música moderna. Tras su disolución, algunos de sus miembros, como Lou Reed y John Cale, llevaron a cabo exitosas trayectorias personales.
Nico también emprendió su propia carrera con numerosas giras en la década de los años ochenta, convertida en una figura de culto. En 1988, durante unas vacaciones en Ibiza, sufrió un infarto mientras circulaba en bicicleta. Los médicos le diagnosticaron erróneamente una insolación y falleció al día siguiente de su ingreso a causa de un derrame cerebral.
Las producciones audiovisuales de The Factory eran fruto de tres autores. «Paul cargaba la máquina, Andy enfocaba y Gerard grababa», explica Woronow en su libro. Paul Morrissey y Gerard Malanga colaboraban con Warhol hasta que el artista se decantó por la creación plástica y abandonó el cine. Paul era un joven agente de seguros que llegó a The Factory a mediados de los sesenta. Tras asumir la redacción del guión, la fotografía y el montaje de la película 'Lonesome Cowboys', emprendió la trilogía 'Flesh', la obra más conocida y para la que contó con el protagonismo de Joe Dallesandro, su actor fetiche. El tratamiento de la droga, la crudeza de sus imágenes y el naturalismo brutal lo convierten en una rareza precursora del cine más descarnado. Se le considera un observador de la cultura 'hippie' urbana, de la marginación y las adicciones. El fin de su relación con Warhol lo condujo a proyectos en los que combinó la ficción y el interés documental, como los que dedicó a su antiguo socio. A mediados de los noventa, se sumó al movimiento Dogma.
Las 'superstars' de Warhol eran de toda condición. El relato de Woronov no menciona, por ejemplo, a Dallesandro, con el que no coincidió, pero aporta abundante información del poeta, fotógrafo y director de cine Gerard Malanga. Fue una suerte de Pigmalion para la joven actriz, a la que vistió con su habitual atuendo de inspiración sadomasoquista. El alma torturada de la muchacha se hallaba cómoda con esa parafernalia y ambos formaron parte de espectáculos como 'Exploding Plastic Inevitable'. Su relación fue íntima aunque parecía carecer de sentimientos definidos y sexo explícito. «Gerard sólo quería grabarme y grabarse conmigo, esa era su única pasión, y era devoradora», cuenta. «La vida era un escenario las veinticuatro horas del día; aunque no hubiera nadie, se comportaba como si lo estuvieran observando: daba escalofríos».
La actividad de Malanga era múltiple. Aportaba sus conocimientos de sonido en las películas e introdujo al artista en la técnica serigráfica, actuó en varias producciones audiovisuales y bailó en los conciertos de The Velvet Underground portando su característico látigo de domador. Tras apartarse de Warhol, llevó a cabo una intensa labor como retratista y, hasta la fecha, ha editado unos veinte poemarios. También está considerado el documentalista de The Factory, ya que posee un amplio archivo de imágenes de aquel periodo.
A Robert Olivo todo el mundo lo conocía como Ondine o Papa Ondine. Destacó entre los actores que participaban en las películas de Warhol. A Mary Woronov le fascinaba su personalidad. «Su perfil parecía sacado del dorso de una moneda griega, sólo que estaba rodeado de ruina, pelo negro inquieto y ropa fachosa, prestada y arrojada sobre un cuerpo que parecía poderoso pero desequilibrado», escribe. Proporcionaba y consumía un gran número de anfetaminas.
'Chelsea Girls' fue uno de los hitos de su trayectoria junto al mago del 'pop' y también tomó parte en 'A novel', una de las incursiones del artista en la literatura. El libro se nutre de la transcripción de grabaciones realizadas siguiendo la vida del intérprete, como si se tratara de un remedo del 'Ulises' de James Joyce.
Tras su experiencia en el laboratorio warholiano, el actor participó en películas de serie B como 'Silent Night, Bloody Night' donde coincidió con compañeras de The Factory como la propia Woronov y la actriz transgénero Candy Darling. Ondine fue una más de las víctimas del sida y falleció en 1989. En sus últimos años dio charlas en círculos universitarios en las que ofrecía una panorámica de su actividad junto a Warhol.
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