Puertas al Universo
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Los 'agujeros de gusano' son especulaciones matemáticas sobre viajes en el espacio y el tiempo, pero sin demostraciónFísica ·
Los 'agujeros de gusano' son especulaciones matemáticas sobre viajes en el espacio y el tiempo, pero sin demostraciónmauricio-josé schwarz
Viernes, 3 de abril 2020, 19:16
Al menos desde el siglo II, cuando Luciano de Samosata escribió su 'Vera historia', cuyos protagonistas son llevados por un tornado a la Luna, donde atestiguan una guerra entre los seres extraños de los ejércitos del rey del Sol y la Luna, los seres humanos ... nos hemos imaginado viajando por el Universo.
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Pero, conforme aumentaba el conocimiento del Sistema Solar y del Universo, los humanos comprendían la enorme dificultad de esos viajes. Nuestros planetas vecinos no son, como imaginaron los primeros escritores de ciencia ficción, similares a la Tierra, sino sitios inhóspitos, sin agua, con temperaturas extremas, sin vida detectable y algunos de ellos, los más grandes, sin siquiera tierra firme donde posarnos, pues son gigantes gaseosos que albergan colosales tormentas, como Júpiter o Saturno.
Y, más allá, las distancias fueron alejando de nosotros la posibilidad de visitar otros sistemas donde quizás hubiera vida, o posibilidad de sustentarla, o incluso inteligencia, eso que tan convencidos estamos de que poseemos. Ya en el siglo XX, el descubrimiento de que el Universo iba mucho más allá de nuestra galaxia de la Vía Láctea nos colocó como motas de polvo infinitesimal en un océano cósmico vastísimo. Las estrellas más cercanas, el sistema de Alfa Centauri, están a 4,3 años luz, es decir, que deberíamos viajar a la velocidad de la luz -algo que es físicamente imposible de conseguir- durante 4 años y 4 meses para alcanzarla. A la velocidad máxima de nuestras naves espaciales tripuladas, el viaje tomaría unos 140.000 años.
Por ese motivo, los soñadores de la ciencia ficción imaginaron un procedimiento, el salto en el hiperespacio (popularizado en la saga de 'Star Wars' y usado por escritores, cineastas y creadores de televisión) para convertir esas gigantescas cifras en cosa de horas o minutos. Pero hay una posibilidad, al menos teórica, de hacer un salto como el que lleva al 'Halcón Milenario' a escapar de los cruceros imperiales al principio de la saga: el agujero de gusano… una propuesta de la física teórica que dio esperanzas y nueva vida al sueño de los viajes interestelares.
Una vez conocida la Teoría de la Relatividad de Einstein, los físicos exploraron sus múltiples implicaciones. Uno de ellos, Albert Flamm, propuso que, además de los agujeros negros (que ya había previsto John Michell en el siglo XVIII) la relatividad era compatible con otras estructuras, luego llamadas 'agujeros blancos', que en lugar de absorber materia como sus gemelos oscuros, la emitieran en grandes cantidades. En 1935, Albert Einstein, trabajando con Nathan Rosen, exploró estas ideas y juntos llegaron a la idea del 'puente Einstein-Rosen' que podría conectar dos puntos separados del espacio.
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Einstein había postulado que la gravedad es una curvatura en el espacio-tiempo provocada por los objetos con masa; a más masa, más curvatura y más atracción gravitacional. Ya que nuestra imaginación no puede conceptualizar una curvatura en cuatro dimensiones (las tres espaciales más la del tiempo), podemos usar como aproximación una hoja elástica. Si ponemos en ella un objeto esférico con cierta masa, la curvará y parecerá que atrae hacia si cualquier otra esfera menos masiva que pongamos en la curvatura.
Para ir de un punto a otro de esa hoja, debemos recorrer su superficie, el equivalente al espacio normal. Pero si pudiéramos doblar la hoja hasta que los dos puntos estén superpuestos e hiciéramos un agujero, podríamos pasar de uno al otro recorriendo una distancia mínima. Esa unión sería un 'agujero de gusano' a través de una dimensión adicional del espacio: una suerte de hiperespacio de 'Star Wars'.
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En 1957, el físico teórico John Wheeler, en un artículo científico que hizo llevando como coautor a Charles Misner llamado 'La física clásica como geometría' que exploraba el asunto, creó el nombre de 'agujeros de gusano' (worm holes) para estos puentes misteriosos.
El agujero de gusano, el puente Einstein-Rosen, no es solo un capricho de la imaginación, sino que es el resultado inevitable de una solución especial de las ecuaciones de campo de Einstein. Es decir, su existencia es cuando menos compatible con la física tal como la conocemos actualmente. A partir de allí, se desprenden especulaciones como que el agujero de gusano podría conectar a un agujero negro con un agujero blanco, o que podría haber alguna forma tecnológica de crear agujeros de gusano a voluntad, lo que sería el verdadero motor hiperespacial de la ciencia ficción.
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Sin embargo, la realidad se enfrentó nuevamente a la imaginación. Wheeler demostró matemáticamente que, aunque un agujero de gusano pudiera existir, su vida sería de fracciones de segundo y sería imposible usarlo para viajar. Sería, pues, 'no transitable'. Entonces entró en escena el físico y divulgador Kip Thorne, con una idea diferente: si un agujero de gusano contuviera 'materia exótica' (es decir, materia que tuviera un comportamiento distinto del de la materia común) en cantidades suficientes, podría estabilizarse y, por tanto, volverse transitable. De nuevo, los felices autores de ciencia ficción empezaron a fantasear sobre el asunto, popularizado a su vez por la serie 'Star Trek: Deep Space 9'.
Pero, ¿sería posible controlar a dónde nos llevaría un agujero de gusano? Las posibilidades -al menos matemáticas- que ofrecen los agujeros de gusano no solo nos permitirían viajar a cualquier punto del Universo casi instantáneamente, sino que también nos permitirían viajar a cualquier punto del tiempo… hacia atrás y hacia delante, al futuro o al pasado, o incluso a otros universos. Nadie lo sabe.
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Los agujeros negros fueron entes hipotéticos hasta el siglo XXI, cuando las evidencias de su existencia real se consolidaron hasta que en 2019 se pudo obtener la primera imagen de uno de ellos. Los agujeros de gusano podrían seguir el mismo camino o bien ser solo una elegante especulación matemática. Nadie ha obtenido hasta hoy ninguna prueba de su existencia.
Pero, aún si existieran, el propio Kip Thorne, uno de los mayores expertos en agujeros negros y física relativista, cierra la puerta a su función como autobuses hacia el infinito: «Hay sólidas indicaciones de que los agujeros de gusano por los que pudiera viajar un ser humano están prohibidos por las leyes de la Física».
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Habrá que seguir buscando.
Consagradas también por la ciencia ficción, si no se alcanzan velocidades superiores a la de la luz (cosa que la Física establece como algo imposible) o se usan agujeros de gusano, otras propuestas de la ciencia ficción son la animación suspendida ('2001, una odisea del espacio' y 'Alien') o las naves generacionales donde una colonia de seres humanos viva y se reproduzca generación tras generación hasta llegar a su destino.
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