Mikel Casal
Ciencia y tecnología

Preservar el cuerpo para estudiarlo

Las disecciones, básicas para el avance de la Medicina, comenzaron hace 24 siglos; el reto era conservar los cadáveres

Mauricio-José Schwarz

Sábado, 11 de mayo 2019, 00:11

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Un estudio de investigadores de la Universidad de Innsbruck de 2003 comparaba el uso de cadáveres humanos como herramienta educativa con otras opciones como pacientes reales, modelos anatómicos o libros. Concluía que el uso de cadáveres en la formación de los médicos no se puede ... sustituir satisfactoriamente con ninguna otra alternativa.

Fue la disección de cuerpos la que permitió conocer el interior del cuerpo humano, desde los antiguos egipcios y el 'Papiro Quirúrgico Edwin Smith'. Los griegos, incluido Aristóteles, optaron por la disección de animales creyendo que todos eran idénticos a nosotros por dentro, suposición que se demostraría falsa: el plan general similar deja lugar a una enorme cantidad de variaciones. Sin embargo, pese a esas limitaciones, lograron avances en la comprensión de nuestro cuerpo y algunas especulaciones sobre su funcionamiento.

La disección de cuerpos humanos en el mundo que llamamos occidental comienza en el siglo IV adC., cuando Ptolomeo I Soter la permite en Alejandría, pero la enseñanza de la anatomía sigue haciéndose sobre disecciones de animales y, sobre todo, en el Medievo y bajo el dominio de la Filosofía escolástica, la disección de seres humanos es considerada innecesaria pues, como en todas las demás áreas del conocimiento, se pensaba que los antiguos ya sabían todo lo que había que saber, y que bastaba estudiar a Galeno para saber anatomía. Esta visión no cambia hasta 1315, cuando Mondino de Liuzzi vuelve a realizar estudios en humanos y hay indicaciones de que hubo algunos en el mundo islámico de la edad de oro.

Las disecciones con intención claramente científica, como las de Leonardo da Vinci o las de Andrea Vesalio, tenían la clara dificultad que representaba la descomposición del cuerpo que estaban estudiando. Es decir, un cuerpo podía estudiarse tres o cuatro días antes de que el olor, las larvas y otros factores hicieran imposible continuar. No había forma de conservar los cuerpos salvo que se hiciera un embalsamamiento que destruía incluso aquello que se pretendía estudiar, ni frío ni sustancias químicas, aunque la práctica de la disección se empezó a generalizar a partir del s. XVII, llegando a ser, incluso, recomendación de los jueces el uso del cuerpo de los delincuentes condenados a muerte.

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Un anatomista alemán logró en 1995 un procedimiento de conservación llamado 'plastinación'

'Primeros pacientes'

Las disecciones eran, también, fundamentales para la educación de los futuros médicos. Los teatros de disecciones donde un profesor realizaba el procedimiento para mostrarles a los alumnos la disposición de los órganos internos son una imagen común en la enseñanza médica del siglo XVI al XIX, aunque la forma ideal de aprendizaje se da con los propios alumnos realizando las disecciones: viendo, tocando, sintiendo cómo son los órganos del cuerpo por cuya salud pretenden velar. La opción eran los órganos o cuerpos completos preservados en algún líquido, mayoritariamente formaldehído o formol, pero como subrayan los estudiosos del Museo Estadounidense de Historia Natural, este proceso ocasiona una alteración química de la muestra, que suele decolorarse y encoger o bien hincharse. En el siglo XX se desarrollaron también procedimientos como encerrar algunas muestras en plástico transparente.

Todo esto significó que, aunque hoy las facultades tienen acceso en general a cuerpos donados para su formación, conocidos cariñosamente como los 'primeros pacientes' de los estudiantes de Medicina, el interior del cuerpo humano se mantenía como un misterio para el público en general, apenas sugerido en ilustraciones o modelos de plástico, hasta que el mundo se enteró, en 1995, de que el anatomista alemán Gunther Von Hagens había conseguido preservar cuerpos completos con un procedimiento llamado 'plastinación' y estaba exhibiéndolos.

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El sistema desarrollado por Von Hagens implica preservar brevemente el cuerpo con formaldehído para luego sumergirlo en acetona, que sustituye el agua en el interior de las células del espécimen. En el tercer paso, se pone el cuerpo en un baño de goma de silicona, poliéster o resina epóxica y se utiliza vacío para que la acetona entre en ebullición a baja temperatura y su lugar sea ocupado por el polímero o plástico en cuestión. El polímero luego es curado con gas, calor o, como se hace con las uñas de gel en las manicuras, con luz ultravioleta.

Aunque el procedimiento comenzó a usarse en animales desde 1977 y puede aplicarse en órganos individuales o en aparatos o sistemas como el nervioso, el circulatorio o el digestivo, lo que llamó la atención en 1995 fue que Von Hagens optó por presentar a los cuerpos en posiciones activas: caminando, jugando fútbol, moviendo el timón de una embarcación, danzando o incluso a un cuerpo aplicándole resucitación cardiopulmonar a un segundo. Otros cuerpos están en vista despiezada como suele hacerse con motores y otras máquinas, para que el espectador pueda ver las distintas capas que forman el cuerpo, desde piel y músculos hasta órganos internos.

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Un aspecto fundamental es que párpados, orejas, narices y labios suelen conservarse, lo que da a los cuerpos una imagen de vitalidad distinta de la que nos ofrecen los cadáveres en general. Esa vitalidad, que hace que los espectadores con frecuencia olviden que los especímenes posados fueron personas reales que donaron sus cuerpos para estas exhibiciones (Hagens ha reunido más de 10.000 donantes), provocó incomodidades, prohibiciones, letreros sensacionalistas a la entrada de las exhibiciones de lo que Von Hagens llamó 'Mundos del cuerpo'. Diversas organizaciones religiosas se han opuesto a las exposiciones y los medios las abordaron con enorme sensacionalismo hace casi un cuarto de siglo.

Hoy, sin embargo, hay 11 exposiciones de 'Mundos del cuerpo' recorriendo el planeta y centros de divulgación como el Parque de las ciencias de Granada, muestran a sus visitantes numerosos especímenes plastinados que permiten una mirada interior… no precisamente la que proponían los filósofos, pero sí a un espejo que muestra cómo somos y gracias a qué procesos estamos vivos… dándole así un sentido más profundo a la muerte.

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La disección post mortem

Aunque hoy las necropsias son vistas principalmente como herramientas de apoyo a la investigación de delitos comprobados o posibles, e incluso se glorifica en los medios a forenses especializados como la doctora Temperance 'Huesos' Brennan, de la serie 'Bones', la disección de cuerpos fue durante largo tiempo, sobre todo, una forma de confirmar o afinar los diagnósticos médicos realizados en vida del paciente y de comprender los efectos de las enfermedades en el interior del cuerpo, pasando de ser meramente para el estudio anatómico convirtiéndose en una herramienta de la patología.

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