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Guillermo Gómez Muñoz
Sábado, 18 de enero 2025, 00:01
En dos días tendrá lugar la toma de posesión de Donald Trump como 47.º presidente de los EE. UU. El sustantivo «posesión», en dicha expresión, es un derivado del verbo 'poseer'. Su etimología nos traslada al infinitivo latino 'possidere', creado a partir de dos ... formas verbales. En primer lugar, la derivada de 'potis' (poder) y, en segundo lugar, la que procede de 'sedere' (sentarse). Así, 'possidere' (ser poseedor) sería en origen la capacidad de sentarse o de fijarse en un lugar. Su uso en romance se documenta ya entre los siglos XIII y XIV, en poemas de Berceo o en 'El Conde Lucanor'. Curiosamente la etimología del término conecta ese momento de la 'posesión' con el propio cargo de 'presidente', derivado de 'praesidere' (sentarse al frente).
A partir del día 20 eso es precisamente lo que hará Donald Trump: sentarse al frente de la nación que ha dominado el mundo desde el final de la II Guerra Mundial. Si lo que anuncia antes de poseer el cargo lo cumple, nos esperan cuatro años de tensión entre aliados y una larga marcha por el desierto para Europa. Esperemos que la «posesión» sea solo del cargo y no se convierta en un «apoderamiento del espíritu» de un Occidente cada vez más cómodo con el populismo y menos con los valores democráticos. Entonces quizás solo nos salve algún padre Karras, al ritmo tubular de un tal Oldfield.
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