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El poema de un siglo
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El poema de un siglo

Aniversario ·

Se cumplen 50 años de la muerte de Paul Celan, autor de 'Fuga de muerte', la gran obra poética tras Auschwitz

ibon zubiaur

Viernes, 17 de abril 2020, 18:45

Seguramente es el poema en lengua alemana más reconocido desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Presente en casi todas las antologías y traducido a casi todos los idiomas (la mejor versión castellana sigue siendo la de Jesús Munárriz en Hiperión), inspiró adaptaciones musicales y a artistas tan diferentes como Imre Kertész (su novela 'Kaddish por el hijo no nacido' es «una Fuga de muerte en prosa») o Anselm Kiefer (que lo invoca en varios cuadros). Una y otra vez es esgrimido como el principal testigo de cargo contra el dictum de Adorno según el cual escribir un poema después de Auschwitz sería «bárbaro». La 'Fuga de muerte' de Paul Celan es el poema después de Auschwitz, y es oportuno recordarlo cuando se cumplen 50 años del suicidio de su autor. El libro de Thomas Sparr 'Todesfuge. Biographie eines Gedichts' (DVA, 2020) examina su trágica trayectoria e inspira preguntas de calado: en la recepción de este poema se mide no solo la capacidad de la poesía de afrontar una experiencia límite (el asesinato de millones y de los propios padres), sino también la capacidad del público de asimilar el resultado.

La vida de Celan, crecido en la plural y políglota Czernowitz de entreguerras, la truncó la historia. En julio de 1941 su ciudad es ocupada por la Wehrmacht y comienzan las matanzas de judíos. En octubre se crea un gueto y solo el coraje del alcalde Popovici logra posponer la deportación de miles de personas. Pero en junio de 1942 arrestan a los padres de Paul; él se salva apuntándose «voluntario» al «servicio de trabajo». Cuando el Ejército Rojo libera Czernowitz, en marzo de 1944, un primo le confirma la muerte de sus padres. Llega a Bucarest al 'rusificarse' su ciudad natal (desde entonces Chernivtsí) y trabaja como lector en una editorial (que al menos ofrece un menú a sus empleados: sopa aguada y una mazorca). La mujer de su primer valedor, el poeta Alfred Margul-Sperber, le sugiere invertir su apellido Antschel, muy común en rumano, y sus versiones del ruso aparecen bajo el nombre de Celan. También la traducción rumana de 'Tango de muerte', con una nota introductoria que recalca su realismo: «El poema se remonta a hechos. En Lublin y otros 'campos de la muerte', se forzaba a parte de los condenados a tocar mientras otros cavaban sus tumbas.» No solo la banda de música, sino casi todos los motivos memorables del poema (las fosas atestadas y el humo en el aire, los perros que son azuzados contra los presos, «la muerte es un maestro de Alemania») remiten de forma transparente a la realidad del Holocausto, en un temprano afrontamiento literario que no ha sido superado.

Reconocimiento

En diciembre de 1947 Celan llega a Viena, tras una marcha a pie de semanas. Es de los últimos fugitivos en lograrlo antes de que Rumanía y Hungría cierren del todo sus fronteras. Gracias a las entusiasta recomendación de Margul-Sperber empieza a publicar sus poemas, incluyendo el definitivamente titulado 'Fuga de muerte'. Inicia también su relación con Ingeborg Bachmann, que lastrará siempre el peso del pasado. En 1948, ya en París, retoma sus estudios mientras trabaja en una central eléctrica.

El reconocimiento de Celan como el mayor poeta en alemán de la posguerra se irá imponiendo con muchos accidentes, que se cobrarán un precio alto en su equilibrio anímico. Resulta significativa la incomprensión en Alemania. Ingeborg Bachmann logró que fuera invitado al encuentro de 1952 del mítico 'Grupo 47', pero la acogida a Celan fue peor que ambivalente (aunque quedó tercero en votos en la votación al premio, que obtuvo Ilse Aichinger): a muchos de aquellos autores comprometidos, que después de haber servido en el Ejército renegaban de todo lo que oliese a pathos, el estilo elevado de Celan les sonaba no ya ajeno sino molesto; especialmente hiriente fue el comentario del organizador Hans Werner Richter, para quien el poeta leía «como Goebbels».

«'Fuga de muerte' es también eso para mí, un epitafio y una tumba», escribió

Las reseñas alemanas tras la publicación ese año de 'Amapola y memoria' revelan una incomodidad similar. El influyente Hans Egon Holthusen consideraba la 'Fuga de muerte' «uno de los poemas contemporáneos más grandiosos», pero la hacía «escapar de las sangrientas cámaras de los horrores de la historia para elevarse al éter de la pura poesía», lo que no deja de ser problemático en boca de alguien que, como se reveló más tarde, había sido miembro de las SS. Más devastadora fue la reseña de Günter Blöcker calificando a la 'Fuga' de «ejercicios contrapuntísticos en la partitura». Celan plasmó su dolor en un poema y pidió apoyo a varios amigos, cuya falta de reacción le decepcionó mucho (a Bachmann: «Sabías -y tengo que recordártelo- que la 'Fuga de muerte' es también eso para mí: un epitafio y una tumba. Quien escribe sobre la 'Fuga de muerte' lo que ha escrito ese Blöcker profana las tumbas./ Y mi madre tampoco tiene más que esa tumba»). El caso es delicado, porque el trasfondo biográfico e histórico del poema no lo blinda contra la crítica ni garantiza su calidad. Pero sí cabe preguntarse en qué planeta moral vive quien solo ve «ejercicios contrapuntísticos» en un poema sobre ejecuciones masivas de inocentes. Celan, dicho sea de paso, quiso dejar claro que «mi poema no está concebido a partir de principios musicales».

Aún más malignas (y casi con toda certeza infundadas) fueron las acusaciones de plagio que se elevaron sobre Celan. Estos ataques hicieron mucho daño al autor, pero también recuerdan lo problématico que resulta patentar imágenes en el lenguaje poético. Una lección de grandeza a ese respecto la dio Rose Ausländer, de quien Celan tomó el oxímoron de la «leche negra» que abre la 'Fuga': «Para mí es un honor que un gran poeta haya encontrado inspiración en mi modesta obra. Yo usé la metáfora de paso, mientras que él la elevó a expresión poética suprema. Se ha vuelto parte de él.»

La poesía posterior de Paul Celan depura cada vez más su lenguaje y se aleja de la inteligibilidad descarnada de la 'Fuga de muerte'. Se la ha tachado de hermética, lo cual no es justo: la densidad expresiva exige, pero no excluye. Quizá es que, cada vez más sensibilizado ante la incomprensión, Celan se dijo 'de perdidos al río'. En sentido tristemente literal. La noche del 19 al 20 de abril de 1970 se arrojó al Sena; así ahogó su pena, sin haber cumplido los 50 años, una de las grandes voces poéticas del siglo XX.

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