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Carmen Miranda, Jesús Astigarraga y Leopoldo Zugaza, junto a otros fundadores de la feria, en 2015.
El adiós del 'capitán'
Durangoko Azoka

El adiós del 'capitán'

nahikari cayado

Sábado, 3 de diciembre 2022, 00:05

La Azoka de hoy poco tiene que ver con la que se organizó por primera vez en 1965. El editor y promotor cultural Lepoldo Zugaza quería entonces ofrecer un espacio propio a la literatura vasca. No le bastaba con que los libros de grandes escritores ocuparan las baldas de una librería y creó la semilla de la Feria del Libro y Disco Vasco. Su reciente fallecimiento deja un gran vació en la plaza de la cultura vasca de Durango.

«Fue el capitán de este barco. Quien sacó todos los libros de sus baldas para mostrarlos en la plaza. Pero no lo hubiese conseguido sin sus marineros», matiza Jon Irazabal, exdirector de la Azoka durante varias décadas, De hecho, Zugaza contó con el respaldo de otras once personas más para fundar Gerediaga Elkartea en los años 60, en pleno franquismo. Entre ellas se encontraba su esposa, Carmen Miranda, fallecida hace un año, y Jesús Astigarraga, «compañero de mil batallas», que murió pocos días después que Zugaza.

Todos ellos fueron reconocidos en la edición de 2015 con motivo del 50 aniversario de la creación de Gerediaga. La Azoka, no en vano, fue uno de los primeros proyectos que puso en marcha Gerediaga. En los primeros años se limitaba a ofrecer un lugar de exposición y venta de la producción en euskera y relacionada con los temas vascos en el pórtico de la basílica de Santa María. Lejos quedaban las actuaciones en vivo y la expansión cultural a las calles de la villa que conocemos hoy, aunque el objetivo sigue siendo el mismo: dar a conocer la producción literaria y discográfica de Euskal Herria.

Gerediaga se esforzó desde la primera edición en conseguir que Durango se convirtiese en lugar de encuentro de los diferentes sectores de la actividad cultural vasca. En sus inicios, Zugaza no contemplaba la venta de discos. Fue el académico emérito de Euskaltzaindia y exparlamentario José Luis Lizundia quien lo convenció para introducirlos en el catálogo. «Tal y como decía, fue Lizundia el que le puso el donuts en el dedo», recuerda Irazaba.

Lizundia se encargó de destacar el valor de las producciones musicales que comenzaron a ver la luz en esa época, así como trabajos de grupos como Ez Dok Amairu, o los de Mikel Laboa y Benito Lertxundi.

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