
Tienen en común el amor por un oficio que hasta hace pocos años era una quimera, el loco anhelo de bohemios que empeñaban hasta la ... camisa por ver realizado su sueño. Hacer películas en Euskadi ya no es una entelequia, sino una próspera industria que todavía no ha tocado techo. Solo en 2024 se rodaron 168 producciones en Bizkaia, entre ellas 28 largometrajes y 11 series; en Álava se triplicaron los días de grabaciones, 262, respecto al ejercicio anterior y se grabaron 20 largometrajes en el territorio. En el grupo reunido a la llamada de Territorios hay tres Goyas, la película vasca con mayor repercusión internacional, una productora formada por mujeres que ha rodado en los cinco continentes y los responsables de la Escuela de Cine del País Vasco (ECPV), cuyas nuevas instalaciones en Miribilla se han elegido para la fotografía que ilustra este reportaje.
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Hacen películas muy distintas, ¿pero sienten que forman parte de algo llamado cine vasco? «Yo no. Me siento más bien como un francotirador», reta rompiendo el hielo Galder Gaztelu-Urrutia, autor de 'El Hoyo'. El director bilbaíno empezó cortando calles en los rodajes y manufacturó cientos de anuncios hasta que debutó con una distopía futurista que triunfó en Sitges, pero pasó como una exhalación por los cines. Rodada en un gigantesco hangar de Zorroza llamado a ser el 'hub audiovisual' del nuevo Bilbao, 'El Hoyo' se convirtió en la película de la pandemia en todo el mundo gracias a Netflix. Ninguna producción vasca ha llegado tan lejos.
«Yo hago películas allí donde se financian, quizá es por mi formación publicitaria, que vas donde te pagan», reflexiona Gaztelu-Urrutia, que acaba de estrenar 'La fiebre de los ricos', rodada en inglés. «Evidentemente soy de aquí y tiro de ayudas locales. Pero igual el cine que hago no encaja con la identidad del cine vasco, si es que existe».
Diego Kataryniuk y David Pedrosa, directores de la ECPV, sí tienen en cambio una visión de una industria local que les reclama recién graduados entre sus 220 alumnos para puestos técnicos y artísticos. El pleno empleo en el sector es una realidad. «Nosotros sí que entendemos el concepto de cine vasco propio, porque nuestra misión es formar y proporcionar profesionales. Nos gusta pensar que servimos como base de cohesión para la industria», apunta David Pedrosa, mientras Diego Kataryniuk desdeña el concepto de identidad. «Los estudiantes se empapan del espacio donde están y cuando rueden lo harán de cosas cercanas. Yo siempre les digo que, aunque tengan 20 años, a la mayoría de la población mundial les ha pasado algo que ellos han experimentado. Por eso las temáticas son universales. Lo que genera el cine vasco es el espacio social donde lo ruedas».
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La identidad vasca, el euskera, y la historia propia son fundamentales en algunas de las obras de Doxa, la productora bilbaína formada por Zuri Goikoetxea y Ainhoa Andraka. Su documental de autor 'Itoiz Udako Sesioak', codirigido junto a Larraitz Zuazo, ha sido un pequeño fenómeno en Euskadi, logrando más de 10.000 espectadores y asegurándose la distribución en salas del País Vasco francés. «Yo siento que la industria no va conmigo», se sincera Larraitz Zuazo. «Me parece algo lejano. A nivel sentimental sí me siento parte de lo que sería una 'red audiovisual vasca', aunque no sé qué es lo que la define. Vivimos un momento muy potente gracias a los incentivos fiscales, pero por otro lado es más difícil hacer cine desde lo pequeño cuando vienen productoras muy potentes a rodar aquí». Guionista, directora y productora, Zuri Goikoetxea apunta que los medios se empeñan siempre en etiquetar. «El 'nuevo cine gallego' ha funcionado muy bien. Ya tienen cuatro o cinco cabezas y lo están exportando. No digo que tengamos que seguir ese modelo, pero es indudable que el cine vasco está en auge».
Cine
Galder Gaztelu-Urrutia Director
Autor de 'El Hoyo', un fenómeno mundial durante la pandemia gracias a Netflix. Acaba de estrenar 'La fiebre de los ricos'.
Lara Izagirre Directora y productora
Debutó con 'Un otoño sin Berlín' y su productora Gariza Films está detrás del éxito de '20.000 especies de abejas'.
David Pedrosa Escuela de Cine del País Vasco
Codirige un centro de referencia que en la actualidad acoge a 220 estudiantes que tienen asegurado el trabajo en un sector que demanda profesionales.
Zuri Goikoetxea Directora y productora
Seleccionada como Berlinale Talent en 2021, forma parte de la productora bilbaína Doxa.
Por fin ha salido el término: incentivos fiscales, el imán establecido por las diputaciones en los tres territorios que ayuda a completar la financiación de las películas y series. «Es lo que ha industrializado el sector, cuando yo empecé en esto no se cobraba», recuerda Galder Gaztelu-Urrutia. A su lado, Lara Izagirre asiente. La directora de 'Un otoño sin Berlín', que le brindó el Goya como actriz revelación a Irene Escolar, se siente parte «de una industria de cine vasco que está naciendo y donde hay mucho que hacer e inventar». Izagirre confía en que esta bonanza audiovisual se traduzca en «trabajo para la gente joven de aquí y más historias que cuenten cómo somos». Embarcada en dos proyectos, el documental sobre mujeres gitanas de Otxarkoaga 'Empoderío' y una nueva versión de 'Yerma' coescrita junto a la dramaturga María Goiricelaya, la directora y productora de Amorebieta (suyo es el éxito de '20.000 especies de abejas') cree «que el cine en euskera existirá siempre, pero el boom de producción que estamos viviendo ahora no está asegurado para el futuro».
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Los actores vascos también se benefician del aluvión de ofertas en las plataformas de streaming, que han puesto la industria patas arriba. «Yo elegí quedarme a vivir aquí y no irme a Madrid», constata Urko Olazabal, que recuerda los cortos que rodaba en la universidad junto a Paul Urkijo, Jon Plazaola y Miren Gaztañaga. «Es inevitable que me sienta vasco y que forme parte de una industria que hay aquí y se llama cine vasco», afirma el ganador del Goya a actor de reparto en 2022 por encarnar al etarra Luis Carrasco en 'Maixabel'.
María Cerezuela, que también mereció el Premio de la Academia del Cine Español por la película de Icíar Bollaín, vivió en Madrid durante dos años, pero ha regresado a Euskadi. «Yo sí que me siento parte del cine vasco porque he currado sobre todo aquí. Sin embargo, me llegan muchos más castings de Madrid. Son sentimientos encontrados». Pronto la veremos como protagonista de una serie rodada en Bizkaia, 'Romi', en la que encarna a una detective con discapacidad auditiva. «¿Dónde vas a estar mejor que currando en tu casa?», se pregunta la intérprete, mientras Olazabal abre el melón del euskera: «Por fin parece que nos hemos quitado el miedo a rodar en euskera, ahí está el Goya que recibió 'Ane'».
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Para Galder Gaztelu-Urrutia, no se trata tanto de complejos sino de dificultades en la financiación de trabajos con un limitado potencial de espectadores. «Yo quiero rodar una película en euskera y la voy a tener que hacer en inglés porque no encuentro financiación», lamenta el director de 'El Hoyo', que enumera las patas de la financiación de cualquier largometraje con un poco de ambición, que ronde los 5 o 6 millones de euros de presupuesto: «Una plataforma, una tele nacional, una tele autonómica, las subvenciones vasca y estatal, los incentivos fiscales y las ventas internacionales». Urko Olazabal, que arranca estos días el rodaje de 'Inurri itsuak', adaptación de 'Las ciegas hormigas' a cargo de Igor Legarreta, recuerda las 'superproducciones' históricas de Paul Urkijo, autor de 'Irati', que no dejan de ser excepciones a la regla. O David Pérez Sañudo, cuya 'Sacamantecas' rodada en Álava también tiene partes habladas en euskera.
'El Hoyo' se rodó en Zorroza y su secuela en uno de los pabellones del BEC. Urge la construcción de estudios e infraestructuras para asegurar la continuidad del negocio. «Debemos sentirnos orgullosos de las pelis que se ruedan aquí, que funcionan en taquilla, tienen difusión internacional y triunfan en los festivales», se congratula Gaztelu-Urrutia.«Es cierto que parte del dinero se irá a producciones de fuera, pero a cambio van a traer un 'know how' y a formar a técnicos». Por su parte,David Pedrosa augura que dentro de diez años «esta burbuja tan explosiva que se está dando en Euskadi se estabilizará». Y su compañero en la escuela remarca que los cambios políticos no afectarán: «Nadie va a tocar algo que da dinero. Las tres diputaciones lo han tenido claro».
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Parece evidente que seguiremos viendo camiones de atrezo y cámaras por nuestras calles los próximos años, ¿pero qué ocurrirá con las salas, que han visto reducido un 6% el número de espectadores en España en el último año? «El mejor sitio del mundo», según Lara Izagirre, ha servido para que, por ejemplo, el documental sobre Itoiz encuentre un hueco en los medios y en el público. «Es la mayor 'superproducción' que hemos hecho, un híbrido con partes de documental y de ficción. Llegar a salas con algo así era un unicornio. Y verlas llenas te demuestra que esa pantalla es muy importante, no es lo mismo ver cine en comunidad que en tu casa», argumenta Zuri Goikoetxea.
Cine
Diego Kataryniuk Escuela de Cine del País Vasco
Director de cine y publicidad, está al frente de un centro en el que el profesorado está formado por profesionales en activo.
Larraitz Zuazo Directora y productora
Coautora de 'Itoiz Udako Sesioak', documental de autor sobre el grupo que ha rebasado los 10.000 espectadores en las salas vascas y se estrenará en el País Vasco francés.
Urko Olazabal Actor
El ganador del Goya por 'Maixabel' aspiraba este año a la estatuilla por su papel en 'Soy Nevenka'.
María Cerezuela Actriz
Ganadora del Goya por 'Maixabel', ha rodado 'Romi', una serie en la que tiene su primer papel protagonista.
Para María Cerezuela, una serie en una plataforma como en las que ella ha actuado, 'Intimidad' y 'Desaparecidos', «puede darte más publicidad que una película en cine». «La plataforma entra en tu casa y en el cine tienen que pagar por verte», compara Urko Olazabal. Ya no se distingue entre película y serie, pero, si das a elegir, los actores prefieren «el cariño y la dedicación» del cine. Tampoco llama ya la atención la presencia de mujeres en la silla de dirección y al frente de los equipos técnicos. Larraitz Zuazo: «Es como si hubiésemos alcanzado la normalidad a base de empujar y de políticas de apoyo. Porque antes vivíamos en la 'anormalidad'». El siguiente paso, desea Zuri Goikoetxea, «es que haya nuevas voces de estratos sociales diferentes. Cuanto más diversa sea nuestra cinematografía, más ricas serán las películas».
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