![En la patria del emperador](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202104/24/media/cortadas/patria-emperador-kpcB-U140150032959alC-1248x1200@El%20Correo.jpg)
En la patria del emperador
Actividades ·
Francia lo recuerda con exposiciones, actos y libros pero no pocos son reacios a homenajearloSecciones
Servicios
Destacamos
Edición
Actividades ·
Francia lo recuerda con exposiciones, actos y libros pero no pocos son reacios a homenajearloabraham de amézaga
Viernes, 23 de abril 2021, 22:07
Si a un francés se le pide que cite a tres de sus compatriotas más famosos a lo largo de la historia, es prácticamente imposible que se olvide de Napoleón (1769-1821). En su lista, con toda probabilidad, también figurarán el monarca Luis XIV y el general Charles de Gaulle. Pues bien, en un país tan dado a conmemorar efemérides, desde venidas al mundo a partidas, pasando por conquistas, batallas y demás sucesos, era más que una evidencia que se pusiera el foco en el corso este 2021, año del bicentenario de su fallecimiento. Y todo a pesar de restricciones debidas a la pandemia, confinamientos que han hecho que los museos lleven clausurados medio año, así como a los detractores de su figura.
«Fue de algún modo como un ovni llegado de ninguna parte, que se dio cuenta de que tenía un destino y sobre todo un cometido. Y hacia ello se encaminó», explica a TERRITORIOS Bernard Chevallier, especialista en la época del Imperio, así como en el emperador, a quien dedicó un libro en 2004, bajo el título 'Napoléon, les lieux du pouvoir' (Napoleón, los lugares del poder); y al que define como «el hombre de la prisa».
Chevallier, que es además conservador honorario del patrimonio, lleva meses implicado en la más grande, en cuanto a tamaño, de las muestras que se le consagran este año en Francia, bajo el claro título de 'Napoléon', y que se espera abra a mediados del mes de mayo en La Villette parisina. «Hemos ideado una exposición para el gran público, muy didáctica, que abarca desde sus nueve años a su muerte. Los dos mil metros cuadrados con los que contamos y la gran altura de las salas nos han dado mucho juego, para instalar grandes pantallas, así como reproducir hechos de su vida y de su trayectoria», explica.
Para quienes deseen sumergirse en exposiciones menos generalistas, el Musée de l'Armée (Museo del Ejército), en los Inválidos, propone 'Napoléon n'est plus' (Napoleón ya no está), que va de su muerte, a los 51 años, en la isla de Santa Elena, a su entierro, analizando con todo detalle desde su lenta agonía hasta la llegada de sus restos a los Inválidos, donde reposan desde 1840.
En el terreno de los textos, los Archivos Nacionales de Francia presentan una serie de documentos restaurados, «tesoros de la Secretaría del Estado Imperial», como los han denominado, durante varios meses. Además, «el testamento de Napoleón está conservado aquí», recuerda Bruno Ricard, su director; toda una joya en papel que ahora, y de modo temporal, expone excepcionalmente el antes citado museo del Ejército.
Eso sí, para ver joyas de verdad, aquéllas realizadas en oro y diamantes, así como otras piedras preciosas, habrá que acudir a 'Joséphine et Napoléon, une histoire (extra)ordinaire' (Josefina y Napoleón, una historia (extra)ordinaria), en los salones de Chaumet, en la place Vendôme; donde Chopin compuso su última Mazurka. El joyero imperial, cuyo fundador creara la espada de la consagración del emperador, hace un recorrido por los instantes más sobresalientes en la vida de la pareja, y la especial predilección de la emperatriz por las joyas de la mencionada Maison.
Pero no todas las muestras y eventos, en los que se ha implicado con pasión la Fundación Napoleón, tienen lugar en París. A setenta kilómetros de la capital, el castillo de Fontainebleau, donde residió con regularidad, le recuerda. En esta localidad, se ha organizado igualmente una subasta de objetos el próximo día 5, cuando se cumplen los doscientos años de su adiós. Fuera del Hexágono, la isla gala de Córcega, y en concreto Ajaccio, donde vino al mundo, le rinde igualmente tributo. Hay que recordar que en 2019 lo festejaron a lo grande, coincidiendo con el doscientos cincuenta aniversario de su nacimiento. Además, todo ello, a lo largo y ancho de Francia, va acompañado de coloquios y mesas redondas, siempre que la pandemia lo permita; publicaciones sobre aquel estadista y estratega del XIX, entre catálogos de las muestras, reediciones y novedades de libros, que inundan mesas y estanterías de las librerías.
¿Fue un tirano o un héroe? ¿Luchó por su propio beneficio o por el de su patria? ¿Y su misoginia? Así como algo más grave para muchos, su decisión de restablecer la esclavitud, que había sido abolida en 1794. No hay duda de que la polémica está servida, con opiniones a favor y en contra. El mediático periodista Stéphane Bern, por ejemplo, afirma que «hay que conmemorar el bicentenario», porque forma parte de la Historia de Francia; mientras que el ensayista Louis-Georges Tin y el politólogo Olivier Le Cour Grandmaison firmaban recientemente en el diario 'Le Monde' una tribuna en la que señalaban que se ha de enseñar en las escuelas su figura, «pero no celebrarlo».
La escritora Valérie Trierweiler, por su parte, afirma que «es un símbolo francés, pero el que más divide». Muy probablemente se darán a conocer estos meses sondeos sobre la idoneidad o no de homenajearlo; un ser ante cuyas gestas se puede estar a favor o en contra, pero que desde luego no deja en absoluto indiferente.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.