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Guillermo Gómez Muñoz
Sábado, 18 de noviembre 2023, 00:15
No es lo mismo explicar el conflicto israelí-palestino comenzando por el ataque de Hamás, el pasado 7 de octubre, que subrayar primero la situación de la población gazatí. Tampoco es lo mismo explicar la guerra de Ucrania empezando por la agresión rusa de 2022 ... que aludir primero al acercamiento del Gobierno ucraniano a la UE y la OTAN.
Aunque la elección de palabras sea el rasgo más visible, el orden en que se cuentan los hechos es vital para captar el enfoque de un texto. Esta característica se relaciona con el modo en que se estructura la información: qué se cuenta, qué se oculta y cuándo se muestra lo que se oculta. Todos ellos son elementos encuadrados en la coherencia de un texto, que afectan a la progresión temática y al equilibrio entre la información conocida (tema) y la nueva (rema).
En la era del bombardeo informativo, conviene recordar que todo mensaje tiene un emisor y, por tanto, oculta una intención y un punto de vista. Una palabra vestida de subjetividad llamará la atención del lector. Sin embargo, un juego con el orden del relato es infinitamente más sutil y enmascara la opinión de aparente objetividad expositiva.
Puede que el orden de los factores no altere el producto, pero el orden de las palabras sí modifica el mensaje y altera, con probable nocturnidad y alevosía, nuestra percepción de la realidad.
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