
«Me obsesionan las redes de afecto y los secretos»
Elssie Ansareo. ·
El 'Vuelo de brujas' de Goya y los bordados de su abuela articulan la exposición 'Urdir la trama' en MarzanaSecciones
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Elssie Ansareo. ·
El 'Vuelo de brujas' de Goya y los bordados de su abuela articulan la exposición 'Urdir la trama' en MarzanaElssie Ansareo regresa a Espacio Marzana con una sugerente exposición en la que convergen varios focos de interés, tanto públicos como privados; unos vinculados a ... la historia del arte y el feminismo y otros a la suya propia, la de una artista mexicana crecida en el País Vasco. La muestra 'Urdir la trama' es una mixtura de producto textil y fotografía en la que coexisten el homenaje a sus abuelas, hábiles bordadoras, y la muy personal interpretación del 'Vuelo de brujas' de Goya. La sororidad se antoja el nexo de unión entre hilos tan heterogéneos.
La imagen es la forma de expresión de la autora (México DF, 1979). «Me crié en ella y pienso en dos dimensiones», asegura. Como referentes destaca a Francesca Woodman y a Pedro Slim. También menciona a Sophie Calle por la capacidad para construir escenas e integrarse en ellas, a Duane Michals y su componente lírico. «Todos ellos son artistas predominantemente narrativos. Cada vez me gusta más contar historias, que haya un comienzo, nudo e intriga».
Su trayectoria artística ha tenido Bilbao como base operativa. Poco después de licenciarse en la UPV participó en la exposición colectiva 'Chacun a son goût' que el Guggenheim dedicó a los creadores vascos. «Fue algo muy importante porque se inauguró en 1997, el año en el que yo llegué», recuerda. «¡Quién me iba a decir que diez años más tarde estaría exponiendo allí!». Sus primeras imágenes exhibidas eran retratos. «Lo explico por esa inquietud que tengo con el cuerpo y las identidades, la familia y sus ramificaciones. Ya entonces se aprecia una alusión al tejido que enlaza con esta última muestra».
Hay temas nucleares a lo largo de un cuarto de siglo de trayectoria. «Me obsesionan las redes de afecto, el fantasma como un componente familiar, los secretos, lo que sabes y lo que no de las personas». Hoy la fotografía se antoja una técnica más para autores multidisciplinares. No es su caso, ya que ha permanecido fiel a la cámara como una creadora ortodoxa. «He sido muy purista», admite. «Me enganché mucho con el preciosismo, y hay algunas cosas que no se me quitan como, por ejemplo, la predilección por el blanco y negro».
Su última exposición es una excepción por esa convivencia entre la instantánea y el trabajo textil. «Llámame romántica, pero echaba de menos el trabajo manual. En 'Urdir la trama' abordo la dimensión que tiene la terminología del bordado en el lenguaje. Contamos con expresiones tan significativas como 'no dar puntada sin hilo' o 'has perdido el hilo'. Esa relación siempre ha estado dentro porque mis dos abuelas estaban vinculadas con esta práctica. La paterna era modista y yo sabía que la materna tejía y me he enterado hace bien poco de que bordaba».
No sólo es una de las técnicas más antiguas, sino también una forma de expresión y comunicación. «Las mujeres la aprendemos en el seno familiar y luego puedes generar tu propio grupo», explica. «Dependiendo de la clase a la que pertenezcas, puede ser un oficio de servidumbre o formar parte del dechado de virtudes que se atribuye a las de la clase alta, como tocar el piano».
Un viejo pañuelo de su abuela materna ha sido el detonante de este complejo proyecto. «Mi madre recuperó recientemente una labor con un montón de dibujos y firmas de sus hermanas y amigas, es precioso y muy enigmático», explica. La autora falleció cuando ella era muy niña. «Me sorprendió su parecido a los que hacían las sufragistas en la cárcel de Holloway en 1912. Es fascinante, ya que el feminismo entró en México por la península de Yucatán y mi abuela era de Campeche, en la cuenca del Golfo».
Esa similitud supuso todo un revulsivo. «Una especialista local del textil me dijo que era plausible y me di cuenta de que tenía que hacer algo con ello. Quería ir más allá de la réplica, investigar sobre la lucha reivindicativa como y alrededor de la historia familiar». Aquel misterioso precedente dio lugar a un trabajo en colaboración con Eduardo Sourrouille y Usune Bravo en el que el bordado se erige en un archivo visual de figuras y emociones.
El 'Vuelo de brujas' de Francisco de Goya se convierte también, en la mirada de Elssie, en un espacio para la solidaridad de género. El pasado verano, la artista participó con Territorio Goya, asociación local para el desarrollo comarcal con sede en Fuendetodos, en un proyecto conmemorativo de las Pinturas Negras en pueblos aragoneses, lo que le permitió contactar con señoras mayores que bordaban. «Así surgió la idea de abordar la figura del pintor. Lo estudié y me ha fascinado su concepción del arte, la manera en que gestionaba los afectos, la relación con el establishment o los aquelarres como espacios femeninos».
El arriesgado mestizaje del proyecto concuerda con el bagaje cultural de la autora. «El legado es emocional y me define. Habla de quien soy, de cómo me relaciono y hablo, en mí hay una mezcla de cosas, abuelos exiliados por parte de padre y mejicanos, y un bisabuelo que participó en la Revolución Mexicana». El proyecto tras 'Urdir la trama' desembocará en un libro. «La escritora mexicana Gabriela Damián, amiga mía, está escribiendo al respecto y me gustaría abordar más cosas, e interpretar toda la serie de brujería de Goya porque cada pintura posee su particularidad».
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