
Notables imposturas
El precio del engaño ·
'Marco' y 'La infiltrada' son recientes películas que abordan de forma brillante dos maneras distintas de asumir una falsa identidadSecciones
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El precio del engaño ·
'Marco' y 'La infiltrada' son recientes películas que abordan de forma brillante dos maneras distintas de asumir una falsa identidadEnric Marco fue un peculiar impostor. Hizo creer durante años que era un superviviente del campo de concentración de Flossenbürg y llegó a presidir la ... asociación de veteranos españoles que estuvieron en campos nazis. Pero el historiador Benito Bermejo descubrió y demostró que Marco era un impostor que no estuvo en Flossenbürg. Fue desacreditado y la noticia de su falsedad ocupó la atención de los medios. Sin embargo, Marco defendió que su mixtificación había sido eficaz para transmitir el horror de los campos y que no fuera cierta su estancia física era secundario. Marco era muy buen narrador oral y contaba en diversos auditorios 'sus vivencias' con todo lujo de detalles, cosa que no solían hacer, por defensa personal ante el horror vivido, los auténticos supervivientes. Marco no llevó a cabo esta elaborada y larga impostura por un afán de lucro; estaba motivado por la vanidad de ser centro de atención y quizá por conseguir creerse su personaje. Ahora, Aitor Arregi y Jon Garaño ('Handia' y 'La trinchera infinita', esta, junto a Josemari Goenaga) han llevado a la pantalla la historia de Enric Marco con un muy apreciable resultado. Buena parte de la solidez de la película se debe a la prodigiosa interpretación de Eduard Fernández. Javier Cercas trató también de Enric Marco en su novela 'El impostor'. Y hay un curioso documental de 2009, 'Ich bin Enric Marco', dirigido por Santiago Fillol y Lucas Vermal, en el que Marco se presta a protagonizarlo después de que ya se había descubierto su sarta de patrañas.
También es una manera de impostura la figura del infiltrado. Ha coincidido con 'Marco' en la cartelera, con éxito de público y crítica, 'La infiltrada', dirigida por Arantxa Echevarria ('Carmen y Lola'). Cuenta la también historia real de una joven policía nacional que consiguió infiltrarse en ETA tras pasar nada menos que seis años en el ambiente radical 'abertzale' de Donosti para ganarse la confianza del enemigo. Carolina Yuste consigue asimismo una gran interpretación de la infiltrada, cuyo nombre de verdad era Elena Tejada y su paradero lógicamente se desconoce. La película consigue un buen equilibrio entre el 'thriller' policiaco y la narración del submundo terrorista. Diego Anido (de quien descubrimos lo bueno que es en 'As bestas') encarna con virtuosismo al etarra brutal y patán Sergio Polo. Es probable que el pistolero fuera así de bestia y primario, pero quizá hubiera sido mejor darle en el filme una personalidad más matizada. Con frecuencia, la realidad no da la mejor caracterización.
La impostura de los infiltrados les cuesta un alto precio. Renuncian a su vida durante el largo periodo de infiltración, si las cosas salen mal casi nadie sabe de su labor, si salen bien no reciben reconocimiento público y terminada la misión tienen que iniciar una nueva vida oculta. Me gusta mucho 'Donnie Brasco' (Mike Newell, 1977), la historia del agente del FBI Joe Pistone, que estuvo también seis años de impostor, inmerso en la familia Bonnano, una de las cinco familias de la mafia de Nueva York. Johnny Depp interpretaba a Brasco y Al Pacino brindaba uno de sus mejores personajes, el de un soldado de la familia, mafioso de a pie, que avala a Brasco, confía en él, se hacen amigos de verdad y paga la confianza traicionada con su vida.
'El general de la Rovere' (Roberto Rossellini, 1959) es una gran historia basada en una novela de Indro Montanelli. En este caso la impostura es obligada por la Gestapo. Vittorio de Sica es un estafador de poca monta que se lucra de un modo canalla con el dolor de los familiares de los detenidos por los nazis. Descubierta su infamia, el coronel de las SS le obliga a suplantar en la cárcel a un general antifascista con el fin de descubrir la identidad del jefe de la resistencia. El falso general acabará viviendo su papel y muriendo con dignidad.
A veces la impostura no es de identidad. Cumplió la pena y salió de la cárcel Jean-Claude Romand, cuyo retrato literario compuso Emmanuel Carrère en su perturbador libro 'El adversario'. Romand falsificó su propia vida frente a los suyos. Fingía cada día ser un importante ejecutivo de la OMS y en realidad no tenía trabajo. Cuando de modo irremediable su falsedad (que además se completaba con una estafa piramidal con personas que confiaban en él) iba a ser descubierta, la monstruosa reacción fue asesinar a su familia, pues no soportaba la idea de encarar ante los suyos la vergüenza de la verdad ni que ellos llegaran a saberla. Matándolos, evitó ambas cosas. El adversario era él: de sí mismo.
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