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La ciudad de Aviñón fue el centro de la Iglesia durante un siglo: desde que en 1309 el papa Clemente V se llevó allí la sede para escapar de las luchas y traiciones de Roma hasta que en 1403 Benedicto XIII, el papa Luna, la ... abandonó para trasladarse finalmente a Peñíscola, donde murió en 1423. En medio, se había producido un cisma que lleva el nombre de esta hermosa localidad de la Provenza. La consecuencia más visible fue que llegó a haber tres papas de forma simultánea.
En la parte alta de Aviñón se levanta el símbolo de ese cisma: un imponente conjunto de dos palacios, cuyo aspecto aún impresiona a los visitantes. En la parte baja, a muy poca distancia, está el segundo monumento más visto de la ciudad: un puente que no lleva a ninguna parte.
El puente St-Bénézet fue construido entre 1177 y 1185. Era el único que unía las dos orillas del Ródano entre Lyon y el Mediterráneo. En total, 900 metros y 22 arcos, con una parte central que se apoyaba en la isla Barthelasse, ubicada en mitad del río. El trazado tenía una amplia curva cerca de la orilla de Villeneuve, el pueblo situado frente a Aviñón.
Las fuertes crecidas del Ródano le causaron graves daños. Ya en la época de los papas, varias secciones habían sido derribadas por la corriente y sustituidas por otras de madera, lo que contribuía a deteriorar la estructura general. En 1660, las aguas se llevaron la mayor parte y solo quedó en pie un trozo del puente, el que sale de Aviñón. En total, cuatro arcos y 120 metros. La pequeña capilla levantada en honor a San Bénézet, un pastor que según la leyenda fue quien inspiró la construcción, resistió y ahí sigue.
A mediados del siglo XIX, el compositor Adolph Adam -el autor del ballet 'Giselle'- incluyó una versión moderna de una vieja canción en una ópera hoy olvidada, que volvió a repetirse años después en una opereta. Es en esta donde la canción ('Sur le pont d'Avignon on y danse on y danse. Sur le pont d'Avignon, on y danse tous en rond') habla de quienes bailan sobre el puente. Parece una licencia porque lo que está documentado es que, en las fiestas, fueron frecuentes los bailes bajo el puente en la isla Barthelasse, aún hoy zona de recreo.
Aviñón tuvo papas, tiene un imponente palacio y un puente que no lleva a ninguna parte. Pero es uno de los pocos que tienen su propia canción.
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