La música doliente y el espíritu de la cultura eslava

Aquí optan por el cronológico referido a las obras, no a las fechas de nacimiento de sus compositores. Así, la Sonata para violonchelo y piano op. 8 de Dohnányi es aún música del siglo XIX en el doble sentido del término: porque fue escrita en 1899, cuando el compositor era un veinteañero y aún estaba bajo la influencia de Dvorák y Smetana. En cambio, 'Pohádka' es una pieza de madurez, de una etapa en la vida de Janácek en que trabajó más que nunca tras haber encontrado una voz propia. La Sonata op. 40 de Shostakovich es de 1934, cuando su autor tenía solo 28 años, disfrutaba de los últimos días de libertad creativa en la URSS y estaba entusiasmado por el éxito de 'Lady Macbeth de Mensk'. Como es sabido, la libertad terminó muy pronto y de la peor manera (aunque no hay ninguna que no lo sea) y el éxito de la ópera se transformó en la censura pública a cargo de alguien que si no era Stalin transmitía muy fielmente su opinión. Y esta no podía ser más negativa: música pequeñoburguesa que no representaba el genio soviético y la lucha por construir un Estado comunista.

Arias y Rodiles se adentran en el alma de la música eslava y en el drama que tantas veces encierra. Sin aspavientos, con dolor contenido, con un lirismo seco y una dosis de sarcasmo.