La otra mitad de Darwin
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Su teoría sobre la evolución ha sido completada por la Biología moderna con un cuerpo amplio de conocimientos que permiten profundizar en la mismaMAURICIO-JOSÉ SCHWARZ
Viernes, 20 de diciembre 2019
La publicación de 'El origen de las especies' en 1859 marcó una revolución en nuestra comprensión del desarrollo de la vida en el planeta y cambió el camino de la Biología. Pero la que contó no era sino una parte de la historia que ... hoy conocemos.
La idea central de la teoría propuesta por Charles Darwin es que todas las especies vivientes están relacionadas y que cambian gradualmente al paso del tiempo. No era una idea novedosa. De hecho ya el filósofo presocrático Anaximandro, en el siglo VI adC proponía una idea evolutiva primitiva. Lo que consiguió Darwin fue terminar con dos milenios y medio de debate utilizando las herramientas de la ciencia: la observación, junto con su sistematización e integración para ofrecer una explicación coherente y amplia. Los seres vivos no son idénticos a sus progenitores, sino que tienen variaciones de modo natural. Las circunstancias en que se desarrolla su vida afectan a la probabilidad de su supervivencia y su reproducción, de modo que los organismos con características ventajosas para su entorno tienden a reproducirse más y a que esas características estén presentes de modo cada vez más extendido en las generaciones posteriores. Variación natural y presión de selección dan como resultado cambios lentos, graduales pero inexorables en las especies.
Las obras de Darwin, resultado de décadas de análisis de sus observaciones, eran contundentes en cuanto al hecho de que la evolución era un mecanismo real y que operaba sobre esas bases. Pero no era una explicación completa.
Cuando Darwin desarrolló su magna obra, no existía la biología molecular (disciplina que surge hacia 1930). Tampoco se entendían los mecanismos químicos de la herencia. De hecho, hasta 1920 no se determinó con certeza que el ADN (descubierto en la década de 1870 en el núcleo de las células) era el material que transmitía los rasgos hereditarios.
La pieza más importante para completar el panorama abierto por Darwin al conocimiento se había originado en 1854, cuando el monje Gregor Mendel empezó a investigar la herencia en la abadía de Santo Tomás en Brno, hoy República Checa. Sus famosos experimentos, sobre todo con guisantes, se presentaron en una obra de 1865, que Mendel envió a científicos europeos relevantes, entre ellos muy probablemente a Darwin, cuyas obras había leído Mendel con entusiasmo, haciendo profusas anotaciones en los márgenes de sus ejemplares, que aún se conservan.
Si Darwin leyó o no la obra de Mendel, o si reflexionó sobre ella, es aún materia de debate. Como fuera, Darwin era enormemente minucioso y cauto en sus conclusiones ('El origen de las especies' se publica después de 23 años de análisis de sus observaciones e incontables experimentos en su finca) así que no llegó a mencionar a Mendel aun si lo hubiera leído.
De alguna manera, los trabajo de Darwin y Mendel, entre otros, animaron la investigación en las más diversas áreas de la Biología que fueron dando forma a la teoría de la evolución en su forma actual, a la que Julian Huxley llamó 'la síntesis moderna' en 1942, en la que interactúan la aplicación de las matemáticas al análisis de las poblaciones y los procesos evolutivos, la embriología, la genética de poblaciones, la biología molecular y otras disciplinas.
La idea de la evolución actual hoy no es en realidad darwinista, sino en todo caso neodarwinista, con todo el conocimiento adicional del que carecía Darwin a mediados del siglo XIX y que resuelve algunos de los problemas de las especulaciones alrededor de la herencia. Darwin creía, por ejemplo, en la 'herencia mezclada', es decir, que en cada individuo cada característica se mezclaba al 50% con la de otro progenitor en su descendencia, lo cual habría significado que las características ventajosas se diluirían de generación en generación en lugar de fortalecerse como preveía la teoría. El estudio de la genética demostró que la herencia ocurría mediante otros mecanismos que evitaban precisamente este problema.
La síntesis moderna de la evolución puede resumirse así.
1) Todos los fenómenos evolutivos se pueden explicar de modo coherente con los mecanismos genéticos conocidos.
2) La evolución es gradual, causada por pequeños cambios como la deriva genética (que ocurre cuando se reduce al azar la presencia de ciertas características genéticas), el flujo genético (cuando se intercambian genes entre poblaciones distintas), las mutaciones (que generalmente son dañinas y raramente provocan un gran cambio de una generación a otra), la recombinación y la selección natural.
3) El principal motor del cambio de las especies al paso del tiempo es la selección de características observables de los organismos, el llamado 'fenotipo' que es resultado de la interacción de las características genéticas (o 'genotipo') y el medio ambiente. La selección natural (o presión de selección) consigue que las poblaciones mejoren su adaptación a su entorno.
4) La diversidad genética en las poblaciones de organismos es un factor esencial para la evolución, pero la selección natural también se mueve contra la variación al eliminar algunas características, las mismas que hoy pueden ser negativas pero mañana resultar ventajosas si la especie se encuentra en otro entorno, otras circunstancias, otras exigencias.
5) El registro fósil, todo él, se puede explicar extrapolando las observaciones de la microevolución a todos los acontecimientos de macroevolución.
Una de las varias diferencias entre la visión de Darwin y la de la síntesis moderna es el reconocimiento de que la evolución tiene otros mecanismos además de la selección natural.
Es por ello que quienes quieren abordar la visión actual que la Biología tiene sobre la evolución acudiendo solo a las obras de Darwin está dejando fuera la mitad –o más– de la historia. E incluso hablar de la síntesis moderna tal como se desarrolló en la primera mitad del siglo XX es engañoso, sobre todo si tenemos en consideración los avances posteriores, desde la determinación de la forma y operación de la molécula de ADN hasta la secuenciación del genoma de muchas especies, la nuestra incluida, que siguen ampliando, afinando, detallando y enriqueciendo la brillante propuesta de Darwin en un cuerpo de conocimientos exquisitamente vertebrados y coherentes y proponiendo nuevas visiones de la síntesis con múltiples conocimientos para entender mejor la vida.
Una de las piezas más recientemente añadidas al paisaje de la evolución es la epigenética, el estudio de los cambios heredables que no implican cambios en los genes de un organismo, sino que son resultado de factores que afectan la expresión de los mismos. Es decir, que se puede tener un gen pero el hecho de que se active o no depende de otros factores que también inciden en la evolución
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