Escucho las 'Canciones a los niños muertos'. Y es que pronto toca acercarse a los cementerios, llevar unas flores, visitar a los insustituibles, pensar en qué decirles con la seriedad obligada que mantendremos ante ellos durante unos minutos, inevitablemente pensativos, frente al panteón familiar de ... apellido general que contiene los restos de sus individualidades inolvidables.

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Mahler compuso las 'Canciones a los niños muertos' sobre los poemas de Friedrich Rückert, a quien se le murieron dos hijos en muy pocos días por una epidemia. Poco después de la composición se les murió también, a Mahler y a Alma, una niña de cuatro años, María, 'Putzi'. Mahler, a quien antes de los veinte se le habían muerto ya seis hermanos, y otro se había suicidado, no se recuperó nunca del todo de la muerte de María, y está enterrado a su lado. Sin embargo, no rompió las canciones, incluso dirigió alguna vez la orquesta que interpretaba unos lieder tan hermosos y tristes como los de Schumann.

Alma fue compositora precoz y tenía criterio y temperamento artísticos. Fue novia de Klimt, se casó con Mahler, quien le exigió renunciar a componer, si bien tomaba en cuenta su opinión. Más tarde ella se la pegaba con Gropius, el arquitecto fundador de la Bauhaus, y a Gropius, ya viuda de Mahler, con Kokoschka. Vivió también con otros artistas menores. Hay una película reciente, 'Alma Mahler, la pasión'.

Después daré un paseo corto por los senderos del cementerio, si bien deseando irme cuanto antes. Me acuerdo de los amigos que están por aquí, y los recuerdo como niños. Los muertos de cualquier edad son niños desvalidos. Recuerdo a J. desde que empiezan a caer las hojas muertas de Jacques Prévert en la campa del frontón. A R. le presté dinero para el circo. De P. me acuerdo siempre en el billar, oigo su voz tras cada jugada. A. me dio un consejo que no he olvidado. Recuerdo la mirada voluntariosa de U. cuando el maestro le puso la mano en la frente y le dijo que se fuera a casa porque tenía mucha fiebre. B. encargó, cuando ya estaba muy mala, que sonara en su funeral 'Es un mundo maravilloso'.

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«Han ido a caminar por las altas colinas/ (…) Los alcanzaremos en las altas colinas del ocaso», dice uno de esos poemas de Rückert.

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