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Esas melodías para enamorar

Un estudio revela que muchas de las obras musicales más usadas para la seducción tienen orquestaciones opulentas y una voz grave

Enrique Viñuela

Sábado, 11 de febrero 2023, 00:08

La música y la seducción forman un binomio inseparable, tan antiguo como efectivo. A la largo de la historia, la música ha estado siempre presente en los ritos y ceremonias de cortejo de todas las culturas. Hoy en día seguimos recurriendo a ella como arma ... de seducción por su capacidad para transmitir emociones, su gran poder evocador y porque contribuye a crear la atmósfera íntima y sensual que requieren los encuentros amorosos. Además, sus ritmos y melodías pueden ser un eficaz afrodisiaco, porque cuando escuchamos música nuestro cerebro libera podamina, un neurotransmisor que potencia la sensación de placer.

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Algunos géneros musicales son más propicios que otros para la seducción, como el soul, con sus melodías suaves y letras emotivas y profundas; el jazz, con sus arreglos sofisticados y elegantes, y la bossa nova, rebosante de belleza, el más sensual de los ritmos de los años sesenta. Las baladas de Otis Redding ('I've been loving you too long', 'Try a little tenderness'), Aretha Franklin ('You make me feel like a natural woman', 'I say a little prayer'), Dianne Warwick ('The look of love'), Nina Simone ('My baby just care for me'), Al Green ('Let's stay together'), Billie Holiday ('Body and soul', 'The way you look tonight'), Chet Baker ('My funny valentine') y Joâo Gilberto ('The girl from Ipanema', con el saxo de Stan Getz) siguen siendo una apuesta segura. La música pop también cuenta con un puñado de artistas de referencia en el arte de la seducción, con Leonard Cohen y Prince como figuras destacadas. Incansable en sus búsquedas carnales y espirituales, el bardo canadiense es el seductor que lo disimula. Lo de Prince era un exceso de testosterona. Casi todo el cancionero del malogrado genio de Minneapolis desprende una sensualidad tórrida, explícita y calenturienta.

El arte de la seducciónVer 31 fotos

'Almohada', de Sara Morello, obra ganadora del concurso «Proyectos La Sedución 2023» organizado por la Facultad de Bellas Artes de la UPV/EHU junto a EL CORREO.

Buena parte de las canciones más utilizadas cuando queremos seducir y conquistar a nuestro objeto de deseo poseen las mismas cualidades sonoras, incluyendo un mayor rango dinámico, una estructura circular y repetitiva, orquestaciones opulentas y la presencia de una voz grave y raspada. Es una de las reveladoras conclusiones de un reciente estudio que la plataforma de música online Spotify encargó a la Universidad de Londres con el objetivo de analizar las composiciones preferidas por los oyentes para entrar en ambiente. Estos atributos específicos son evidentes en los temas 'Sexual Healing' y 'Let's get it on' de Marvin Gaye, en el palpitante y orgásmico latido rítmico de 'I feel love' y 'Love to love you baby' de la reina de la música disco Donna Summer y, por supuesto, en los gemidos subterráneos de Barry White.

Entrega y abandono

Marvin Gaye y Barry White merecen un capítulo aparte. «El sexo es sexo y el amor es el amor». La frase aparece rallada en mayúsculas en la carpeta de 'Let's get it on' (1973), uno de los álbumes más tórridos de la historia de la música popular. Su magnetismo como intérprete residía en esa capacidad para desnudarse emocionalmente por encima de unos arreglos tan sensuales como elásticos.

El próximo 4 de julio se cumplirá el vigésimo aniversario de la muerte de Barry White. Pasan las generaciones y nadie iguala en carnalidad al abrasivo Barry. Durante más de tres décadas, fue el rey indiscutible de la música para escuchar entre sábanas de satén. Cultivó una especie de soul erótico con carnosos arreglos orquestales que invitaba a la entrega y el abandono y se reveló como el afrodisiaco perfecto para engrasar los momentos privados. En Estados Unidos, los discos de la Morsa del Amor, como fue apodado, se consideran casi como un amuleto para la seducción. Viagra para los oídos. Dicen que su insondable voz de bajo con resonancias cavernarias fue la responsable que se dispararan los nacimientos en la década de los setenta. «Es cierto, fui responsable de muchos hijos. Bendita sea mi música si sirve para hacer bebés», se jactaba con su inconfundible vozarrón calenturiento.

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Pasa el tiempo y la música pop sigue ejerciendo su enorme poder de seducción sobre todos nosotros, lo pretendamos o no. Pero como afirma el cantante y compositor Santiago Auserón, «hay que tener cuidado con la seducción, porque suele salir cara. Detrás del poder de seducción de los iconos del pop y el rock hay una maquinaria industrial pesada… Pero, ay, sin esos riesgos la vida sería menos interesante». Y la vida sin música, como dijo Nietzsche, sería un error.

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