Guillermo Gómez Muñoz
Sábado, 2 de noviembre 2024, 00:01
El Día de Difuntos ha estado muy vinculado a la representación del Tenorio. Y es que el drama de Zorrilla culmina con unas escenas crepusculares y fantasmagóricas muy acordes con estas fechas. El prototipo de seductor logró dejar su huella en la lengua común con ... una expresión aún hoy frecuente: es un donjuán.
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Sin embargo, ha habido otros prototipos históricos y literarios que no han logrado penetrar en tal grado en la memoria popular. Antonio Machado menciona dos en su poema 'Retrato'. Tras recordar sus años mozos, nos confiesa: «Ni un seductor Mañara ni un Bradomín he sido». Machado se refiere, en primer lugar, a Miguel Mañara, noble sevillano famoso por su vida entregada a los pecadillos de la carne. Tras la muerte de su esposa, arrepentido de su vida disoluta, se refugia en la fe. El Marqués de Bradomín, sin embargo, es un personaje literario, nacido de la pluma de Valle-Inclán. Para algunos su propio 'alter ego', es una evolución modernista del prototipo de casanova. Aunque si hubiera que elegir un canalla pendenciero, mi preferido sería don Álvaro, el donjuán del Duque de Rivas. Su final, entregando su alma al diablo, es la cumbre del Romanticismo: «¡Infierno, abre tu boca y trágame! ¡Húndase el cielo, perezca la raza humana; exterminio, destrucción…!» A su lado, Don Juan es un meapilas.
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