Libros

Qué leer: lo nuevo de Pérez Reverte, entre polvo y pólvora

Un ingeniero de minas español se ve enrolado por su curiosidad en el ejército de Pancho Villa

Martes, 25 de octubre 2022, 19:10

El tema bélico ha perdido durante los últimos años mucho fuelle en la narrativa española. Pese a haber estado de moda con la rememoración insistente de nuestra Guerra Civil, la ideologización que pesaba sobre la recreación de esta actuaba en contra de la verosimilitud escénica. ... Y es que una de las características clásicas de la guerra es que en ella las razones, las excusas, las causas ideológicas se diluyen en el fragor del Campo de Marte. Lo que se impone es la orgía de las armas y la sangre, que puede embriagar o dejar exhausto a quien se ve dentro de ella. La 'Ilíada' de Homero y las 'Tempestades de acero' de Jünger son dos ilustrativos arquetipos de ambas actitudes ante el combate. 'Revolución', la nueva novela de Arturo Pérez-Reverte, se situaría en el primer modelo, o sea en una narratividad épica que no escatima recursos escenográficos ni duras caracterizaciones en los personajes para hacerle al lector partícipe en technicolor de la mística del festín armado.

Publicidad

Ed. Alfaguara. 460 páginas. 22,90 euros (ebook 10,99 euros).

El escenario no podía ser más propicio para ese despliegue plástico de violencia: el México de 1911, en el que las gentes del líder Francisco Madero llevan ya un año luchando contra el ejército de Porfirio Díaz. La manera en que comienza la novela es absolutamente explícita y responde al tradicional esquema de planteamiento, nudo y desenlace. En pocas páginas el lector queda perfectamente situado: el 8 de mayo de aquel segundo año revolucionario, el Banco de Chihuahua, ubicado en Ciudad Juárez, es asaltado por las tropas de Pancho Villa, que se hacen con quince mil monedas de oro, de las que valían veinte pesos y llevaban grabada la efigie del emperador Maximiliano.

El hombre que logra hacer volar la puerta de la cámara blindada es el protagonista del libro. Se llama Martín Garret Ortiz y es un ingeniero de Minas español de 24 años al que los hechos le pillan por casualidad cuando escucha un tiroteo desde la habitación del hotel en que se hospeda y decide salir a fisgar. Es esa actitud de curiosidad temeraria y confesa la que les gana a los pistoleros y la que le gana también al lector. No estamos ante un niñato que desee tomar las armas para hacerse el héroe, pero tampoco ante un pusilánime que llora ante las injusticias, como sucede con algunos héroes de la novela negra de estos últimos años. Estamos ante alguien que asume el embolado histórico en que se halla como una gran oportunidad para aprender. «Nunca he visto una Revolución», les dice a los que la están protagonizando a sangre y fuego.

La condición de español de este logrado personaje es un factor que resulta interesante en el relato porque le desacredita, le cuestiona y le pone en una situación de desventaja a la que tendrá que darle la vuelta y sacarle partido, como también a la de su juventud, a la de hombre culto, a la de su estatus social o a la de su procedencia de una familia conservadora. Tenemos, en fin, el retrato-robot de un pardillo en medio de tipos curtidos, que va a sorprender por su disposición a dinamitar lo que se le ponga delante y que no hará ascos al siguiente paso, que consiste en la voladura de una fortificación. Como tenemos también a un héroe capaz de manejarse con las clases altas, de desenvolverse en el medio de los ricos que viven en lujosas mansiones y no pertenecen al bando revolucionario; de jugar un papel diplomático y hasta seductor utilizando su educación, sus relaciones y su encanto personal así como esa caballerosidad con la que entabla amistad con Diana Palmer, la periodista norteamericana, o con la que trata a la bella y delicada señorita Yunuen en episodios que sirven de relajante contrapunto a los de fusilamientos, ahorcamientos, incendios, balaceras, polvo y pólvora.

Publicidad

Noticia Relacionada

'Revolución' es un ameno texto que, además de combinar el género histórico con el de aventuras, linda en muchos momentos con la novela de formación, si bien llevando este concepto al último extremo: a la pérdida de la inocencia y al conocimiento del lado más oscuro de la condición humana en el interior de uno mismo. Martín Garret simpatiza con esos desharrapados que luchan contra el caciquismo y la explotación, pero no está ciego ante el odio, la doblez, la ira, la corrupción o el puro afán de destrucción. Y a la vez participa de la fascinación ante el caos, sumido en la propia acción. La verdad es que, con el empacho de corrección política que vivimos en el momento presente, leer a Pérez-Reverte, un escritor que narra la violencia sin moralinas progresistas, es un una ráfaga de aire fresco y un ejercicio sanador.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad