Lecturas de la edad prohibida
Reportaje ·
Los libros que más atraen a chicos, y sobre todo chicas, de 12 a 15 años ofrecen sexo explícito y unos valores que son muy discutiblesSecciones
Servicios
Destacamos
Edición
Reportaje ·
Los libros que más atraen a chicos, y sobre todo chicas, de 12 a 15 años ofrecen sexo explícito y unos valores que son muy discutiblesLas lecturas que se recomiendan para el alumnado de Secundaria (entre los 12 y los 16 años) son variadas, mucho. Se invita, por ejemplo, a leer algunas historias clásicas, como obras de Ana María Matute o 'El jardín secreto', de Frances Hodgson Burnett; y algún ... título probado con adolescentes durante años de Jordi Sierra i Fabra, que siempre se pone al día en los temas. Están por otro lado las propuestas ligadas a lo que preocupa de la actualidad, como el cambio climático, el acoso escolar, los malos tratos, ideas sobre las que trabajan multitud de autores (y que llenan los catálogos de editoriales de siempre, como Anaya, SM y Edebé). Y las aventuras, ligadas al descubrimiento de antiguas civilizaciones o de civilizaciones lejanas, en mundos fantásticos. Y los misterios, también, que no falten. El abanico es amplio, desde luego.
Pero lo que no se suele recomendar, en ninguna lista de centro educativo, editorial o bibliotecario, en ningún plan de fomento de lectura ni similar, es un género que sin embargo pasa de mano en mano... y cada vez a edades más tempranas. De hecho, se vende como novela juvenil, para adolescentes. Lo llaman novela romántica, tiene su punto erótico (a veces más de un punto), y se presenta con muchísimas etiquetas en las redes sociales y plataformas digitales de escritura y lectura en las que es el rey: 'amorodio', romance, 'badboy' o chico malo o malote, viviendo con mi 'crush', amor peligroso, amor imposible.
Precisamente suelen partir de esto último, de proponer relaciones que son en apariencia imposibles y que se resuelven en estos relatos -a menudo, en trilogías, al más puro estilo 'Cincuenta sombras de Grey'- para dar lugar al amor verdadero. Para llegar hasta ahí, pasan por muchos encuentros sexuales entre, normalmente -generalizar está mal, pero esto es lo que abunda-, una adolescente muy lista, guapa, muy maja (que desconoce todo su potencial, qué cosas) y 'muy' virgen y un chavalote estupendo que tiene experiencia de sobra en la vida. Ah, y que tiene sus traumas, su mal carácter y esas cosillas que hay que pulir para ganarse su corazón y poder ser felices para siempre. Felices juntos, no con otros. Otros mal. Nos suena, ¿no? Es el mismo patrón que en la romántica-erótica para adultos, pero con personajes de 16, 17 o 18 años.
Lo cual significa que lo leen a esas edades y antes también. Si está más que comprobado que los chavales se educan sexualmente viendo porno -bueno, se educan de aquella manera, claro; luego hay que enfrentarse a una realidad que poco tiene que ver con la de la imagen-, habrá que ir haciendo estudios sobre las lecturas de las chavalas. Que también buscan en los libros aquello que de otra forma está fuera de su alcance, aquello que no les recomiendan ni les invitan a leer las instituciones pero que les interesa mucho. Ese morbillo de leer sobre sexo, y de leer lo que leen chicas algo mayores -el género tiene una gran masa lectora entre las adultas jóvenes-, tiene su cosa hoy como ayer. El caso es que este tipo de lecturas crece, y que crece fuera de los llamados cánones, o de las listas 'oficiales'.
Dice la escritora Maite Carranza que el problema es que hace muchos años, allá por los setenta y ochenta, hubo una especie de pacto editorial y educativo para no poner al alcance de los escolares lecturas que versaran sobre sexo, cuando resulta que es uno de esos temas que a esas edades más interesan. «Las editoriales estuvieron en manos de la Iglesia y hay una tradición escolar de búsqueda de libros de calidad de línea blanca cuya frontera es el sexo», explica. Es decir, que se escribe, en el catálogo infantil y juvenil, de casi de todo, menos de 'Eso'. Con calidad sí, avanzando en inclusión también, pero con sexo más bien poco. «En unas edades en las que es fundamental hablar de sexo, de iniciación en el terreno sexual, de ese gran descubrimiento, la tradición literaria española va y lo deja fuera».
Y entonces van y lo buscan por ahí. Por ahí ahora son las plataformas de lectura 'online', por ejemplo, ese gran caladero en el que algunas editoriales han encontrado textos que se han convertido en 'bestsellers' en papel gracias a la combinación de amor y sexo enfocado al público adolescente (y preadolescente, a ver quién no ha cogido prestado un libro de sus mayores). Tienen tanto éxito que se trasforman también en series y películas. Y se van replicando de título en título. Son entretenidas, «te gratifican poniéndote ciega de amor y de sexo explícito, pero sin conocimiento. Normalmente escritas por las propias usuarias de las plataformas, son los pinitos literarios de muchas de las lectoras», explica Carranza, que hace mucho que estudia las novelas románticas para adultas y que ahora acaba de empezar con las de adolescentes.
El primer gran caso de éxito fue 'After', de Anna Todd, y luego ha habido muchos más. Tiene muchas seguidoras la venezolana Ariana Godoy, la autora de la 'A través de mi ventana', primera entrega de una trilogía que se pudo leer primero en la plataforma Wattpad y que ya ha publicado Alfaguara; también Flor M. Salvador, Joana Marcús, Mercedes Ron. «No diría que el sexo es el gancho porque tengo historias populares sin sexo. Pero sí creo que hay una curiosidad, la adolescencia es una etapa de descubrimiento y muchos jóvenes recurren a la ficción para explorar, ya que les brinda esa puerta a un mundo diverso y amplio sin tener que exponerse en el mundo real», responde Godoy desde Estados Unidos, donde hace mucho que vive y donde ambienta sus historias.
«Entiendo a los padres, que se preocupen por lo que leen y ven los hijos, pero yo les diría que piensen en cuando ellos tenían 14 o 15 años», dice otro superventas, Blue Jeans. Su 'boom' es anterior a la aparición de este fenómeno de novelas en las que se narran relaciones sexuales sin tapujos entre adolescentes. «El libro 'After' ha sido una antes y un después, ha pasado la línea de lo explícito, las escenas no se cortan. Se hizo viral entre los jóvenes y luego han venido series como 'Elite': sexo sin miramiento, drogas que parece que encuentran en cualquier rincón, fiestas cada día a los 15 años», describe. Él decidió hacer una encuesta entre sus lectoras para saber si estaban de acuerdo con su forma de reflejar el sexo en las páginas porque «sí pongo punto y final a eso. No hay que quedarse corto, pero no quiero pasarme porque sé que lo están leyendo chavales de 14 y 15 y también gente de treinta». Más del 90% de quienes respondieron a la pregunta en las redes aseguró que su manera de tratar el sexo «era lo razonable, que la escena lo requiere. Con 17 años, lo normal es que haya una relación sexual. Y si cuento la realidad, la cuento como es, no como me gustaría o como yo la vería. Me quedé tranquilo».
«Creo que hay libros para todos los gustos, y esa variedad es algo que beneficia al lector porque tiene donde escoger», prosigue Ariana Godoy sobre los suyos. Alfaguara acaba de publicar 'Sigue mi voz', una historia de amor, aceptación y superación que trata temas como la falta de autoestima y la salud mental. «Tengo libros con relaciones sanas y con relaciones que no lo son, y no creo que ninguno sea mejor que el otro, solo son diferentes historias para contar», dice cuando se le pregunta por otra de las aristas de sus novelas de amor para adolescentes: las relaciones tóxicas y los clichés sobre chico malo y chica buena que lucha para cambiarlo, un clásico del género. «Tampoco creo que un cliché sea algo malo. Una historia puede estar llena de clichés, y el autor aún así puede hacerla única, darle su toque, su estilo, su desarrollo».
Eso es un hecho y Maite Carranza no les niega a esta autora y otras del género su capacidad de llegar a su público, de encontrar un lenguaje directo, de escribir diálogos frescos y de salpimentar la narración con humor. Pero sí hay que hablar del cliché como algo malo. De este cliché en concreto. Esas relaciones tan desiguales entre chicos y chicas, se mire por donde se mire, son muy retro. El gran problema, señala la autora catalana, no es que se presente en estos libros un sexo «imposible», creando unas expectativas tan altas que son incumplibles (como les pasa a los chicos con el porno), sino que se están colando mensajes «peligrosos» en los textos. «Es el peligro del que nadie habla, ni padres, ni educadores, ni crítica, que no le dan importancia mientras sí se la dan al sexo», explica. «Los valores que estos libros están inculcando son terroríficos».
En estas narraciones se habla de chavalas obsesionadas por casarse con el que creen que es el amor de sus vidas... incluso a los 15 o 16 años. Es ese o ninguno. A veces hay un par de opciones, y suelen ser o dos hermanos o dos amigos, lo que remite a «la idea de que solo hay seguridad en el círculo más íntimo», explica Carranza. Fuera de ese círculo no hay que poner el pie. Otras veces, y no son pocas, el objeto de deseo es un hermanastro que se ha criado con ellas en su misma casa, educado por los mismos progenitores, «con lo que juegan con el incesto». Y planean sus bodas. Parece que no hay otra cosa en sus horizontes, por mucho que se presentan como chicas responsables, estudiosas, independientes, con sueños.
Las chicas persiguen y vigilan al 'crush' -el amor platónico- o son ellos los que las persiguen a ellas porque, a pesar de que al principio no quieren nada con estas chicas, se sienten atraídos por la diferencia y con ganas de enseñarles lo que saben. Ellos les dicen a ellas 'dime que eres mía'. Ellas se enfadan si él habla con otra chica; los celos y el control de dispositivos o de relaciones ajenas a la pareja están muy presentes. Y, en una vuelta de tuerca de la cosificación, las protagonistas solo hablan de los bíceps, los culos y las melenas de sus amores. «Están inermes ante la belleza masculina», casi resopla Carranza.
Ellos saben de sexo, ellas no. Es más, ya que quieren casarse con sus chicos malos, queda claro que la aspiración es que esa sea la única pareja sexual que conozcan en sus vidas. En su horizonte, «un amor puro y eterno, esa es la ley del género», señala la autora catalana. Lo cual estará bien para un sector de la población mundial, pero suena un poco antiguo... sobre todo cuando las protagonistas están saliendo del cascarón. «Lo que a mí me preocupa es que una lectora de treinta años tiene experiencia en la vida, pero las adolescentes están empezando a relacionarse y estos libros pueden dar lugar a confusión: no son manuales de instrucciones de buena conducta y proponen obsesiones enfermizas en vez de conocer mundo. La pornografía es más sentimental que sexual», zanja Carranza.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Estos son los mejores colegios de Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.