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Paolo Gasparini, el fotógrafo que mejor ha retratado las contradicciones del continente, muestra su trabajo en la Fundación Mapfrebegoña rodríguez
Viernes, 3 de diciembre 2021, 22:32
El Centro de Fotografía KBr Fundación Mapfre de Barcelona inicia su temporada expositiva presentando tres centenares de imágenes de Paolo Gasparini procedentes de sus fondos, ... fotografías que testimonian sus cerca de sesenta años de trayectoria. En palabras de la Fundación, la exposición 'Paolo Gasparini. Campo de imágenes' hace un recorrido completo por la trayectoria del artista, centrado tanto en sus fotografías como en otro de sus soportes principales de expresión, el fotolibro, mecanismo narrativo crucial para definir la historia de la fotografía en el continente. El espectador podrá recorrer seis décadas de carrera fotográfica que ofrecen, en su conjunto, un itinerario por diversas urbes mutantes: Caracas, La Habana, Sao Paulo, Ciudad de México, pero también con resonancias en Múnich, París, Londres o Barcelona.
La muestra está dividida en dieciséis secciones que recogen los proyectos más relevantes del artista y hace hincapié en sus fotolibros, que Gasparini reconoce como un medio de expresión equiparable, en importancia, a sus fotografías.
Las imágenes de Gasparini transmiten la dura realidad social que ha enfrentado una región cuya autenticidad cultural es incuestionable y donde pasado y tradición local dialogan con una torpe modernidad impuesta. Por eso crea una obra con un lenguaje visual propio que parece manifestar siempre una crítica a la sociedad de consumo, al tiempo que revela una cierta obsesión por el modo que tiene el marketing y la publicidad de seducirnos.
Como italiano de nacimiento pero venezolano en esencia, el autor ha tratado de eliminar con su trabajo visiones etnocéntricas y los estereotipos que históricamente han definido Latinoamérica, casi siempre en función del otro, a lo que han contribuido los distintos populismos y nacionalismos que ha sufrido el continente.
Pero, ¿cómo llegó este italiano a Sudamérica? Gasparini, nacido en la villa italiana de Gorizia en 1934, emigró a los 20 años a Caracas, donde ya se encontraba parte de su familia, incluido su hermano Graziano, arquitecto que le había regalado su primera cámara en la adolescencia. Allí se instaló, emprendiendo una carrera que comenzaría captando edificaciones y los arrabales de la capital venezolana; compaginaría en adelante con encargos de la Unesco su obra más personal, que desarrolló tanto en su país de acogida como en Cuba y que germinó en fotolibros como el emblemático 'Para verte mejor, América Latina' (1972).
Pronto, en 1979, se convertiría en el primer artista de esa región presente en Les Recontres Internationales de Arlés, cuya medalla recibiría en 1984, un reconocimiento al que seguirían el Premio Nacional de Fotografía de Venezuela y su participación en la Bienal de Venecia.
Movió a Gasparini el interés por retratar las tensiones y contradicciones culturales propias de los países sudamericanos: buscó captar su realidad social, la autenticidad de su cultura y el diálogo entre una modernidad que se abre torpemente camino y las tradiciones locales; todo ello desde un lenguaje visual propio que «mira con tanta fascinación como recelo los recursos del marketing para seducirnos y los reclamos de la sociedad de consumo» (masdearte.com). Dados los variados escenarios en los que trabajó, los espectadores podrán sacar conclusiones sobre las diferencias entre las urbes latinoamericanas y entre estas y las europeas, a menudo en relación con las migraciones, como apunta la comisaria de la exhibición, María Wills: «Las fotografías de Gasparini reflexionan sobre los efectos de décadas de migraciones políticas en los siglos XX y XXI».
Por otro lado, es interesante señalar que Gasparini en general conjuga la imagen con la escritura y la metáfora poética, incorporando en el campo visual eslóganes publicitarios y grafitis, como si la imagen no significara por si sola. De hecho, afirma que «la imagen sola con un clavo pegado en la pared no me interesa. Mi interés siempre ha sido editar las imágenes como se articulan las palabras, los discursos, de ahí surgen las Epifanías, los Fotomurales y las Fotosecuencias. A partir de una imagen fugaz me gusta elaborar 'frases visuales', completar una situación como un modo de construir pensamientos».
Las dos últimas décadas las ha pasado el artista viajando tanto por Europa como por América Latina para completar temas que ya había tratado o para participar en la organización de exposiciones de sus imágenes y fotolibros (llevó a cabo una veintena). Gasparini sigue fotografiando en al actualidad porque, como le comenta a Sagrario Berti en una entrevista, «al final de tantos viajes creo que algunas imágenes todavía muerden, 'pinchan' como apunta Barthes. Creo que las fotos pueden ayudarnos en la difícil tarea de 'saber ver', de pensar y resistir a este mundo consagrado a la grandilocuencia del cosmorama, de la representación que propaga la mentira y que, cada vez más, reduce y desprecia la vida».
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