Lalo, el compositor que amó la música española sin conocer el país
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Se cumplen 200 años del nacimiento del autor de un par de grandes obras dedicadas a su amigo Pablo SarasateAniversario ·
Se cumplen 200 años del nacimiento del autor de un par de grandes obras dedicadas a su amigo Pablo SarasateLlamémosle azar, o inspiración. A veces ocurre: un creador produce lo mejor de su catálogo en muy pocos años, apenas cuatro o cinco. Y luego, nada vuelve a ser igual. Ni el mayor dominio técnico ni la experiencia le sirven para igualar esas creaciones, no ... digamos para superarlas. Es exactamente lo que sucedió con Édouard Lalo, que entre 1873 y 1877 escribió el Concierto para violín, la Sinfonía Española, la ópera 'Le roi d'Ys' y el Concierto para violonchelo. Un lustro feliz que, de haberse prolongado en cuanto a la calidad de su producción, habría servido para colocarlo en lo más alto de la música francesa y europea del siglo XIX. No fue así, y este compositor de quien se especula sobre su posible origen español, ocupa una segunda fila por detrás de los más grandes. Su popularidad se debe sobre todo a unas obras de marcada inspiración española, producto muy probablemente de su amistad con el violinista navarro Pablo Sarasate, quien estrenó las dos primeras obras citadas.
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Lalo fue seducido por el folclore de un país que tantos franceses consideraban como la antesala de África pero no sintió nunca la necesidad de cruzar los Pirineos. Será lo que pase unos años después con Debussy, fascinado por lo español -no hay más que ver su catálogo- pese a que su experiencia en el país se limitó a una tarde en San Sebastián. Lo del autor de la 'Sinfonía Española' no llegó siquiera a eso. El próximo viernes se cumplirán 200 años del nacimiento de Édouard Lalo.
El siglo XIX, por influencia del Romanticismo, trajo consigo un interés por lo exótico. Eso creó algunas paradojas, como que varias de las obras que más fácilmente identificaría cualquier aficionado como españolas fueron escritas por músicos extranjeros, de Glinka a Debussy y Ravel. Sin olvidar a Bizet, cuya 'Carmen' -que fija un canon de lo que se entiende por español en Francia y en Europa- se estrenó apenas veinte días después que la 'Sinfonía Española', en el invierno de 1875.
En el caso de Lalo, no es descartable que tuviera origen español. Se sabe que su madre se apellidaba Wacquez, pero no parece suficiente para garantizar la existencia de unas raíces en la península. Lo que está documentado es que nació en Lille el 27 de enero de 1823, hijo de un militar cuya oposición a que estudiara música hizo que se fuera de casa a los 16 años para formarse en París. Allí conoció al pintor Delacroix, estudió violín, profundizó en la obra de Beethoven, organizó una sociedad de conciertos y un cuarteto en el que tocaba la viola y con el que se prodigó en la interpretación de música alemana.
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A los 42 años se casó con la cantante Julie Bernier de Maligny y tras la boda volvió a componer después de unos años de sequía causada por la mala recepción de sus primeras obras. Para su esposa escribirá un buen puñado de canciones.
Sin embargo, sus grandes éxitos llegan con obras para orquesta o solista y orquesta. En esos años prodigiosos de la mitad de los años setenta, obtiene un éxito tras otro. Solo la ópera 'Le roi d'Ys' debe esperar para obtener un reconocimiento más tardío.
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El exotismo, la pasión por el folclore español y las historias de aventuras marcan su obra. En los ochenta sus triunfos son mucho menores pero aún obtiene uno notable con el ballet 'Namouna', donde utiliza ritmos y melodías procedentes de Marruecos y el norte de África en general.
La Sinfonía en sol menor, escrita en 1886, incluye también algunos elementos de danzas españolas en su parte final. Es, probablemente, la última de sus obras más relevantes.
El caso de Lalo es singular porque no tratándose de uno de los grandes compositores es muy apreciado por los solistas de instrumentos como el violonchelo y, sobre todo, el violín. La razón es que firmó tres partituras que son muy agradecidas para los intérpretes -si previamente han logrado superar sus dificultades, claro- y de éxito seguro entre todos los públicos, por su musicalidad y porque se trata de piezas muy conocidas dado que además han sido bastante utilizadas en otros ámbitos como la publicidad y el cine. Además, fue un gran promotor musical, que llevó a Francia el gusto por los compositores centroeuropeos en un momento en que sus contemporáneos parecían no aceptar nada que no fuera genuinamente francés.
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La influencia de Lalo se extiende más allá de su presencia en las salas de conciertos, donde apenas si se programan cuatro o cinco obras, al menos fuera de Francia. Hay una pieza de extraordinaria celebridad que está inspirada por una partitura muy poco conocida del compositor de Lille: se trata del tema principal de la banda sonora de 'Lawrence de Arabia', escrita por Maurice Jarre, que parte de un tema del Concierto para piano y orquesta de Lalo. Un buen ejemplo de cómo una pieza que muy pocos han escuchado en vivo -no hay ningún gran pianista que la tenga en su repertorio porque no se programa nunca- o en disco -aunque existen algunas grabaciones- puede ser el origen de otra que todo el mundo conoce. Al final, Lalo le debe mucho a Sarasate de manera directa y a Jarre de forma indirecta. Y póstuma. Murió el 22 de abril de 1892 en París.
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