Javier Perianes era una de las grandes atracciones de la malograda temporada de la Orquesta Sinfónica de Bilbao. Para los pasados días 4 y 5 estaba prevista su actuación, con el concierto 'Emperador' en el atril. La pandemia lo impidió, como tantas otras cosas, pero ... el pianista onubense ha encontrado un hueco en su agenda y a mediados de noviembre, si el virus no lo impide, se subirá al escenario del Euskalduna para interpretar esa obra enorme de Beethoven solo un mes antes del 250 aniversario de su nacimiento.
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Si cada intérprete tiene una obra que es algo así como un fetiche, la de Perianes (Nerja, 1978) puede ser este concierto. Él ha contado más de una vez que en la primavera de 2006, cuando planeaba su boda para julio de ese año, hizo un pacto con su novia: la fecha era inamovible salvo que le llamara Daniel Barenboim para proponerle tocar juntos. Era un sueño, una de esas cosas que se dicen a sabiendas de que es muy improbable que pasen. Pero sucedió. Barenboim había escuchado una de sus grabaciones y le envió un mensaje: quería que ese verano hicieran el concierto 'Emperador'. Casi nada: el pianista y director de fama mundial lo llamaba para invitarlo a tocar una de las obras mayores del repertorio. La boda se retrasó unos días pero la carrera internacional del joven pianista andaluz dio un gran salto cualitativo con esa invitación.
La progresión de Perianes desde entonces no deja lugar a dudas: ha tocado en las mejores salas del mundo, del Carnegie Hall al Barbican o la sede de la Concertgebow de Ámsterdam, y con las mejores orquestas y directores. Hace dos años emprendió un proyecto solo al alcance de quienes ya están a un altísimo nivel. Consistía en tocar los cinco conciertos de Beethoven en una gira por distintas capitales europeas, para concluir en Londres. Su socio en la aventura era el director vitoriano Juanjo Mena y la orquesta, la Filarmónica de la BBC, de la que este fue titular.
Hay otro dato que revela la proyección de Perianes: su discografía. Va ya por una veintena de discos, casi todos ellos con el sello Harmonia Mundi, que le ha dado una gran libertad a la hora de elegir el repertorio. El resultado es una colección en la que ha abordado diferentes estilos, de Bartók a Debussy, de Schubert a Mendelssohn, de Beethoven a Grieg y Ravel. Y, por supuesto, la música española. Ahí están Mompou, Albéniz, Granados, Falla, Turina, Blasco de Nebra...
Son también músicos españoles quienes protagonizan el último álbum de este pianista de temprana madurez (el calificativo de 'maduro' lo ha usado Juanjo Mena, que tanto ha trabajado con él a lo largo de los años). El álbum se titula 'Cantilena' y en él Perianes se asocia a la violista alemana Tabea Zimmermann, en un dúo que se adentra en un repertorio en el que el pianista andaluz ha sido sin duda quien se ha hecho cargo de la parte más 'idiomática' del contenido.
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Con la excepción de dos obras ('Le grand tango' de Pizzolla, que abre el álbum, y 'Cantilena' de la Bachiana Brasileira Nº 5 de Villa-Lobos, que le da título), todo es música española. Ahí están las 'Cinco canciones negras' de Montsalvatge; 'Siete canciones populares españolas' de Falla; cuatro piezas breves de Pau Casals; otras tantas 'Tonadillas en estilo antiguo' de Granados; y el 'Tango' de Albéniz. Algunas de las transcripciones para viola y piano son de la propia Zimmermann.
En el álbum y en los vídeos que han grabado con motivo de su lanzamiento, Perianes se muestra extrovertido y simpático, tal y como es también en la distancia corta. Un intérprete que suele comparar una trayectoria artística con una carrera de fondo -de ahí que haya renunciado expresamente a ciertos fuegos de artificio que caracterizan a artistas que han logrado ascensos meteóricos pero que luego han dado demasiados bandazos- y que tiene una gran capacidad de comunicación con el público. No es fácil lograr que los espectadores se emocionen hasta el extremo de soltar unas lágrimas durante una interpretación y a él le ha pasado más de una vez.
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Por esa capacidad de relacionarse con quienes están sentados en el patio de butacas la BOS le ha ofrecido también un recital -abrirá el ciclo de cámara- bajo la fórmula 'muy personal'. Lo que significa que llegará, se sentará al piano y tocará lo que más le apetezca en ese momento, sin que el público tenga información previa sobre las obras elegidas. Muy pocas veces la BOS ha hecho algo así (con Achúcarro, por ejemplo), lo que da una idea de la confianza plena en la temprana madurez de este pianista para quien el 'Emperador' de Beethoven será siempre un concierto muy especial.
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