Un idilio con la pantalla

En esa enorme lista hay de todo: desde filmes de los que nadie ha oído hablar hasta clásicos imperecederos. Películas de acción y obras intimistas. Aventuras y drama. Comedia y terror. Lo mismo sucede si se habla de la pequeña pantalla. Beethoven sirve igual para la serie 'El cuento de la criada' que para 'Los Simpson'; para relatos policiales ('Bones', 'Castle') que para comedias costumbristas ('Cuéntame cómo pasó', 'Aquellos maravillosos años', 'Modern family'); ciencia ficción ('Star Trek', 'La cúpula'); acción ('La casa de papel', 'Mash') o dibujos animados con afán divulgativo ('Érase una vez el hombre', 'Los teleñecos').

En el cine, la lista es interminable. Dejando a un lado por muy obvias las películas que giran en torno al propio compositor, o en las que los personajes son intérpretes y ensayan y ofrecen conciertos, el sordo de Bonn pone el fondo musical a todos los géneros. Y además lo hace de forma creciente. En este año que agoniza hay registrados ya 26 productos audiovisuales que cuentan con su música. Lo hacen sobre todo películas europeas y estadounidenses. Ha sido así en este siglo de cine sonoro. Y eso incluye desde Buñuel ('La edad de oro') hasta directores que son conocidos por usar en especial el jazz en sus filmes, como Woody Allen ('Magia a la luz de la luna').

En algunas películas, su música se convierte casi en un leitmotiv. Sucede con 'La naranja mecánica', cuyo protagonista está literalmente obsesionado por la Novena. La usan cineastas muy intelectualizados (Hanecke, en 'Amor') y el Midas de Hollywood (Spielberg en 'Jurassic Park'), aparece en comedias sofisticadas ('Sexo en Nueva York' y 'Un toque de distinción') y en historias que se convierten en iconos de una época ('El club de los poetas muertos'); en el cine español ('Las verdes praderas') y en las más impenetrables películas soviéticas ('Stalker').

La variedad de cineastas y géneros no encuentra paralelismo en las obras utilizadas. Aquí, el repertorio se estrecha de manera que una decena de partituras alimentan casi la mitad de los filmes: son las sinfonías Nos. 3, 5, 7 y 9, las sonatas 'Claro de luna', 'Patética' y 'Kreutzer', 'Para Elisa', la obertura 'Egmont', el concierto 'Emperador'... y muy poco más.

Ahí está su música, pero el personaje también ha sido objeto de tratamiento en la gran pantalla. Dejando a un lado los documentales (hubo varios incluso en la época del cine mudo, por paradójico que resulte) y las películas en las que tiene un protagonismo muy menor, poco más que un cameo, destacan unos pocos títulos. 'Un gran amor de Beethoven' de Abel Gance (1936) trata de indagar en el misterio de la mujer a la que el genio amó, igual que la fallida 'Amor inmortal', de Bernard Rose (1994).

'Heroica' de Walter Kolm-Veltée (1949) se adentra en el proceso creativo de la Sinfonía Nº 3, como hace 'Copying Beethoven' (Agnieszka Holland, 2006) en la Novena. Un filme de la República Democrática Alemana ('Beethoven: días de su vida' de Horst Seemann, 1976) se detiene en el entorno familiar y político del compositor. Esa película no se ha estrenado en España. Son los títulos más relevantes en una filmografía sobre Beethoven que nunca alcanzará el nivel de aquella en la que suena su música.