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La primera mención a las hormigas grises se encuentra en las memorias del doctor Livingstone, supongo. En ellas nos cuenta que, al atravesar el Zaire por el codo que forma al descender en Kisangani, se dio de bruces con una especie de hormigas nunca vistas, ... que al sol de la tarde tropical parecían fabricadas de madreperla o cemento fresco. El doctor llevaba con él un mapa, que se quedó entre los arbustos cuando la expedición fue atacada por un rinoceronte, también gris; ese y no otro ha de ser el origen de la insólita familiaridad de este tipo de artrópodos con los signos, y de su uso para obtener presas de mayor enjundia que gusanos o escolopendras, muy abundantes, por otro lado, en las latitudes que suelen habitar.

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