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Una explosión sacude la Tantive IV. El destructor estelar imperial de Darth Vader ha asestado un golpe mortal a la corbeta en la que viaja la princesa Leia. «¿Has oído eso? Nos han dado en el reactor principal. Seguramente seremos destruidos. ¡Es una locura!», dice ... un androide que camina apresuradamente por un corredor de la nave. Junto a él, un robot bajito de forma cilíndrica, que va sobre ruedas, responde con pitidos.
Así se presentaron al mundo C-3PO y R2-D2 en 'La guerra de las galaxias' en 1977. El primero, un androide de protocolo miedica y metepatas, domina con fluidez más de seis millones de formas de comunicación. Solo él entiende los pitidos de su compadre. Este, un valiente droide astromecánico, lo mismo lleva un mensaje secreto de un lado a otro de la galaxia que accede al sistema informático de una fortaleza inexpugnable o repara un caza rebelde en plena batalla espacial.
Ralph McQuarrie diseñó a la extraña pareja siguiendo instrucciones de George Lucas. R2-D2 fue ideado como un manitas. De ahí que esté lleno de herramientas retráctiles. C-3PO es una versión masculina de María, el robot de la 'Metrópolis' (1927) de Fritz Lang. De aspecto 'art déco', aunque el cineasta lo concibió con la personalidad de un vendedor de coches de segunda mano, acabó siendo una suerte de mayordomo inglés neurótico por obra y gracia de Anthony Daniels, el humano que lleva dentro.
Dorado de pies a cabeza, de andar cómico y modales siempre fuera de lugar, el pequeño Anakin Skywalker -luego, Darth Vader- construyó a C-3PO cuando era esclavo en Tatooine. Le saca de quicio el carácter reservado de R2-D2, su predisposición a ser depositario de secretos que salvarán a la galaxia y de los que él nunca se entera. Cuando su pequeño socio no atiende a sus exigencias, le da manotazos y patadas, y le llama «cabezudo». Este, a su vez, le considera un «filósofo absurdo».
Las pasan canutas en la trilogía original. C-3PO pierde un brazo en Tatooine en una emboscada de los moradores de las arenas y, en el ataque a la primera Estrella de la Muerte, R2-D2 sufre graves daños como mecánico del caza de Luke. En su siguiente aventura, el androide es desmembrado en la Ciudad de las Nubes de Bespin por fisgón y, durante buena parte de 'El Imperio contraataca' (1980), sobrevive despiezado a la espalda de Chewbacca, hasta que este y R2-D2 lo reparan.
Los dos robots son los únicos personajes que aparecen en las nueve películas de la saga de los Skywalker. Protagonizan el primer diálogo de la epopeya -que abre estas líneas- y son su «centro emotivo», como indica Christopher Deis, profesor de Ciencias Sociales del Instituto de Tecnología de Illinois. Lanzan a Luke a la aventura y desde 1977 no han dejado de ayudar a sus amigos, de meterse en líos y de hacernos reír. Son los Stan Laurel y Oliver Hardy de la galaxia, el cobardica y el echado p'alante cuya comicidad aligera la tensión dramática.
Además, R2-D2, el personaje preferido de Lucas, es el que nos cuenta la historia porque es el único que la ha vivido de principio a fin y lo recuerda todo. A su parlanchín compañero, le borran la memoria al final de 'La venganza de los sith' (2006) para evitar que se vaya de la lengua y revele accidentalmente al emperador o a Darth Vader el paradero de los pequeños Luke y Leia.
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