![Familias](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2024/06/08/ter-familias-krEH-U220373531661RyF-1200x840@El%20Correo.jpg)
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He leído la novela 'Todas las familias felices', cuyo título, como saben, está tomado del comienzo de Ana Karenina: «Todas las familias felices se parecen, las desdichadas lo son cada una a su manera». No había leído nada de Le Tellier, Premio Goncourt 2020. Cuenta ... la historia de su familia eligiendo sin piedad pasajes en los que su madre es una mujer desequilibrada, dominante, insufrible, organizadora de escenas que lo avergüenzan; su padre biológico se dio a la fuga en cuanto vio el panorama; su padrastro es un pusilánime sumiso, y así el resto de familiares insustanciales. El título, como ven, no es irónico sino sarcástico, esa variedad malvada del humor pretendidamente inteligente.
En el último capítulo, como justificándose por su implícito exhibicionismo superviviente del naufragio familiar, dice Le Tellier que también François Mauriac escribió sobre su madre para vengarse: «Con razón o sin ella -escribió Mauriac- culpaba a mi madre de lo que yo era entonces. Me parecía que expiaba la desgracia, desde mi infancia, de haber sido exageradamente mimado, vigilado y atendido. En aquel tiempo fui con ella de una dureza atroz. Le reprochaba el exceso de su cariño. No le perdonaba que me abrumase con todo lo que solamente ella había de darme en el mundo, todo lo que yo no habría de conocer de nadie más que de ella». Dice también Le Tellier que Albert Cohen escribió 'El libro de mi madre' para que lo perdonaran. Cohen escribió que nadie como su madre lo habría defendido, aunque no tuviera razón; le habría seguido queriendo incondicionalmente, aunque a veces no lo mereciera.
He visto 'La piel dura', la película de Truffaut sobre la infancia mencionada en la novela. En la escena final, tras el descubrimiento de que a uno de los niños lo ha maltratado su madre hasta dejarle el cuerpo lleno de cicatrices, el maestro les dice: «Por una extraña circunstancia, quienes han tenido una juventud difícil están mejor dotados para afrontar la vida adulta que aquellos que han sido protegidos o mimados». No sé. Yo fui un niño muy querido. Más tarde sentí que la familia, junto al ambiente general, gris, autoritario y mojigato, era un lastre para el vuelo. Los tiempos estaban cambiando, pensé, pero la bronca generacional continúa, solo cambia el pretexto. Hoy sonrío a menudo imaginando lo que diría en cada caso mi madre -con quien tuve mis peloteras-, recuerdo sus dichos, que ahora me parecen tan expresivos.
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